Definición de legítimo

El adjetivo legítimo, procedente del vocablo latino legitĭmus, se utiliza para calificar a aquello que resulta conforme a lo legal. Lo legítimo, por lo tanto, no contradice lo establecido por la ley.

Por ejemplo: “El abogado consideró que es legítimo que el ex gobernador se presente como candidato, ya que aún no fue condenado en ninguna de las causas que lo tienen como imputado”, “El Tribunal Electoral ratificó que el triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas fue totalmente legítimo”, “El trabajo de los vendedores ambulantes es legítimo”.

Tomemos el caso de las camisetas de fútbol que se comercializan al público. Una camiseta original es aquella fabricada por la empresa que cuenta con la licencia correspondiente: en ese caso, el producto es legítimo. En cambio, si alguien fabrica una camiseta sin autorización e imita las características de la marca propietaria de la licencia, la prenda en cuestión no es legítima, sino una falsificación.

En el plano del derecho se habla de legítima defensa cuando la realización de una acción sancionada a nivel penal se justifica por las circunstancias y su ejecutor, de este modo, es eximido de la responsabilidad. Si un hombre se defiende de un atacante que intenta acuchillarlo y, en el marco de la lucha, termina matando al agresor, es probable que un juez considere que se trató de un hecho de legítima defensa.

Este concepto también se conoce como autodefensa o defensa propia y aparece en muchas historias de ficción, ya que da lugar a actos muy arriesgados y violentos por parte del héroe sin que las autoridades lo envíen a la cárcel. Cuando una madre asesina a la persona que amenaza con atacar a sus hijos, no queremos que la encierren sino que entendemos su dolor y su decisión de proteger a sus seres amados.

Es importante señalar que en algunos casos de legítima defensa el autor debe cumplir una cierta condena; la diferencia principal con un delito premeditado y realizado a sangre fría es que la pena se reduce considerablemente. Para llegar a esta instancia en la que el ejecutor es «perdonado», es necesario que se cumplan ciertos requisitos.

Por un lado se encuentran los requisitos esenciales, cuya existencia es obligatoria para que se pueda hablar de legítima defensa. Debe tratarse de una agresión ilegítima que ponga en peligro algún bien jurídico personal y/o propio. Esto significa que el daño debe dirigirse a un bien que pertenezca a una persona particular.

La agresión debe ser una acción y no una omisión, y debe tener un carácter doloso; en otras palabras, el agresor debe actuar de manera consciente y voluntaria cuando provoca el daño. Debe existir un peligro real para el bien en cuestión y la acción debe estar tipificada.

En resumen, los requisitos esenciales apuntan a que exista una verdadera necesidad de defensa para evitar los potenciales perjuicios del ataque. Por otro lado se encuentran los requisitos no esenciales, que sirven para que se aplique la eximente completa.

Uno de ellos establece que el medio empleado para la defensa debe ser proporcional al peligro que crea el agresor ilegítimo: si la agresión consiste en pintar la fachada de un edificio no se justifica dispararle con un arma de fuego. Otro de los requisitos no esenciales de la legítima defensa es la falta de provocación: la víctima no puede provocar intencionalmente al agresor para empujarlo a cometer su acto de violencia.

En la legislación argentina, en tanto, existe la figura del legítimo usuario: una persona que cumple con los requisitos legales para acceder a un arma de fuego y que, según lo dispuesto por la normativa en cada caso, puede tenerla, transportarla, portarla y/o usarla.

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