Definición de hemólisis

Se denomina hemólisis al proceso que se genera cuando los glóbulos rojos se desintegran y la hemoglobina que contenían es liberada en el plasma de la sangre. El término también puede acentuarse en la primera I (hemolisis).

Para comprender qué es la hemólisis, por lo tanto, resulta importante definir antes otros conceptos. En primer lugar hay que saber que los glóbulos rojos, también llamados hematíes o eritrocitos, son células sanguíneas. Entre sus componentes se encuentra la hemoglobina, una proteína que se encarga de llevar el oxígeno desde los órganos del sistema respiratorio hacia los diversos tejidos del organismo.

Los glóbulos rojos no tienen núcleo ni orgánulos: por eso, a medida que se desgastan, no están en condiciones de repararse. Llegado un cierto momento, los glóbulos rojos se destruyen y su hemoglobina se libera en el plasma, que es la parte líquida de la sangre. Ese proceso de destrucción del eritrocito y posterior liberación de su hemoglobina en el torrente sanguíneo recibe el nombre de hemólisis.

Es importante mencionar que no todos los glóbulos rojos se destruyen liberando la hemoglobina. Aquellos que atraviesan el proceso suelen hacerlo en el bazo, en la médula ósea o en el hígado, a unos 120 días de su aparición.

Existen diversas causas de tipo patológico que pueden acelerar o incrementar la hemólisis. Entre ellas aparecen lesiones mecánicas, trastornos enzimáticos u osmóticos, infecciones tales como la malaria, alteraciones congénitas que afectan los eritrocitos (en el contexto de una infección o de un estado anómalo de la hemoglobina), una unión antígeno-anticuerpo (como resultado de una enfermedad hemolítica en un bebé recién nacido o de una transfusión de sangre) y diversas enfermedades.

Por otro lado, en el marco de un análisis de sangre, el manejo de las muestras puede provocar la hemólisis si se dan ciertas condiciones, como ser las siguientes:

* succionar la muestra a demasiada velocidad;
* usar recipientes, jeringas y agujas que se encuentren húmedos;
* no vaciar la jeringa de manera adecuada;
* usar una proporción incorrecta de anticoagulante (una sustancia que sirve para inhibir o interferir en la coagulación de la sangre).

A la lista anterior podemos agregar los casos de mordeduras de víboras, serpientes de cascabel y arañas. Es importante señalar que los episodios más graves de hemólisis se dan en personas que presenten una deficiencia de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa y se exponen a sustancias, fármacos o situaciones que potencie la destrucción de los eritrocitos. Por lo general, estos fenómenos duran poco tiempo y la recuperación comienza casi de forma inmediata, ya que el organismo no deja de producir glóbulos rojos; sin embargo, a veces puede tener lugar un caso de insuficiencia renal o incluso la muerte, si el evento es extremadamente servero.

La hemólisis provoca interferencias con varias mediciones, como ser las de LDH (lactato deshidrogenasa, una enzima catalizadora presente en diversos tejidos de nuestro organismo), potasio, GOT (transaminasa glutámico oxalacética o aspartato aminotransferasa, una enzima presente en diversos tejidos, principalmente en el hígado, en los músculos y en el corazón), GPT (alanina aminotransferasa o transaminasa glutámico pirúvica, una enzima hallada especialmente en el hígado), creatinina, bilirrubinas y fosfatasa ácida (una enzima perteneciente al grupo de las esterasas encargada de eliminar los grupos fosfatos de ciertos sustratos), entre otras.

Una de las situaciones que puede desencadenar un episodio de hemólisis es el ahogamiento en agua dulce: cuando la persona ya no puede contener la respiración, el agua que se encuentra en los alvéolos pulmonares llega a la corriente sanguínea y entonces tiene lugar la desintegración de los eritrocitos.

La anemia hemolítica y el síndrome urémico hemolítico son dos de las afecciones que inciden en la hemólisis y que provocan diversos trastornos en la salud de la persona.

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