Definición de PPM
La sigla PPM tiene varios usos. Uno de los más frecuentes refiere a las pulsaciones por minuto, una unidad que se emplea para medir la frecuencia cardíaca.
Se denomina pulsación, en este marco, al latido que provoca la sangre en las arterias. La frecuencia cardíaca, al considerar las pulsaciones que se registran en una cierta cantidad de tiempo, revela cuántas contracciones realiza el corazón.
El corazón que funciona correctamente bombea la sangre con una determinada frecuencia (la frecuencia cardíaca) y una cierta presión (la presión arterial). Por eso es importante conocer las PPM de una persona.
En un adulto, se considera normal que registre entre 60 y 100 PPM en estado de reposo. A mayor esfuerzo físico, más PPM.
La idea de PPM también aparece en el terreno de la música para medir el ritmo de una composición. Estas pulsaciones o pulsos surgen al dividir el tiempo en partes iguales.
La celeridad a la hora de la ejecución de la obra se conoce como tempo. Dicha celeridad crece simultáneamente con el número de PPM. El tango, por ejemplo, tiene unas 50 PPM, mientras que el reggae llega a 75 PPM y la salsa, presenta entre 80 y 100 PPM.
Pero en la música el concepto de PPM esconde una capa de complejidad que no se aprecia a simple vista. No basta con conocer este valor de pulsaciones por minuto para tener una idea precisa de la velocidad a la que se debe interpretar una obra, ya que éste debe relacionarse con la duración de una figura (por lo general, con la más importante, la que se encuentra en la indicación del compás) y es recién entonces que podemos calcular la cantidad de tiempo que dura cada compás.
Todo esto significa también que una misma canción se puede interpretar a cualquier velocidad, independientemente de su género, algo que suelen hacer los instrumentistas y los cantantes profesionales para practicar sus repertorios. Si bien el buen gusto y la tradición dictan el valor aproximado de PPM que conviene usar para cada género musical, en última instancia se trata de una decisión que puede tomar cada intérprete para brindar su propia visión de una determinada pieza.
Veamos en un ejemplo el método que debemos seguir para establecer las pulsaciones por minuto de una obra a la hora de practicarla. En primer lugar, debemos mirar la partitura y determinar a qué figura le asignaremos dicho intervalo de tiempo; si bien se acostumbra usar la que divide el compás, esto no es obligatorio. Si tomamos un tango escrito en dos cuartos, o sea que cada compás se divide en figuras equivalentes a dos negras, bien podemos entender cada pulsación como una negra, una corchea (la mitad de la negra), una semicorchea, etcétera, según nuestra necesidad.
En ocasiones la música nos presenta desafíos a la hora de leer ciertos pasajes en los que las subdivisiones de los tiempos combinadas con las alteraciones en la armonía y las irregularidades nos exigen aislar una pequeña parte de una obra para practicarla durante días hasta dominarla. Es entonces que podemos hacer uso de las PPM con total libertad, enfocándonos en la duración de diferentes figuras para ejecutar la pieza a diferentes velocidades hasta obtener el resultado deseado, independientemente de la forma en la que la interpretemos finalmente en una presentación.
Para la informática, PPM alude a las páginas por minuto que puede imprimir un dispositivo. Las PPM varían según los colores, la resolución de la imagen y otros factores.
PPM, por último, se usa para aludir al número de unidades de una sustancia por cada millón de unidades de un conjunto: partes por millón. En este caso, por lo tanto, se vincula a una concentración.