Definición de esquilar
El verbo esquilar se emplea con referencia a la acción de cortar el pelo de un animal. El uso más habitual se vincula a la extracción anual de la lana de las ovejas, aunque también se puede llevar a cabo en cabras, alpacas, vicuñas, guanacos y llamas, entre otras especies.
Es importante mencionar que la lana es el pelo de determinados animales que se puede utilizar para tejer. Por eso se constituye como una fibra valiosa empleada en la confección de abrigos, alfombras y otros productos.
Una vez al año, a los animales con lana se los somete a la esquila. Al esquilar a un ejemplar, se le corta la lana con una tijera para luego destinar este pelo a distintos procesos y usarlo en algún trabajo textil.
El acto de esquilar suele llevarse a cabo en verano, ya que en épocas de frío el animal necesita la lana para soportar las bajas temperaturas. Tras la esquila, el pelo vuelve a crecer, por lo cual doce meses más tarde hay nuevamente lana disponible para esquilar.
Existen diferentes métodos y técnicas para esquilar. El mecanismo tradicional implica el uso de tijeras, aunque también se puede emplear una máquina para esquilar, ya sea portátil o fija. Por otra parte, hay quienes deciden esquilar al animal atado, mientras que otros optan por sentarlo y dejarlo suelto.
En la actualidad, dada la preponderancia de la tecnología en la vida cotidiana y en la industria, son muy pocas las personas que utilizan tijeras para esquilar, ya que la mayoría se ha adaptado al uso de máquinas eléctricas. Una de las razones de tal elección es la dificultad: esquilar con tijeras requiere una destreza mayor, y toma más tiempo, con lo cual la máquina ofrece varios beneficios.
Con respecto al procedimiento en sí mismo, cada persona actúa de acuerdo a su experiencia y a sus gustos particulares, pero es normal comenzar por la lana de la tripa, que es la de inferior calidad, para luego continuar por la del resto del cuerpo de una sola pieza.
Las características de la lana dependen de la especie y de la raza del animal. A nivel general, puede decirse que, al esquilar ovejas, se suelen obtener entre tres y nueve kilos anuales de lana por cada ejemplar.
Los esquiladores más experimentados son capaces de quitar de un solo intento una capa de lana de dimensiones considerables, que se corresponde prácticamente con toda la que recubre al animal. Esta pieza, que bien podría servir de abrigo para una persona en apuros, se denomina vellón, y tiene el aspecto de una gran manta que el ganadero suele doblar y compactar para dejarla a un costado y continuar con su trabajo.
Si bien la esquila (o el esquileo) es una de las actividades menos agresivas del ámbito de la ganadería, esto no quiere decir que se trate de una acción justa para con el animal. De por sí, criar a un ser vivo en cautiverio con fines comerciales ya es privarlo de su libertad, por lo cual no es moralmente aceptable.
Así como sucede con otras formas de explotación animal, el esquilador tampoco lleva una vida fácil: la tarea que realiza es muy desgastante y requiere un gran nivel de resistencia física, fuerza y destreza. En primer lugar, debe pasar varias horas encorvado, y esto repercute de forma negativa en la espalda. Además, debe mantener en su sitio a la oveja y asegurarse de realizar su trabajo sin hacerle daño, a la vez que intenta obtener la mayor cantidad de lana posible.
En la lucha contra la liberación animal podrían salir victoriosas ambas partes si el ser humano finalmente reemplazara la explotación por el uso de materiales sintéticos para la vestimenta y de productos vegetales para la alimentación.