Definición de verano
El verano es la estación del año que tiene lugar entre la primavera y el otoño. Se trata de la época más calurosa del año, con las marcas térmicas más elevadas. En el hemisferio septentrional, el verano tiene lugar entre junio, julio y agosto, mientras que en el meridional, corresponde a diciembre, enero y febrero. Cabe destacar que, cuando en el hemisferio norte tiene lugar la época estival, en el hemisferio sur es invierno (y viceversa).
Durante el periodo veraniego, los días se alargan (en relación a las demás estaciones) y las noches duran menos horas. El solsticio (que en el hemisferio sur se produce el 21 de diciembre, mientras que en el norte es el 21 de junio) define el inicio del verano, que se prolonga hasta el 21 de marzo (en el hemisferio sur) o el 21 de septiembre (en el hemisferio norte).
El verano se caracteriza por las altas temperaturas.
Vacaciones de verano
El verano está asociado, por lo general, a las vacaciones y al ocio. Las altas temperaturas facilitan la vida al aire libre e invitan a la gente a disfrutar de la playa, los parques o los paseos en general. El verano suele aparecer vinculado a la diversión y la alegría mientras que, en cambio, el invierno se relaciona con la tristeza.
Viajar a la playa para aprovechar el sol y gozar de la arena y el mar es una de las actividades más frecuentes del verano. Millones de personas deciden acercarse hasta las ciudades balnearias (conocidas como destinos de veraneo) para pasar las vacaciones.
Islas Canarias, ejemplo de destino veraniego
Las Islas Canarias es un destino muy común de turistas de varias partes del mundo que desean disfrutar de esta etapa del año, dado que las temperaturas del archipiélago raramente bajan de los 15 grados. La vida en una de estas islas ofrece una realidad paralela en la que casi todo el año es verano y los fuertes vientos vuelven sus playas ideales para deportes acuáticos como el surf y el kite dive.
Sin embargo, sus características climáticas tienen un precio para su ecosistema; el constante calor, sumado a la poca frecuencia de las precipitaciones repercuten en un suelo poco fértil y en una vegetación típica de un desierto.
Por el calor y la sequía, el riesgo de incendio forestal se incrementa durante el verano.
El verano y el descanso
El calor es sinónimo de diversión para quienes lo viven tres meses al año, pero puede ser una condena para aquellas personas que se ven forzadas a soportarlo a diario, desde enero a diciembre, salvo excepciones. No es por nada que la época de descanso suele ir de la mano de las altas temperaturas; el agotamiento corporal es mucho mayor, así como la necesidad de descansar y el desgano para trabajar.
Basta con documentarse acerca de las ciudades más productivas del mundo, donde más avances tecnológicos se lleven a cabo y donde la vida sea más ordenada y haya mayor porcentaje de educación y menos desocupación; el resultado dará seguramente lugares con climas templados o fríos, mientras que en el caso opuesto, el índice de descuido personal y falta de vocación será seguramente más alto.
Mayor riesgo de incendios forestales
Los incendios forestales representan uno de los mayores problemas asociados con el verano, ya que arrasan con bosques enteros, convirtiendo en ceniza árboles, plantas y destruyendo el hábitat de un gran número de animales, que se ven forzados a encontrar un nuevo hogar, en un mundo donde cada vez quedan menos regiones verdes de las cuales no se haya apoderado el hombre.
En los últimos años, el número de incidentes de este tipo ha crecido de manera preocupante en varios países, sobre todo en zonas muy áridas y donde la lluvia escasea.
Es interesante mencionar, por último, que Verano es el nombre de una localidad italiana de la provincia de Bolzano que tiene menos de 1.000 habitantes.