Definición de refrigerante

Refrigerante es un adjetivo que hace referencia a aquello que refrigera. Refrigerar, por su parte, es la acción que se realiza para lograr que descienda la temperatura de algo.

El término puede vincularse al conducto que tiene una pared doble: por él fluye un líquido que es enfriado por la influencia de otro que se halla en el recinto externo.

Un refrigerante, por otra parte, es una sustancia que absorbe el calor de otro cuerpo y que, por lo tanto, lo enfría. El agua, ya sea en estado líquido o como hielo, es el refrigerante más común y que se utiliza desde tiempos prehistóricos.

Con el tiempo, el hombre comenzó a investigar sobre la acción de estos refrigerantes, añadiendo sal al agua, modificando la presión del vapor y empleando aire comprimido. Ya en el siglo XIX, se hizo frecuente el uso de cloruro de metilo, amoníaco y otros fluidos a modo de refrigerantes.

En la actualidad, los refrigerantes que se emplean a nivel industrial deben contar con ciertas propiedades que garanticen su estabilidad y seguridad durante su utilización. En general se trata de sustancias que no son inflamables ni explosivas, y que además no corroen los materiales con los que entran en contacto.

Los equipos de aire acondicionado, las cámaras frigoríficas y las fábricas de hielo son algunas de las instalaciones que requieren de refrigerantes para su funcionamiento. En los automóviles, se utiliza un refrigerante que combina glicol y agua para disipar el calor del motor y así evitar el sobrecalentamiento.

El líquido refrigerante y el agua en los coches

La elección de un buen líquido refrigerante para el automóvil no es fácil, dado que existen muchas opciones y también diferentes puntos de vista acerca de cuál es la mejor práctica. Algunas personas incluso se preguntan si es posible mezclarlo con agua corriente. Otra duda habitual es cada cuánto es necesario reponerlo. Veamos a continuación algunos conceptos y puntos de vista relacionados con este tema.

Gracias a actuar como antioxidante y a poseer un punto de ebullición superior al del agua, el líquido refrigerante resulta más eficiente para el sistema de refrigeración de un coche. Apoyándonos en esta explicación, es correcto decir que no se aconseja mezclar ambos productos ni optar simplemente por el agua, sino limitarse a utilizar el líquido recomendado por el fabricante del vehículo.

Pero, ¿qué ocurre si utilizamos agua en lugar de líquido refrigerante, exactamente? En primer lugar, puede dar lugar a la formación de partículas que actúen como una obstrucción en el sistema, dificultando el flujo y exponiéndolo a temperaturas excesivas y altas presiones.

Además, si se ha utilizado agua durante un tiempo prolongado, pasar directamente al líquido refrigerante también puede traer consecuencias negativas, como causar daños en el sistema de refrigeración. Una razón bien precisa es que el líquido refrigerante también es capaz de limpiar los ductos que atraviesa, arrastrando todos los elementos que encuentre a su paso, y cuando promueve el desprendimiento de fragmentos del óxido causado por el agua, éstos pueden obstruir o dañar partes blandas del motor, como ser las mangueras.

Para evitar una situación tal, lo mejor es llevar el coche a un especialista, para que lo examine y determine si se puede hacer el cambio. De todos modos, cabe mencionar que en las instrucciones elaboradas por los fabricantes de automóviles siempre se especifica qué clase de líquido debe usarse.

Como dato curioso, cuanto mayor sea la altura sobre el nivel del mar de una ciudad, menor será el punto de ebullición de los líquidos, tanto del agua como del refrigerante. Si bien se trata de diferencias mínimas, de unos pocos grados, ésta puede ser una razón más para evitar el uso del agua en el sistema de refrigeración.

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