Definición de parafina
Parafina es la denominación general que reciben ciertos sólidos formados a partir de una combinación de hidrocarburos. Estos sólidos no tienen olor y, debido a su menor densidad (0,8 g/cm3), no pueden mezclarse con el agua, aunque sí puede disolverse en éter, etanol caliente, benceno y cloroformo.
El proceso de producción de parafina se inicia, por lo general, a partir de una destilación del petróleo, que permite conseguir aceites pesados. Estas sustancias, que se encuentran a alta temperatura por la destilación, son enfriadas hasta que la parafina se cristalice y pueda separarse a través de filtros o de un proceso de centrifugado. Diversas técnicas permitirán después purificar la parafina hasta obtener un producto que puede usarse en diversos ámbitos de la industria. Cabe destacar, de todos modos, que también puede obtenerse parafina a partir del carbón.
Además del petróleo crudo, otras fuentes de la parafina son la madera y el carbón. La primera persona en destilar el petróleo para obtener parafina fue el geólogo Abraham Gensner, en el año 1807. En un principio, su producción tenía un coste elevado, pero fue disminuyendo a medida que más yacimientos petrolíferos fueron descubiertos y que los métodos de refinación se volvieron más económicos.
Entre sus propiedades más características destacan que puede mantener una salida de calor alto, su combustión es limpia, hierve en el rango de 150 a 275 grados Celsius y su volatilidad es menor a la de la gasolina. En su estado líquido, la parafina es transparente, incolora y aceitosa. Si bien es insípida e inodora a temperatura ambiente, tras calentarla desprende un olor a petróleo que puede resultar molesto.
En el campo de las manualidades, la parafina se emplea con frecuencia para fabricar velas y diversos adornos. Por lo general, se funde la parafina para poder verterla en ciertos moldes que, al enfriarse el producto, darán la forma final. Dado que es posible aplicar colorantes en la parafina fundida, el resultado de las manualidades puede ser muy vistoso.
Diversos cosméticos también incluyen parafina ya que contribuye a conservar la hidratación de la piel, haciendo que luzca más firme. Lo que hace la parafina es crear una capa muy fina que funciona como una especie de película.
Otros usos de la parafina se encuentran en la industria de la electricidad (como aislante), la alimentación (para el empaquetado) y la farmacéutica (en el tratamiento de ciertos trastornos digestivos).
Riesgos del uso de la parafina
Es importante tener en cuenta ciertas características de la parafina que la vuelven peligrosa si no se manipula con responsabilidad:
* puede contener restos residuales de petróleo refinado, dado que es un subproducto de la industria petrolífera;
* al quemar velas de parafina se desprende el mismo hollín que despide un combustible, y sus partículas pueden resultar muy perjudiciales para los pulmones, ya que pueden contener neurotoxinas y toxinas reproductivas, además de agentes cancerígenos (también conocidos con el nombre de carcinógenos;
* algunas de las sustancias nocivas que se encuentran en las velas de parafina en importantes cantidades son carcinógenos, tolueno y benceno, entre más de 20 que han sido halladas en pruebas a cargo de la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección del Medioambiente).
La ingesta de parafina no sólo puede producir graves trastornos de salud, sino que puede provocar la muerte. Por otro lado, el contacto con la piel puede generar quemaduras, aun si no ha sido encendida. Cabe mencionar que los recipientes en los cuales se vende la parafina suelen contener productos contaminantes, tales como la gasolina o alcoholes metilados, lo cual aumenta su peligrosidad y agrega el riesgo de explosión (esto es común con las famosas estufas de parafina).