Definición de símbolo patrio
Símbolo es un término que procede del vocablo latino simbŏlum y que se emplea para hacer referencia a aquello que permite representar una idea percibida mediante los sentidos. Los símbolos no cuentan con una semejanza o con un vínculo de contigüidad respecto a su significado: funcionan por una convención.
Patrio, por su parte, es algo vinculado a la patria (el territorio ligado a una comunidad humana a través de cuestiones afectivas, culturales, históricas y jurídicas).
Se conoce como símbolo patrio, de esta manera, al elemento que permite la representación de un país, una nación o un Estado. Es habitual es que estos símbolos resuman valores históricos de la tierra en cuestión a través de una imagen, en ocasiones acompañada por una frase.
El símbolo patrio más conocido es la bandera nacional. Cada país tiene su propia bandera, que emplea para indicar su dominio en un cierto territorio y para identificar a las personas que lo representan en un certamen internacional, por citar dos posibilidades. Los atletas olímpicos, por ejemplo, desfilan al comenzar el evento con la bandera del país al que representan.
Otro símbolo patrio popular es el himno nacional. En este caso, no se trata de una representación gráfica, sino de una composición musical que, a través de su letra, exalta los valores y la historia de la nación.
Existen, por otro lado, símbolos patrios que son menos conocidos fuera de los límites de un país, ya que tienen un menor grado de exposición en eventos de carácter internacional, como pueden ser el escudo, el animal o la flor nacionales. De hecho, mucha gente desconoce las características de estos tres elementos representativos de su propio país.
Debido a que representan a un país y, por extensión, a la población, se considera que la profanación y la vulneración de los símbolos patrios son ofensas graves e incluso delitos.
En medio de situaciones difíciles a nivel político y social, es común la quema de una bandera como símbolo de descontento con ciertas decisiones, o de rechazo por una nación, ya sea la propia o una diferente, siendo este último caso el más frecuente.
Como se menciona más arriba, no todo el mundo conoce los símbolos de su propia nación en profundidad. Esto puede ser el reflejo de la creciente desconexión con las raíces y la falta de compromiso, un fenómeno que se aprecia sobre todo en el uso de la lengua y en el arte.
Muchos docentes de diferentes partes del mundo se quejan cada vez más de la falta de interés que sus alumnos muestran por el estudio de la lengua: desde Japón hasta Argentina, pasando por Francia y Estados Unidos, los niños y adolescentes parecen respetar cada vez menos la lengua materna. Esto no ocurre porque sí, como un evento aislado, sino que está íntimamente ligado a la forma en la que los mayores presentan los valores a los jóvenes, y los símbolos patrios deberían estar en este grupo.
Si bien el desapego por los símbolos patrios y las costumbres no tiene lugar al mismo nivel en todos los países, es una cuestión bastante generalizada. Claro que esto no debe ser tomado como algo negativo necesariamente; algunos opinan que es necesario derribar las barreras que nos separan en países, y los símbolos patrios son quizás la primera de ellas.
El ser humano se encuentra en una etapa muy contradictoria de su evolución, en la cual los avances tecnológicos y científicos son más sofisticados que su desarrollo social. Somos capaces de inventar teléfonos móviles flexibles, pero aún no hemos resuelto la repartición de las tierras. ¿Son necesarios los símbolos patrios? ¿Nos aportan algo positivo en la relación con el resto del mundo? ¿Podríamos vivir ordenadamente sin ellos? Todos interrogantes que todavía parecen tener una prioridad demasiado baja.