Definición de soberbia
Del latín superbĭa, la soberbia es definida por la Real Academia Española (RAE) como el apetito desordenado de ser preferido a otros. El concepto puede asociarse a la altivez, el engreimiento, la presunción y la petulancia. Por ejemplo: “El actor mostró nuevamente su soberbia al negarse a saludar a los fanáticos que lo estaban esperando a la salida del canal”, “No tiene una pizca de soberbia, pese a que es uno de los artistas más aclamados del mundo”, “Si no consiguió el puesto, fue por su soberbia”.
La soberbia implica la satisfacción excesiva por la contemplación propia, menospreciando a los demás. El soberbio se siente mejor y más importante que el prójimo, a quien minimiza de forma constante. Por eso se comporta de manera arrogante y suele generar rechazo entre el resto de la gente.
En concreto, se establecen que hay varios ítems o características que dejan patente que una persona es soberbia:
• La mayor parte del tiempo que ocupa hablando lo hace refiriendo a los éxitos que ha alcanzado y a los logros que ha obtenido a lo largo de su vida, concretamente dentro de su carrera profesional.
• Disfruta cuando otras personas, fundamentalmente sus “adversarios”, experimentan el fracaso.
• Nunca reconoce sus errores y en absoluto acepta las críticas. Cuando alguien le realiza una crítica de su actuación la manera de defenderse que tiene es atacando.
• Tiene una gran dificultad para pedir perdón. En concreto, sólo en muy contadas ocasiones, y porque ya no le queda más remedio, solicita disculpas por actos que haya realizado o palabras que haya dicho.
• Posee una necesidad imperiosa y, a veces ya enfermiza, de recibir halagos. Por eso, necesita que quienes le rodean estén continuamente alabándolo y resaltando todo lo bueno que hace, las cualidades que tiene, el éxito que está consiguiendo…
• Es una persona que en todo momento necesita tener el control de cualquier situación en la que se encuentra metida.
• Se molesta e incluso puede llegar a sufrir por el éxito de otras personas.
La humildad, la sencillez y la modestia son nociones contrarias a la soberbia. Si a un jugador de fútbol lo catalogan como el mejor del mundo, éste puede comportarse de manera humilde (y declarar públicamente que esas apreciaciones corren por cuenta del público o la prensa y que él sólo trabaja para mejorar cada día) o con soberbia (diciendo que, efectivamente, es el mejor y que sus logros y títulos lo avalan).
Un claro ejemplo de esa diferencia es la que existe en estos momentos entre dos de los mejores jugadores de fútbol del mundo. Así, muchas son las personas, que identifican rápidamente con el primer perfil al argentino Lionel Messi, figura emblemática del F.C. Barcelona, mientras que el segundo tipo de personalidad la asocian con el portugués Cristiano Ronaldo, que juega en el Real Madrid.
Es posible asociar a la soberbia con el orgullo, aunque éste tiene un valor positivo y está considerado como una virtud. La persona puede sentir orgullo por sí misma al reconocer sus éxitos o mejoras, sin que esto la haga sentir superior al resto de los seres humanos. En cambio, cuando ese autoreconocimiento se transforma en soberbia, su objetivo pasa a ser alimentar su ego y su propia vanidad.