Definición de mantenimiento

Mantenimiento es el acto y el resultado de mantenerse o de mantener. Este verbo (mantener) tiene varios usos: puede aludir a sostener o conservar a algo, a continuar con aquello que está en ejecución o a solventar las necesidades materiales.

El concepto suele emplearse con referencia a los procedimientos preventivos y de reparación que se llevan a cabo en edificios y máquinas para que estén en condiciones de seguir en funcionamiento. El mantenimiento implica la preservación y la restauración de los elementos.

Se denomina mantenimiento preventivo a aquel que se orienta a conservar las instalaciones y los mecanismos. Para esto se realizan revisiones en equipos que se encuentran en funcionamiento. La finalidad del mantenimiento preventivo es minimizar el riesgo de fallos: esto se puede lograr reemplazando piezas que se encuentran gastadas, por ejemplo.

El mantenimiento correctivo, en tanto, es necesario cuando un equipo no funciona o lo hace de forma incorrecta. En este contexto, las tareas apuntan a detectar el problema y a solucionarlo mediante una reparación o corrección.

Tomemos el caso de una computadora (un ordenador). El mantenimiento preventivo consiste en revisar el hardware y el software mientras la computadora está funcionando con normalidad. Esto incluye desde limpiar los ventiladores hasta eliminar los archivos temporales del sistema. Si la computadora comienza a fallar (funciona con lentitud o se reinicia sola, por citar dos posibilidades), será imprescindible desarrollar un mantenimiento correctivo para buscar y eliminar virus, cambiar elementos del hardware que estén dañados, etc.

El mantenimiento preventivo, en definitiva, se debe hacer de manera periódica para que no resulte ineludible ejecutar un mantenimiento correctivo, que suele ser más costoso y complejo.

Para llevar a cabo el mantenimiento preventivo de un dispositivo tal como un ordenador, un smartphone o una tableta, debemos pensar de manera práctica y adoptar una actitud a la hora de usarlo que promueva el buen funcionamiento. No podemos pretender que nuestros aparatos respondan de manera óptima si los tratamos con descuido.

Como se menciona en un párrafo anterior, borrar los archivos temporales es una práctica que debería convertirse en costumbre de cualquier usuario de PC y dispositivos móviles. Los sistemas operativos acumulan estos datos cada vez que llevan a cabo tareas tales como la instalación de un programa o la descarga de actualizaciones; además, en el caso de Internet existen archivos temporales que aceleran la carga de las páginas a partir de la segunda vez que las visitamos.

Dado que la mayoría de los archivos temporales no se usan más de una vez, dejarlos en el disco por tiempo indeterminado representa un desperdicio de recursos. Algo similar ocurre con las descargas que ejecuta el propio usuario: cuando pretende instalar un programa o agregarle funcionalidad al sistema operativo y obtiene directamente un archivo ejecutable de Internet, destina espacio en un directorio para su almacenamiento. Una vez que lo usa, lo más recomendable es borrarlo, ya que probablemente se vuelva obsoleto en poco tiempo.

Con respecto al mantenimiento material, el punto fundamental es la limpieza de los dispositivos. En el caso de los teléfonos y las tabletas no es posible abrirlos, pero sí quitarles el polvo y las manchas a la pantalla y la carcasa. El ordenador es un caso muy diferente: debemos abrirlo periódicamente, desinstalar cada componente (tarjeta gráfica, discos duros, ventiladores, etcétera) y hacer una limpieza a fondo para eliminar la tierra que pueda impedir la correcta refrigeración.

Otro punto a tener en cuenta del mantenimiento preventivo es la temperatura del ambiente y la exposición al humo: por mucho que optimicemos el espacio en disco y que limpiemos los dispositivos, si no los usamos en un entorno propicio nuestro esfuerzo puede resultar en vano.

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