Definición de objeto directo
Se denomina objeto directo a la función que asume un constituyente sintáctico, distinto del sujeto gramatical, que es solicitado de forma obligatoria por un verbo transitivo. También conocido como complemento directo, su función está relacionada con el caso acusativo.
El objeto directo complementa al verbo. Su inclusión es imprescindible para completar el significado de la acción; de lo contrario, resulta imposible la adecuada comprensión. La acción del verbo, de hecho, recae sobre el objeto directo.
Veamos un caso: “Juan Martín del Potro venció a Rafael Nadal”. En este caso, el objeto directo es “a Rafael Nadal”, ya que si solo se expresa “Juan Martín del Potro venció” no se entendería la información.
Los verbos transitivos, por lo tanto, siempre deben ser complementados por un objeto directo para tener sentido. Algunos de los más comunes son los siguientes: llamar, traer, pasar, acompañar, necesitar, mandar, ayudar, comprar y comer. Nótese que algunos de ellos pueden usarse sin objeto directo, ya que también pertenecen al grupo opuesto, los verbos intransitivos; tal es el caso de «comer».
Podemos decir «comer es necesario para vivir», pero también podemos usarlo como verbo transitivo en una oración como la siguiente: «me comí todo lo que tenía en el refrigerador». Los verbos intransitivos, por lo tanto, contienen todo el significado necesario para darnos una idea clara de la acción que representan: «Ayer caminé dos kilómetros más de lo normal», «Estos pájaros vuelan de una manera sorprendente», «Mi hermano vino especialmente temprano esta mañana».
En nuestro idioma, el objeto directo siempre puede ser reemplazado por “la”, “las”, “lo” o “los”. Retomando el ejemplo anterior, podría decirse: “Juan Martín del Potro lo venció”.
Este recurso es el método más habitual para el reconocimiento del objeto directo. Al sustituir el constituyente sintáctico por alguno de dichos pronombres personales, la oración debe tener sentido. Otra estrategia es realizar la pregunta “¿A quién?” o “¿Qué?”, que debe poder ser respondida por el objeto directo:
“Matías llamó a Gonzalo” (¿A quién llamó Matías? Objeto directo: “a Gonzalo”) / “Matías lo llamó”
“Traje galletas para la merienda” (¿Qué traje para la merienda? Objeto directo: “galletas”) / “Las traje para la merienda”
Cuando una oración activa es convertida en una oración pasiva, por otra parte, el objeto directo se transforma en el sujeto paciente. En la oración “El impacto despedazó el automóvil”, el objeto directo es “el automóvil”. Al pasar de la voz activa a la voz pasiva, quedaría de este modo: “El automóvil fue despedazado por el impacto”.
Los hispanohablantes no siempre somos conscientes de la importancia del objeto directo, a diferencia de quienes aprenden el español como idioma extranjero, porque lo incluimos de forma automática cuando lo necesitamos para complementar un verbo transitivo. La destreza o la naturalidad en el uso de la lengua puede llevarnos incluso a omitir un objeto directo sin reemplazarlo por su correspondiente pronombre personal, simplemente por saber que nuestro interlocutor entiende a qué nos referimos.
Si alguien nos pregunta «¿has recordado poner cubiertos en el bolso?» y su interlocutor le responde «sí, puse esta mañana», se entiende que el verbo «poner» se complementa con «cubiertos», aunque no haya ninguna referencia escrita a dicho objeto directo. Este ejemplo es coloquial, de manera que no representa la manera más correcta o recomendada de hablar en español, pero sí una que encontramos con mucha frecuencia en el habla cotidiana.
Es importante señalar que no todos los verbos transitivos admiten este tipo de omisión, ni siquiera en conversaciones informales. Tal es el caso de «decir»: ante la pregunta «¿le dijiste que viniera?» no podemos responder «sí, dije», sino que obligatoriamente necesitamos incluir un objeto directo (y, en este caso, también un indirecto), tal como «sí, se lo dije».