Definición de eterno
Con origen en el latín aeternus, la idea de eterno describe a aquello que no posee principio ni punto final. El término está asociado con la inmortalidad, con lo que no tiene límites y lo infinito. Por ejemplo: “El planeta no es eterno: los expertos ya saben que, tarde o temprano, colapsará”, “Me hubiese gustado que mi perro fuera eterno, pero lo cierto es que pude disfrutar de su compañía durante más de quince años”, “Nadie es eterno en este club, así que hay que saber cuándo dejarle espacio a los nuevos jugadores”.
La eternidad es una noción de carácter filosófico que está vinculada a una existencia que no está enmarcada en el tiempo. Desde la perspectiva de Aristóteles, el tiempo, la materia y el movimiento, por haber existido desde siempre, pueden considerarse como eternos.
La religión también ha reflexionado sobre la condición de eterno que se le atribuye a Dios. San Agustín, en este marco, sostuvo que el tiempo sólo se mide en los parámetros del universo ya establecido; Dios, por lo tanto, existe sin límites de tiempo (debido a que para el Ser Supremo no hay tiempos pasados ni momentos futuros: sólo cuenta el presente).
Los números y las relaciones matemáticas, por otra parte, pueden considerarse como eternas ya que existen con independencia del tiempo. Esto demuestra que la eternidad trasciende las creencias.
En cierta forma, nada puede suceder en la eternidad, ya que todas las acciones, tal como las entendemos, tienen un pasado, un presente y un futuro. No se puede, por ejemplo, patear una pelota en la eternidad, ya que el movimiento de la pierna y el desplazamiento de la pelota suponen una acción constante.
En el lenguaje coloquial, eterno es lo que se repite con mucha frecuencia o se prolonga de manera excesiva: “Cada vez que voy al dentista, la espera se me hace eterna”, “Estoy harto de las eternas discusiones con Miguel”.
Lo eterno en Marcel Proust
A lo largo de la historia de la literatura se han publicado numerosas obras que han tocado el tema. Sobre todo es un concepto muy presente en la literatura clásica, donde los autores abarcaban temas profundos de índole espiritual, intentando acercarse a la verdadera esencia del ser humano. Uno de los autores que ha abordado el tema desde una perspectiva alucinante fue Marcel Proust en su obra «Por el camino de Swann«.
En esta novela, el autor francés presenta un concepto de eternidad inalcanzable desde la razón. La muestra como algo que no puede explicarse con palabras pero que es capaz de cambiar el rumbo de nuestras vidas. No se refiere a sentimientos pasajeros y banales, como los críticos de su tiempo quisieron creer, sino a una conexión profunda con nuestra verdadera esencia, con el espíritu universal que podría permitirnos comprender que este presente en el cual nos hallamos parados es eterno, porque lo que en el acontece permanece para siempre, es imborrable.
En esta idea de eternidad se vuelve imprescindible la comprensión de otro concepto, el tiempo. Según Proust ambos están íntimamente relacionados. Objeta que existen dos formas de enfrentarse y comprender el misterio del tiempo: como una continuidad cíclica, apoyándose en el concepto de cronos que diversos autores han definido, o como un acontecimiento de plenitud, un estado a través del cual puede alcanzarse la verdadera felicidad.
Y si bien este concepto parece místico y hasta religioso, se refiere a algo que trasciende la religión y toda emoción, a algo escondido en la naturaleza de todo ser vivo: aquello que lo impulsa a luchar por la supervivencia y que lo llevará a su máxima plenitud si el individuo así lo desea.