Definición de dieta
Una dieta es el conjunto de las sustancias alimenticias que componen el comportamiento nutricional de los seres vivos. El concepto proviene del griego díaita, que significa “modo de vida”. La dieta, por lo tanto, resulta un hábito y constituye una forma de vivir.
En ocasiones, el término suele ser utilizado para referirse a los regímenes especiales para bajar de peso o para combatir ciertas enfermedades, aunque estos casos representan modificaciones de la dieta y no la dieta en sí misma.
La dieta está formada por los hábitos alimenticios.
Tipos de dieta
De acuerdo a la dieta que siguen, los seres vivos pueden ser calificados de diversa forma: carnívoros (comen carne), detritívoros (se alimentan de sustancias orgánicas muertas), herbívoros (ingieren plantas y frutas), insectívoros (insectos), omnívoros (su sistema puede digerir carnes y vegetales) o caníbales (comen miembros de la misma especie), entre otros. El ser humano es omnívoro por naturaleza, aunque por cuestiones ideológicas o religiosas muchos optan por ser vegetarianos (se abstienen de las carnes y del pescado).
El veganismo, también conocido como vegetarianismo estricto, excluye de la dieta cualquier producto alimenticio de procedencia animal. Mejor dicho, cualquiera cuya elaboración exija la tortura y el asesinato de un animal. Por ello no admite carne de ningún tipo, huevo ni leche, sino únicamente productos vegetales.
Si bien muchos de los detractores de este estilo de vida aseguran que los veganos no se nutren de manera adecuada, el veganismo lleva existiendo desde hace mucho tiempo, y las estadísticas reales indican que la abstinencia de productos animales en la dieta reduce considerablemente los riesgos de varios tipos de cáncer y otras enfermedades de variada gravedad.
Ciertos alimentos hacen que una dieta sea poco saludable.
Influencia cultural, social y económica en la alimentación
La alimentación humana no está determinada sólo por cuestiones biológicas, sino que se encuentra influida por factores sociales, económicos y culturales. Muchas veces la dieta está condicionada por la disponibilidad de alimentos que depende de condiciones climáticas y de la ubicación geográfica de cada región.
Tampoco pueden olvidarse los factores personales que determinan una dieta, como el gusto, la influencia de la publicidad de ciertos productos alimenticios, las preferencias estéticas y otras cuestiones.
La facilidad para obtener ciertos alimentos, las condiciones climáticas y las costumbres sociales hacen que cada país y región tenga su propia dieta. Argentina, por ejemplo, cuenta con uno de los índices de consumo de carne vacuna más elevados del mundo. Estados Unidos, en cambio, se caracteriza por la ingesta de comida chatarra (del inglés junk food), es decir, de alimentos con poco valor nutritivo y altos niveles de grasas o azúcares, como las hamburguesas. Esta dieta ha causado una epidemia de obesidad en la población estadounidense.
Todo esto nos demuestra que la importancia de la dieta es demasiado grande como para abarcar únicamente el aspecto alimentario de nuestra vida. Cada cultura, cada comunidad se siente identificada no sólo con una serie de costumbres, fiestas y con uno o más idiomas, sino también con sus platos típicos, esos cuyas recetas se pasan de generación en generación y que parecen no poder reproducirse con la misma «magia» en otras regiones.
Retomando el caso del veganismo, si bien el primero de sus rasgos que nos viene a la mente es que no admite el consumo de productos animales en su dieta, se trata de mucho más que eso: es una forma compasiva de compartir el planeta con el resto de los seres vivos. Las jirafas no pueden cazar, y por eso arrancan las hojas frescas de los árboles con sus dientes; nosotros tampoco podemos cazar sin armas, y por eso deberíamos limitarnos a la agricultura.
Plantar nuestros propios alimentos o bien criar animales encerrados y luego asesinarlos para comerlos dice mucho acerca de nosotros. Debemos adoptar una dieta que se condiga con nuestros principios, que nos enorgullezca de nuestras decisiones.