Definición de plaza
Una plaza es un espacio amplio que se encuentra en el interior de un pueblo o de una ciudad. Es habitual que en ella confluyan varias calles y que se trate de un centro de reunión para los vecinos.
Las plazas son sitios públicos que se desarrollan al aire libre. Existen plazas con características muy variadas, tanto por sus dimensiones como por sus cualidades y sus usos.
Muchas veces la plaza se erige como el lugar más importante de una población. Históricamente, de hecho, numerosos pueblos han nacido en torno a una plaza, con las principales instituciones (municipalidad o ayuntamiento, iglesia, entidades bancarias, etc.) a sus alrededores.
Por lo general las plazas se caracterizan por sus arboledas. Pueden albergar diferentes especies de plantas, además de esculturas y monumentos de diversas clases. También es frecuente que las plazas cuenten con infraestructuras de uso público como bancos, mesas e instalaciones para la práctica de deportes.
Las plazas, por otra parte, suelen albergar ferias y mercados. Las celebraciones populares y las protestas sociales, en tanto, pueden concentrarse en plazas.
Desde sus primeras versiones, la plaza ha sido una parte fundamental de la ciudad como estructura, tanto desde un punto de vista social como económico, ya que ha funcionado como lugar de encuentro y recreación pero también de intercambio comercial y destino del turismo. De hecho, culturalmente llevamos grabado en nuestra mente una cierta atracción a la plaza para relajarnos y estar con otras personas.
Se cree que los primeros ejemplos de plaza aparecieron cuando las tribus prehistóricas comenzaron a organizar sus chozas en círculo, dejando en el centro un espacio en el cual se desarrollaba la vida de la comunidad. Pasó mucho tiempo hasta que finalmente las actividades mercantiles encontraron en la plaza su sitio ideal. Desde sus orígenes, por lo tanto, tuvo una función de patio urbano y de punto en torno al cual se erigían los edificios más relevantes de la comunidad. Uno de sus elementos más representativos siempre ha sido la fuente de agua.
El la cultura griega tenemos el ágora, un término que se usa para designar la plaza de una ciudad griega antigua (las denominadas polis), en el cual era normal que se congregara la gente. El foro, por otra parte, era el espacio público de las ciudades romanas que también actuaba como una plaza: allí tenían lugar el comercio, las finanzas, la religión y otras actividades que se combinaban con la vida social de sus habitantes.
Por estas razones, la importancia que se les daba al ágora y el foro a la hora de diseñar las antiguas ciudades griegas y romanas era vital. En aquellas que se originaron como campamentos romanos, las fortificaciones del antiguo Imperio conocidas con el nombre de castrum, todavía al día de hoy es posible notar que donde confluían sus dos vías principales se ubicaba la plaza.
En China existió otro modelo de plaza: en el complejo palaciego llamado la Ciudad Prohibida, ubicado en Pekín, se puede observar una estructura de varios palacios que rodean inmensos patios de una escenografía impactante. Los pueblos bárbaros, en cambio, no desarrollaron ciudades ni plazas, sino que sus formas de organizarse eran poco comunitarias.
Ciertos recintos también reciben el nombre de plaza. Ese es el caso de las plazas de toros, donde se llevan a cabo las corridas taurinas.
Plaza, por último, puede usarse como sinónimo de vacante o para aludir a la cantidad de asientos que tiene un estadio, un teatro o un vehículo. Por ejemplo: “Quedan tres plazas disponibles en el próximo seminario del reconocido conferencista”, “El piloto alemán se mostró disconforme con el rendimiento de su monoplaza en el circuito de Monza”, “Los hoteles de la ciudad se quedaron sin plazas ante el aluvión turístico”.