Definición de frecuencia cardíaca

Del latín frequentia, frecuencia es la repetición menor o mayor de un suceso. Se trata de la cantidad de veces que se repite un cierto proceso periódico en una unidad temporal. A mayor frecuencia, mayor repetición o asiduidad.

Cardíaco, del latín cardiacus, es aquello perteneciente o relativo al corazón. Este órgano muscular, que en el caso del ser humano se sitúa en la cavidad torácica, se encarga de impulsar la sangre.

Se conoce como frecuencia cardíaca al número de pulsaciones (latidos del corazón) por unidad de tiempo. Esta frecuencia suele expresarse en pulsaciones por minuto, cuyo número normal variará según las condiciones del cuerpo (si está en actividad o reposo).

El pulso puede tomarse en distintos puntos corporales. Los más habituales son la muñeca, el cuello y el pecho, ya que allí pueden notarse los latidos con mayor facilidad. Los puntos de pulso más utilizados para medir la frecuencia cardíaca son aquellos en donde las arterias están más cerca de la piel.

La forma correcta de palpar el pulso es con los dedos índice y cordial (ya que el pulgar tiene su propio pulso). Los dedos deben ejercer una suave presión en la zona donde pasa la arteria para, de esta forma, sentir las pulsaciones.

La frecuencia cardíaca varía según las características de cada persona, ya que depende del estado físico, la edad, la genética y las condiciones ambientales, entre otros factores. Un adulto sano presenta una frecuencia cardíaca de entre 60 y 100 pulsaciones por minuto, que pueden descender hasta 40 durante el sueño y subir hasta 200 con la actividad física intensa.

Se sabe que las enfermedades del corazón representan una de las causas de fallecimiento más comunes a nivel mundial; en muchos países se encuentra en primer puesto de la lista de muertes no violentas. Por esa razón, es necesario desarrollar ciertos hábitos de cuidado de la salud cardiovascular, algunos de los cuales se detallan a continuación:

* cuidar la dieta: la alimentación inadecuada está directamente relacionada con los ataques al corazón, especialmente a causa del abuso de grasas saturadas y transgénicas. Algunas de las cosas que se deben evitar son el exceso de sal y de bollería, y el consumo de carne roja. Muchos médicos recomiendan optar por una dieta vegetariana balanceada, asegurándose de adquirir todos los nutrientes y vitaminas necesarias;

* hacer ejercicio: si bien esto suele asociarse a la imagen, el ejercicio es en principio beneficioso para nuestra salud. Los expertos aseguran que treinta minutos de cualquier actividad física al día son suficientes; si bien esto no requiere de un gran esfuerzo, lo más importante y difícil de alcanzar es la constancia;

* evitar el estrés: no siempre podemos esquivar los problemas, dado que en muchos casos depende de su resolución que alcancemos el equilibrio. Sin embargo, es muy importante que analicemos la verdadera gravedad de cada incidente, evitando magnificarlos, y que busquemos la mejor manera de solucionarlos, intentando no angustiarnos si esto no puede conseguirse de forma inmediata;

* controlar el peso: similar a hacer ejercicio, lo normal es creer que estar delgado importa a quienes se preocupan por la estética, pero se trata de otra mala interpretación. La obesidad tiene una estrecha relación con los problemas cardíacos. Algunos estudios indican que tan sólo un 10% de peso puede hacer la diferencia en la salud de nuestro corazón;

* dormir bien: para muchos, esto resulta un objetivo casi imposible de alcanzar. Vivimos en una era de prisas sin final, de obligaciones que nos aturden a lo largo de la semana, de cuentas por pagar, de crisis económica… Todo nos lleva a saturarnos, a malgastar nuestro tiempo y a olvidar una de las necesidades fundamentales de nuestro corazón: descansar.

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