Definición de premeditado

Premeditado es un término que no aparece en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). La palabra que sí forma parte de la publicación, en cambio, es premeditar.

Este verbo se refiere a reflexionar sobre una acción antes de llevarla a cabo. Se entiende, por lo tanto, que quien premedita algo tiene en claro que sus actos tendrán consecuencias. Este proceso de reflexión se conoce como premeditación, un concepto que se usa con frecuencia en el derecho para referirse a aquellos delitos que fueron planificados por el individuo que los comete, lo que agrava su responsabilidad.

Retomando la palabra que origina este artículo, podemos afirmar que algo premeditado es lo que se realiza tras un análisis previo. Estas acciones, por lo tanto, se diferencian de las espontáneas, naturales, instintivas, accidentales o irreflexivas.

Tomemos el caso de un asesinato. Un hombre aparece muerto y la policía descubre pruebas que permiten detener al culpable. El abogado del asesino, con la intención de conseguir una pena lo más leve posible para su defendido, asegura que el criminal actuó bajo el influjo de una emoción violenta. Los investigadores, sin embargo, demuestran que el asesino esperó a la víctima durante dos horas escondido detrás de un árbol y que llevó el arma homicida desde su casa. El juez, por lo tanto, advierte que se trató de un homicidio premeditado que el asesino planificó mucho antes de la acción en sí misma.

Es posible entender la noción con ejemplos más cotidianos y no tan trágicos. Un joven recibe un pelotazo en la cabeza por parte de un compañero de su escuela, quien le pide disculpas y asegura que fue sin intención. El muchacho que recibió el golpe, sin embargo, cree que fue premeditado y que su compañero apuntó para atinarle en la cabeza.

La etapa en la que un crimen premeditado se planea y se estudia cuidadosamente puede ser de unos días, meses o, incluso, de varios años; esto es muy variable, ya que depende de la complejidad de la trama, de la cantidad de gente que se verá perjudicada y de los medios necesarios para llevarlo a cabo, entre muchas otras cuestiones. Por ejemplo, existen casos de niños que se proponen cometer delitos generalmente asociados a los adultos, y que, dadas sus extraordinarias cualidades intelectuales, trazan retorcidos planes que requieren de varios años para completarse.

Desde adolescentes que matan a sus padres a sangre fría para hacerse con su fortuna una vez que atraviesen los inevitables años de aislamiento en un reformatorio o en un hospital psiquiátrico, hasta hombres y mujeres que contraen matrimonio por conveniencia y que le quitan la vida a sus cónyuges con similares propósitos, el crimen premeditado puede parecer el contenido ideal para una serie policial o una película de suspenso, pero se trata de una muestra real de lo peligrosa que puede llegar a ser la mente humana.

Una de las características de quien elabora un golpe premeditado es su inteligencia; generalmente, los criminales más despiadados poseen mentes brillantes, aunque cueste entender por qué no las han aprovechado para hacer el bien, para resolver los problemas de la humanidad. Otro rasgo necesario para idear y sostener un plan tanto tiempo antes de llevarlo a cabo es la paciencia, una virtud a menudo infravalorada aunque sólo unos pocos puedan ostentarla.

Por último, los criminales que ejecutan este tipo de planes suelen tener en común una profunda soberbia; suelen verse a ellos mismos como dioses y desafiar a las autoridades a descubrirlos, con la confianza de estar siempre por delante de éstas, pero también con la esperanza de que todo el mundo se maraville ante la perfección de su proceder.

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