Definición de cartílago
Con origen en el vocablo latino cartilāgo, el término cartílago permite identificar a un tejido esquelético de características flexibles que está integrado por conjuntos de células condrógenas nucleados en una matriz de colágeno. Los vertebrados y algunos que carecen de vértebras son los seres vivos que poseen cartílagos en sus cuerpos.
El cartílago, según la teoría, puede describirse como un tejido de tipo conectivo especializado que está desprovisto de nervios, vasos sanguíneos y de vasos linfáticos. Estos tejidos permiten mover las articulaciones, protegen las terminaciones de los huesos y actúan como soporte ante eventuales golpes.
La práctica de ejercicio físico es uno de los factores que se consideran más importantes a la hora de estar no sólo en un estado de salud formidable sino también en materia de poder alcanzar un estado perfecto de las articulaciones, fundamentales en nuestro desarrollo vital.
En este sentido, se recomienda seguir una serie de consejos a la hora de practicar alguna modalidad deportiva y evitar que aquellas, y por tanto los cartílagos, puedan verse afectados seriamente. Entre las recomendaciones estarían el evitar bebidas energéticas durante la actividad física pues lo que hacen es favorecer la deshidratación o no realizar ejercicio para bajar de peso pues se puede agilizar el daño a las articulaciones.
Es posible distinguir entre tres clases de tejido cartilaginoso: el denominado cartílago hialino, el cartílago fibroso y el cartílago elástico.
El primero de los mencionados es el más frecuente, pudiendo observarse en la estructura nasal, la tráquea, la laringe, los bronquios, las costillas y las puntas articulares óseas. De aspecto blanquecino azuloso, se nutre con el líquido sinovial y presenta pocas fibras. Este tipo de cartílago puede dividirse a su vez en cartílago hialino no articular y en cartílago hialino articular.
El cartílago fibroso (también conocido como fibrocartílago), por su parte, aparece como una combinación que oscila entre el tejido conectivo denso y el ya mencionado cartílago hialino. Se sitúa en los discos localizados entre las vértebras, los bordes de las articulaciones, los discos del grupo articular, los meniscos y en los espacios donde se ubican los tendones y los ligamentos.
El cartílago elástico, por último, se encuentra en la laringe, la trompa de Eustaquio y el oído exterior. Posee una flexibilidad mayor respecto al cartílago hialino y posee una tonalidad amarillenta.
Entre las patologías que pueden afectar a los cartílagos, no se puede dejar de mencionar a la policondritis recidivante. Se trata de una enfermedad de carácter inflamatorio poco frecuente que puede destruir los tejidos afectados.
Asimismo tampoco habría que pasar por alto a la osteoartritis que, como su propio nombre indica, es la cara más común de la artritis. Una disminución en el movimiento de las articulaciones, dolores e inflamación son los tres síntomas y consecuencias más claras de dicha patología que trae consigo la degradación de los cartílagos.
Una lesión, el sobrepeso o el envejecimiento son tres de las causas más frecuentes que pueden llevar a una persona a que padezca esta dolencia. En el caso de que así sea el tratamiento puede ser muy variado e incluir una amplia serie de acciones tales como la intervención quirúrgica, el reposo, la actividad física, terapias alternativas para conseguir reducir los dolores que se experimenten o un control del peso del paciente.
La costocondritis, la artrosis, la hernia de disco o el desprendimiento son otras de las enfermedades que pueden afectar a los cartílagos.