Definición de homología

El concepto de homología procede de un vocablo de la lengua griega que puede traducirse como “correspondencia” o “acuerdo”. El término hace mención a la relación que se crea a partir de semejanzas o rasgos idénticos de dos elementos que se encuentran en ámbitos o contextos diferentes.

La homología, en este marco, aparece entre los individuos que ocupan los mismos cargos o ejercen las mismas funciones pero en lugares distintos. Hay una homología entre los presidentes de las naciones: aun con las limitaciones y los alcances que establecen las leyes en cada caso, un presidente suele ser el funcionario público más importante de un país y el máximo responsable de la administración del Estado.

En el terreno de la geometría, la homología es el vínculo que se establece entre los lados que, en cada una de las figuras geométricas semejantes, se ubican en la misma posición.

La idea de homología también está presente en el contexto de la biología. En este caso, la relación surge por la correspondencia que se registra entre partes de organismos distintos que, aunque comparten origen, tienen diferente función.

Esta homología biológica es una consecuencia de la evolución. Puede haber homología entre órganos de dos especies si dichas estructuras provienen del órgano correspondiente de un antepasado en común. El paso de los años puede haber hecho que los órganos actuales sean muy distintos entre sí más allá de la homología dada por el punto de partida.

Para representar este concepto en el ámbito de la biología, uno de los ejemplos más comunes es el que se puede reconocer al observar a los peces, los reptiles y los mamíferos si nos enfocamos en su cartílago branquial, su mandíbula y su oído medio, respectivamente.

Veamos a continuación una explicación detallada de esta homología. Todo comenzó con los peces que no tenían mandíbula, cuando sus arcos branquiales atravesaron una evolución que derivó en la formación de esta parte de la boca, que dio lugar al surgimiento de los peces mandibulados. La ubicación original de los arcos branquiales era la parte inferior de la boca; por esta razón, cuando las hendiduras pasaron a sujetarse por medio de elementos cartilaginosos pudieron rodear la boca.

La parte superior del segundo arco que sostenía la branquia se transformó en el denominado hueso hiomandibular, el cual sustenta el cráneo y lo une con la mandíbula. Llegó el momento de la historia en el cual los vertebrados empezaron a vivir fuera del agua, y esto les trajo nuevas necesidades, como oír en un medio diferente, el aire. Para esto, el hueso mandibular tenía las características ideales, ya que se encuentra próximo a la caja timpánica y puede propagar el sonido con facilidad.

De este modo, el hueso mandibular continuó sirviendo para sostener el cráneo pero también comenzó a transmitir el sonido. A medida que cambiaba la postura, el modo de trasladarse y la estructura de la mandíbula de los vertebrados terrestres, ya no fue necesario que el hueso hyomandibular reforzara el cráneo, de manera que pasó a servir exclusivamente para su otra función.

El último punto de esta homología nos lleva a los mamíferos. Si bien en los pájaros, los reptiles y los anfibios tanto el hueso articular de la mandíbula inferior como el cuadrático de la superior están formados por la parte posterior cartílago, en los mamíferos se articulan desde una región diferente, de manera que éstos quedan libres para otras funciones. El hueso cuadrático se convirtió en el incus del oído medio, mientras que el articular pasó a ser el malleus.

En el contexto de la bioquímica, por último, la homología se instituye entre las moléculas con un origen y con funciones similares.

Definición siguiente →