Definición de hemograma
El primer paso necesario que hay que dar en pro de conocer el significado del término hemograma es descubrir su origen etimológico. En este caso, tenemos que subrayar que se trata de una palabra que deriva del griego. Exactamente hay que exponer que es fruto de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua:
-El sustantivo “hema”, que es sinónimo de “sangre”.
-La palabra “grama”, que puede traducirse como “escrito” o “grabado”.
Un hemograma es un esquema que permite representar la composición de la sangre. Se trata de un cuadro, una tabla o un gráfico que expresa las cantidades y las proporciones de los diversos elementos sanguíneos.
También llamado biometría hemática o conteo sanguíneo completo, el hemograma revela el hematocrito y la cantidad de hemoglobina, eritrocitos y plaquetas, entre otros datos. Además indica la concentración de hemoglobina por glóbulo rojo y el tamaño medio de los glóbulos rojos, por ejemplo.
Para realizar el hemograma es necesario obtener una muestra de sangre. La extracción se realiza insertando una aguja en el brazo, una acción que permite recolectar una pequeña cantidad de sangre que luego se analiza en un laboratorio.
No es necesario prepararse de un modo especial para la extracción. Es posible que la persona sienta un dolor leve con el pinchazo de la aguja y luego puede generarse un hematoma en la zona, pero no es habitual que se produzcan mayores complicaciones.
Para llevar a cabo ese análisis de sangre, el profesional sanitario que extraerá esa procederá a limpiar la zona del brazo donde insertará la aguja y luego, en torno a esa, colocará una goma que presione el brazo pues así se consigue que las venas se hinchen de sangre en ese lugar.
A continuación, insertará la aguja en una vena y con la jeringa conseguirá sacar la sangre necesaria. Muestra esa que, a continuación, será introducida en un frasco y se etiquetará con los datos personales del paciente. Acto seguido, se le retirará la aguja del brazo, se le quitará la goma y se le colocará en la zona del pinchazo bien un poco de algodón o una tirita para que se consiga evitar que por ahí pueda seguir saliendo sangre.
En pocos minutos es como se logra sacar la sangre al paciente, que podrá marcharse sin ningún problema a casa. Eso sí, hay personas que son muy aprensivas y que pueden marearse, por lo que no solo se les sacará la sangre mientras están tumbadas en una camilla sino que, además, tras acabar la extracción deberán permanecer en esa unos minutos.
El hemograma se utiliza para detectar o controlar múltiples afecciones. Un médico puede solicitarlo para desarrollar un control de rutina, analizar cómo avanza un tratamiento, observar los efectos de un trastorno crónico o diagnosticar una enfermedad.
Los valores de un hemograma se consideran normales dentro de ciertos parámetros. Cuando las cifras escapan de dicha media, pueden revelar diferentes problemas de salud. Un nivel elevado de hemoglobina, por citar un caso, se puede vincular a una enfermedad renal, mientras que una cantidad baja de glóbulos rojos tal vez sea signo de un inconveniente en la médula ósea. Por supuesto, un médico debe ser quien interprete el hemograma para que, al estudiarlo en su contexto junto a otros datos, le ayude a realizar un diagnóstico.