Definición de policía
Del latín politia (que procede un vocablo griego), la policía es una fuerza estatal que se encarga de mantener el orden público y garantizar la seguridad de los ciudadanos de acuerdo a las órdenes de las autoridades políticas. Con mayúscula inicial (Policía), el término se refiere a un determinado cuerpo policial mientras que, cuando comienza con minúscula (policía), hace referencia a un miembro de dicho cuerpo o a la fuerza en general.
Una de las definiciones más habituales de Estado señala que esta forma de organización socio-política mantiene el monopolio del uso de la fuerza. Esto quiere decir que los ciudadanos no pueden apelar a la fuerza (a menos que se encuentren en peligro), sino que deben acudir a un cuerpo estatal como la policía.
La mayor parte de las legislaciones otorga a la policía la facultad de disuadir, reprimir e investigar delitos que se cometan contra las personas o la propiedad privada. Un agente de policía puede proceder al arresto de los sospechosos para remitirlos a las autoridades competentes (el Poder Judicial).
Es habitual que la policía trabaje de manera preventiva (con oficiales en la calle para disuadir la comisión de delitos) y que actúe en casos de emergencia (cuando el delito ya está en marcha). La fuerza policial también asiste en la búsqueda y rescate de personas y en situaciones de catástrofe.
En algunos casos, la labor policial no implica el uso de la fuerza, aunque debe exigir el cumplimiento de la ley (por ejemplo, cuando un policía aplica una infracción de tránsito).
El trabajo de un agente de policía exige una gran vocación, dado que se trata de una profesión de entrega constante, de un profundo compromiso social que no se toma vacaciones. Tal como ocurre con una pasión artística, un buen policía no se desconecta de su puesto cuando se encuentra fuera de su horario de trabajo; su sed de justicia lo acompaña las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Existen ciertos rasgos de la personalidad que forman parte de los requisitos de un candidato a policía, como por ejemplo un fuerte autocontrol que permita la resolución de situaciones extremas, una gran tolerancia, un interés genuino por el prójimo y sus problemas y la empatía suficiente para generar confianza y seguridad en quienes acuden a él. Asimismo, se espera que un buen agente cuente con una buena formación académica y que posea una moral inquebrantable.
El estrés puede convertirse en el peor enemigo de un policía, y es importante conocer esta posibilidad antes de decidirse por esta profesión. Pasar muchas horas en la vía pública, tolerando eventuales insultos y provocaciones, soportando el calor y el frío, debiendo responder siempre con respeto y simpatía a las preguntas de cualquier persona, sin importar su nacionalidad, su sexualidad, su religión o su estatus social, son algunas de las características del día a día de un oficial.
Para convertirse en un agente de policía es necesario superar una serie de pruebas, tanto físicas como teóricas. Dado el poco respeto que en muchos países se siente por sus cuerpos de policía, en parte alimentado por la corrupción y la manipulación de la verdad, existe una idea generalizada de que los policías son personas ineptas y desalineadas, que pasan el día leyendo el periódico y bebiendo café.
Sin embargo, dejando los casos excepcionales a un lado, existen millones de jóvenes que se preparan a conciencia, que entrenan duramente y que dejan atrás su vida personal para entregarse de lleno a la protección de sus conciudadanos, arriesgándose día a día para asegurar el bienestar de la mayoría en lugar de conformarse con el propio.