Definición de LED
La expresión light-emitting diode de la lengua inglesa, que puede traducirse como “diodo emisor de luz”, dio lugar a la sigla LED. Por su uso extendido, esta sigla se convirtió en un sustantivo aceptado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario.
Un led es un diodo semiconductor que, cuando recibe tensión, genera luz. Un diodo, a su vez, es una válvula de dos electrodos que permite el paso de la corriente eléctrica en un único sentido.
Puede decirse que un led es una fuente lumínica. Cuando se le aplica tensión a alguna de sus dos terminales, la recombinación de sus electrones provoca la liberación de energía en forma de fotones.
El color de la luz que produce un led está vinculado a la energía de los fotones que emite, relacionada con la llamada banda prohibida del semiconductor. En la actualidad los ledes abarcan longitudes de onda del espectro infrarrojo, el espectro ultravioleta y el espectro visible.
En comparación a fuentes lumínicas fluorescentes o incandescentes, los ledes resultan más convenientes ya que tienen una mayor vida útil, consumen menos energía y son más pequeños. Por eso se utilizan en múltiples productos e incluso en la iluminación hogareña.
Las lámparas led, por lo tanto, gozan de un espacio cada vez más importante en el mercado. Como su intensidad es menor frente a las lámparas fluorescentes y las lámparas incandescentes, lo habitual es que una lámpara led incluya varios diodos.
Un televisor led, por otra parte, es aquel que utiliza ledes para la retroiluminación de la pantalla. Hay aparatos que apelan a ledes blancos y otros que recurren a ledes rojos, verdes y azules (RGB, según su sigla en inglés).
Si bien el televisor led se considera una evolución del LCD, y lo es en un cierto sentido, la diferencia más relevante es el tipo de iluminación trasera, ya que ambas usan una pantalla de cristal líquido en una de sus varias capas. Para ser más precisos, la parte que diferencia ambos tipos de televisor es la que más alejada se encuentra del usuario, y por eso no hay un elemento visiblemente innovador hasta que comparamos la calidad de imagen.
Los televisores con pantallas de cristal líquido se destacaron en su momento por su división en píxeles, que son la unidad más pequeña en la que pueden representar una parte de la imagen. Cada uno de estos, que son cuadrados, puede reproducir uno de muchos colores, con una intensidad en particular. El problema de los primeros televisores era que la retroiluminación cubría grandes porciones de la pantalla, y por eso las escenas con pequeños elementos muy contrastantes no se veían correctamente.
Imaginemos que deseamos mostrar un cielo oscuro con estrellas brillantes; si de fondo existen dos lámparas fluorescentes grandes, será imposible generar el contraste adecuado. Gracias a la tecnología led, las empresas incluyen un número cada vez mayor de pequeñas lamparas que, en los modelos premium, pueden encenderse y apagarse de forma independiente, permitiendo una reproducción mucho más fiel de una escena como ésta.
Además del aumento en el contraste y, por consiguiente, en la calidad de la imagen, los televisores con tecnología led consumen mucha menos energía eléctrica que los LCD tradicionales. Como si esto fuera poco, son considerablemente más delgados ya que las pequeñas lamparas led ocupan menos espacio que las fluorescentes.
Otra ventaja que a veces pasa desapercibida es su rendimiento en habitaciones donde es imposible apagar todas las luces o conseguir un buen nivel de oscuridad, ya que las imágenes de un televisor led consiguen una intensidad mayor que las LCD y pueden hacer frente sin problema a la luz ambiental excesiva.