Definición de Homo habilis
Homo es un género de primates homínidos pertenecientes a la tribu de los homininis. El ser humano, junto a sus antepasados más cercanos, forman parte de este género que surgió hace aproximadamente 2,4 millones de años.
El Homo habilis es una de las especies más antiguas del género Homo. Vivió en la región africana entre 1,9 y 1,6 millones de años atrás, en la época del Preistoceno (era Cenozoica). El descubrimiento de sus fósiles tuvo lugar entre 1962 y 1964, cuando Louis y Mary Leakey hallaron sus restos en Tanzania.
Por entonces fue declarada como la especie más antigua del género Homo, aunque más adelante fue desplazada por el Homo rudolfensis. El calificativo de habilis (“habilidoso”) procede de unos instrumentos de piedra cuya creación le fue atribuida.
El Homo habilis está entre las especies más antiguas del género Homo.
Particularidades del Homo habilis
Un aumento del tamaño del cerebro respecto al Australopithecus (perteneciente a un género extinto de primates homínidos) fue uno de los principales aspectos a considerar para determinar que el Homo habilis era una especie diferente. Para algunos expertos, sin embargo, podría considerarse tanto al Homo habilis como al Homo rudolfensis como una especie del Australopithecus.
Finalmente, el cráneo más grande y redondeado, los molares con esmalte grueso, los incisivos espadiformes, un hueco occipital situado más al centro y una reducción de la pelvis (debido a la posición bípeda de las hembras) fueron otras características tomadas en cuenta para determinar que los fósiles hallados en África pertenecía a una nueva especie. El Homo habilis, de esta manera, hoy es reconocido como otra de las especies extintas del género Homo.
El Homo habilis y otras especies ya extintas forman parte de los orígenes del ser humano.
Los orígenes del ser humano
La lucha del ser humano por comprender sus orígenes es una aventura que ha emprendido hace mucho tiempo y que, probablemente, nunca dé por concluida. Hablando específicamente del Homo habilis, las excavaciones a cargo de Louis y Mary Leakey comenzaron en Olduvai en el año 1931, más de tres décadas antes de su hallazgo, y acarrearon un gran número de complicaciones, entre las cuales se encontraban los encuentros con animales salvajes.
De hecho, antes de encontrar los primeros restos del Homo habilis, la pareja Leakey dio con una nueva especie, a la cual denominó Zinjanthropus boisei, aunque posteriormente pasó a llamarse Paranthropus boisei. Se trata de una especie de homínido de África Oriental que poseía un poderoso aparato masticador, indispensable para su dieta, la cual se centraba en vegetales duros, raíces y semillas.
Además del arduo trabajo que los Leakey debieron llevar a cabo durante toda su vida, también debieron enfrentar las dificultades propias de intentar convencer al resto del mundo de que sus hallazgos se trataban de muestras auténticas de especies hasta el momento desconocidas. Cuando presentaron los fósiles del Homo habilis, por ejemplo, muchos investigadores aseguraron que se asemejaban demasiado a los del Australopithecus africanus; más tarde, por otro lado, nuevos restos provenientes de Etiopía apoyaron la existencia del habilis como una especie distinta.
El Homo habilis según Wood
Bernard Wood, un geólogo británico de renombre, asegura que el Homo habilis no puede pertenecer ni a la familia de los humanos ni a la de los australopitecinos, dadas sus características, por lo cual se hizo necesario asignarle su propio género. Agrega que el debate acerca de nuestros orígenes aún continua vivo y con muchas incertidumbres; según el investigador, el popular gráfico que muestra una evolución lineal de nuestros antepasados hasta llegar a nosotros está lejos de ser válido.
Si bien es probable que nuestros ancestros hayan evolucionado en África, esto no significa que nuestra especie haya nacido en el mismo sitio, sino que podría haber surgido en muchos otros puntos del planeta y esto sólo se sabrá cuando se encuentren nuevos fósiles. Wood señala que lo más importante es entender que aún falta mucho por descubrir y no asumir lo conocido como la verdad absoluta.