Definición de perdurar
Perdurar, con origen en el latín perdurare, es un término que refiere a persistir o permanecer en el tiempo. Lo que perdura es aquello que se conserva en las mismas condiciones pese al paso de los días.
Por ejemplo: “Lo importante no es llegar a la cima de una profesión u oficio: lo relevante es perdurar allí”, “Estoy segura de que nuestro amor va a perdurar en el tiempo”, “¿Por qué piensas que la crisis perdurará por siempre? Yo tengo la esperanza de que las cosas pronto cambien para mejor”.
En el caso de los seres humanos, la noción de perdurar suele asociarse a permanecer en la memoria de la gente aún después de su desaparición física. Puede decirse, por lo tanto, que una persona perdura cuando, tras su muerte, sigue siendo motivo de charla, homenaje o recordatorio debido a su legado: “La obra de este gran hombre perdurará en su pueblo”, “Perdurar es algo que nunca conseguirá alguien tan mediocre como tú”, “No me importa perdurar: me interesa más el reconocimiento en vida”.
Ciertas cosas, por otra parte, perduran mientras están vigentes o en uso. Un determinado modelo de camiseta de fútbol puede perdurar durante varios torneos, hasta que el equipo en cuestión lance un nuevo modelo.
En el ámbito de la filosofía, se conoce como perdurantismo a una doctrina sobre la persistencia de la individualidad. Para el perdurantismo, las cosas se componen de diversas fases; el endurantismo, en cambio, sostiene que la entidad permanece inalterable. Entre los filósofos perdurantistas más destacados, se encuentran David Lewis, Jonathan Edwards y W.V. Quine.
Veamos algunos inventos que han perdurado en el tiempo:
* el bolígrafo: desde el año 1938, y gracias al esfuerzo y la dedicación de varios ingenieros, es posible contar con un instrumento de escritura que permite realizar miles de trazos por poco dinero. La genialidad de este invento fue el aporte de Laszlo Joszef Biro, un inventor húngaro que propuso colocar una pequeña bola en la punta para regular la salida de tinta;
* la bombilla: conocida en algunos países con el nombre de bombita, la bombilla eléctrica revolucionó la vida del ser humano ya que le proporcionó por primera vez una fuente de luz constante que requería de una manutención mucho menor que los sistemas conocidos hasta ese entonces, como las lámparas de gas. Si bien su invención se suele atribuir a Thomas Alva Edison en el año 1879, hay evidencias de experimentos anteriores con la misma tecnología, entre los que se encuentra el trabajo de Joseph Wilson Swan, de Inglaterra;
* el lápiz: se trata del instrumento de escritura de mayor antigüedad, superando al bolígrafo en casi dos siglos. Una de sus características principales es que sus trazos se pueden borrar con mucha facilidad y eso lo vuelve ideal para ciertas actividades como el dibujo y el aprendizaje de lenguas con caracteres muy complejos, como ser el chino. A finales del siglo XVIII, Nicolas-Jacques Conté fue el responsable de crear el método que continuamos usando en la actualidad para producir lápices, basado en el endurecimiento del núcleo de grafita y arcilla en un horno y recubriéndolo con madera;
* el paraguas: en su forma más antigua, este invento se utilizaba para proteger la piel de los rayos solares, por lo cual recibía el nombre de parasol, entre otros. Como dato curioso, hasta el siglo XIX, era un complemento exclusivo de las mujeres. Sea como fuere, dado que los veranos nunca serían frescos y que la lluvia nos acompañaría por siempre, este accesorio fue creado para perdurar. El primer paraguas plegable lo debemos al inventor Hans Haupt, quien lo presentó al mercado en el año 1928.