Definición de homúnculo

Un homúnculo es un ser humano de tamaño muy pequeño. El término, que tiene su raíz etimológica en el vocablo latino homuncŭlus, suele usarse en sentido despectivo, de acuerdo a lo indicado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario.

La idea de homúnculo irrumpió en la alquimia. Se creía, en la antigüedad, que los homúnculos eran humanoides que surgían combinando órganos o fragmentos humanos con otros materiales: el resultado era una especie de híbrido diminuto con vida.

Los supuestos procedimientos para crear homúnculos eran variados y, por supuesto, carecían de cualquier tipo de rigor científico. Desde rociar una raíz de mandrágora con miel, leche y sangre hasta combinar mercurio con cabello o piel de una persona, pasando por inyectar semen en un huevo de gallina, se postularon múltiples procesos que obviamente nunca dieron un resultado posible de comprobar.

También se pensó que los espermatozoides eran homúnculos ya que, ante la poca resolución de los microscopios más antiguos, se suponía que tenían forma de hombre en miniatura. Esto llevó al desarrollo de una teoría que sostenía que los espermatozoides eran homúnculos que crecían en el vientre de la mujer hasta formarse totalmente y nacer como bebés.

En la literatura, se entiende que los homúnculos son criaturas creadas en laboratorios o a través de rituales. Por lo general se trata de seres idénticos a sus creadores, aunque muchísimo más pequeños.

Estos homúnculos suelen convertirse en sirvientes o asistentes de quienes los crearon. En ocasiones, el vínculo es tan estrecho que cuando el creador muere, el homúnculo también fallece.

Por otro lado tenemos el concepto de homúnculo cortical, una representación por medio del dibujo de las diferentes partes de las cortezas motora primaria y somatestésica primaria del ser humano. La primera es una región del cerebro que se encuentra en la parte posterior del lóbulo frontal; en conjunto con las áreas premotoras, se encarga de la planificación y la ejecución de los movimientos. La segunda, en cambio, es una elevación de la superficie del cerebro que se halla en el lóbulo parietal y recibe las sensaciones del sistema periférico y las localiza.

El homúnculo cortical es una forma de representar de manera visual la idea del cuerpo desde el punto de vista del cerebro. No olvidemos que cada parte de nuestro cuerpo se corresponde con una serie compleja de estructuras de nervios que son controladas de formas que no resultan evidentes para nosotros pero que somos capaces de ejecutar «por naturaleza».

En este contexto podemos hablar de dos clases diferentes de homúnculos: los sensoriales y los motores. Ambos presentan representaciones distintas de las partes del cuerpo con las que están relacionadas. A su vez, dentro de la corteza somatestésica se enmarca cada porción de nuestro organismo: cuanto más sensibles sean, mayor será la región que ocupen.

El neurocirujano norteamericano Wilder Graves Penfield, una de las figuras más relevantes en el estudio del tejido nervioso, utilizó una imagen parecida para la representación del cuerpo según las partes de la corteza motora que intervienen en el movimiento voluntario. El homúnculo motor a menudo se considera una especie de mapa cerebral de nuestro cuerpo, aunque es una relación proporcional entre cada miembro del cuerpo y la corteza cerebral.

El homúnculo motor tiene un papel fundamental en el fenómeno conocido como miembro fantasma, un síndrome que padecen las personas que han atravesado la amputación de uno de sus miembros cuando continúan sintiendo su presencia. Por otro lado, también sirve para estudiar el caso opuesto, como ser la falta de percepción consciente de uno o más miembros del cuerpo a causa de diferentes tipos de daño en el cerebro.

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