Definición de gramema
La idea de gramema se emplea en el terreno de la lingüística para aludir a un morfema gramatical (cabe mencionar que éste es el nombre que recibe en la gramática tradicional). Se trata de un valor vinculado a una categoría de la gramática.
Un morfema es la unidad mínima que puede aislarse en un análisis de tipo morfológico. En el caso de los gramemas, son morfemas que suceden a los lexemas (concepto conocido como morfema base en la gramática tradicional) y que permiten señalar los accidentes gramaticales que inciden sobre dichos lexemas. Hay gramemas de modo, persona, tiempo y número.
Precisamente, el gramema es una unidad de la palabra que no posee un significado de tipo léxico, o sea que no puede definirse en sí mismo como una palabra, sino que cumple una función de tipo gramatical o sintáctica para completar o especificar el significado de una palabra.
Tomemos el caso del término “gatos”. Esta palabra contiene el lexema “gat”, el gramema “o” (que indica el género masculino) y el gramema “s” (necesario para señalar el plural). En un sentido similar, el término “usuaria” se forma con el lexema “usuari” y el gramema “a” (femenino).
Cabe mencionar que en ciertas palabras su morfema base no requiere el uso de un gramema para indicar su género, ya que no admite más de una opción: mientras que hay «gatos» y «gatas», sólo hay «canciones». Por lo tanto, el lexema «canción» solamente necesita combinarse con el gramema «es» para dar lugar al único plural de la palabra. Además, los lexemas pueden ser dependientes o independientes, mientras que los gramemas son siempre dependientes: el lexema «and» depende de gramemas como «ar» o «uve»; el lexema «sol» no depende de ningún otro morfema para completar su significado como «la estrella que se encuentra en el centro de nuestra galaxia»; los gramemas no pueden usarse de manera aislada en la comunicación.
Los gramemas también pueden añadirse a los verbos para aportarles un significado vinculado al tiempo, la voz y el modo. Estos morfemas no tienen independencia morfológica y deben unirse a determinados lexemas para que los significados se precisen.
Cabe destacar que, además de añadir un significado a un lexema, los gramemas también permiten establecer marcas que se vinculan a la concordancia entre las palabras y los sintagmas.
Según sus características, es posible clasificar a los gramemas como gramemas verbales (relacionados al modo, el número, la persona y el tiempo), gramemas nominales (señalan el número y el género), gramemas derivativos (no tienen independencia morfológica y deben unirse a ciertos lexemas) y gramema cero (no evidencia marcas en el lexema). Los gramemas derivativos, a su vez, pueden ser heterogéneos u homogéneos.
Los gramemas nominales los hemos visto en algunos de los ejemplos anteriores, cumpliendo su función de complementar lexemas para la formación de sustantivos y adjetivos completos, aportando su género y su número. Éste es un aspecto fundamental de nuestra lengua, que la distingue de muchas otras en las cuales los sustantivos y los adjetivos no tienen género o, en algunos casos, número. Sí, puede parecer imposible de imaginar pero en ciertos idiomas, ante la palabra que designa el concepto de «gato», por ejemplo, no existe forma de saber si estamos hablando de uno o más ni si se trata de machos o hembras.
Los gramemas verbales nos sirven para expresar accidentes que en nuestra lengua no corresponden a los sustantivos ni a los adjetivos, como ser la persona, el tiempo y el modo, aunque también para el número. Por ejemplo: partiendo del verbo «comer», que de por sí se compone del lexema «com» y del gramema «er», podemos decir «como», para la primera persona singular del tiempo presente del modo indicativo, o «comieran», para la tercera persona plural del tiempo pretérito del modo subjuntivo.