Definición de inteligencia artificial
La inteligencia está vinculada a saber elegir las mejores opciones para resolver algún tipo de problema. Existen diversos tipos de inteligencia según sus atributos y procesos, como la inteligencia operativa, la inteligencia biológica o la inteligencia psicológica.
Artificial, por otra parte, es un adjetivo que señala aquello hecho por mano, arte o ingenio del hombre. Lo artificial también permite nombrar a lo no natural o falso.
La noción de inteligencia artificial fue desarrollada en referencia a ciertos sistemas creados por los seres humanos que constituyen agentes racionales no vivos. La racionalidad, en este caso, es entendida como la capacidad para maximizar un resultado esperado.
La inteligencia artificial, por lo tanto, consiste en el diseño de procesos que, al ejecutarse sobre una arquitectura física, producen resultados que maximizan una cierta medida de rendimiento. Estos procesos se basan en secuencias de entradas que son percibidas y almacenadas por la mencionada arquitectura.
Los dispositivos que cuentan con inteligencia artificial pueden ejecutar distintos procesos análogos al comportamiento humano, como la devolución de una respuesta por cada entrada (similar a los actos reflejos de los seres vivos), la búsqueda de un estado entre todos los posibles según una acción o la resolución de problema mediante una lógica formal.
En la actualidad, la forma de inteligencia artificial más popular existe en los videojuegos, dado que su consumo es masivo. En este contexto, se aplica a enemigos y personajes controlados por el ordenador, para que su actuación a lo largo de la experiencia interactiva resulte creíble y parezca espontánea. Demás está decir que el tipo de inteligencia artificial utilizada en cada caso es diferente, y responde a una serie de necesidades particulares.
Antes de continuar, es importante aclarar que no debería malinterpretarse el concepto por la presencia del término «inteligencia», el cual también suele comprenderse y usarse de forma incorrecta: una entidad virtual con una inteligencia artificial avanzada no necesariamente es rápida y hábil; programar un ser cuya prominente torpeza y lentitud parezcan creíbles también requiere de un gran trabajo en este campo.
Un ejemplo que vuelve más fácil la explicación se encuentra en los videojuegos de carreras; si retrocedemos en el tiempo dos décadas, a mediados de los años 90, analizamos a fondo un título respetado dentro de este género y lo comparamos con uno equivalente de la actualidad, seguramente notaremos que los coches de los contrincantes cometen muchos más errores hoy en día. ¿Es que son menos inteligentes? Por el contrario, su inteligencia artificial es muchas veces mayor, lo cual permite una emulación más precisa de la habilidad y las potenciales equivocaciones de un conductor real.
Sin lugar a dudas, una de las aplicaciones más interesantes y significativas de la inteligencia artificial es la investigación científica. Con la ayuda de un ordenador, y más aún un conjunto de ellos, se potencian considerablemente las posibilidades del ser humano de descubrir los misterios que tan apasionadamente viene persiguiendo desde hace siglos. Cuando se otorga a estos dispositivos la habilidad de aprender y de discernir, se los convierte en entidades que rozan las capacidades de un superhombre, dado que alcanzan velocidades de procesamiento imposibles para nosotros y que no necesitan descansar para funcionar, entre otras ventajas que los ubican por sobre los seres vivos en este contexto.
“Inteligencia artificial” también es una película dirigida por Steven Spielberg que fue estrenada en 2001. Su argumento se basa en la historia de un robot creado por un científico para reemplazar a un niño humano; a lo largo de la historia demuestra poco a poco que lejos está de ser un ordenador, ya que puede sentir. La película está basada en un relato de Brian Aldiss e incluye elementos tomados de Pinocho.