Definición de epónimo

El vocablo griego epṓnymos llegó al castellano como epónimo. Así se llama al individuo o el lugar cuyo nombre es empleado para la denominación de una región, una localidad u otra cosa.

Un nombre a partir de otro

Por lo general, la creación de un epónimo supone un homenaje. En la antigüedad, solían usarse epónimos para bautizar a los periodos temporales según el nombre de los gobernantes de la época.

En el mapa encontramos muchos epónimos, como «América», de «Américo Vespucio»


A esta fórmula se la conoce como año epónimo. En la antigua Roma, por mencionar un caso, se recurría a formas como el año del emperador o el año del consulado.

Uno de los epónimos más conocidos es Américo Vespucio, quien da nombre al continente América. Cristóbal Colón (Christophorus Columbus en latín o Cristoforo Colombo en italiano), en tanto, es el epónimo de Colombia, mientras que Simón Bolívar es el epónimo de Bolivia. En algunos casos no se produce ningún cambio ni adaptación entre el epónimo y el sitio que designa, como George Washington y Washington D. C.

La medicina suele recurrir a epónimos para denominar a enfermedades o trastornos según su descubridor. El neurólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheimer, en este marco, es el epónimo de la enfermedad de Alzheimer o mal de Alzheimer, ya que él fue quien descubrió sus síntomas. El psiquiatra y pediatra austríaco Hans Asperger, por otro lado, es el epónimo del síndrome de Asperger, una manifestación de un trastorno del espectro autista.

Construcción de un epónimo

Este concepto se puede estudiar desde dos perspectivas: dado que existen tantos epónimos, y que muchos de ellos fueron creados hace siglos, en los párrafos anteriores hemos listado algunos de los más conocidos para graficar el significado de este término. Sin embargo, no debemos entenderlo como algo estático o que ya no crece; por el contrario, con mucha frecuencia se crean nuevos epónimos, y nosotros mismos podemos hacerlo de manera informal, ya que no es algo privativo de las ciencias o las academias.

Como bien señalamos más arriba, un epónimo no es más que una palabra que nace de otra, que debe ser un nombre propio. Esto da lugar a lo que conocemos como neologismos, palabras o expresiones relativamente «nuevas», que todavía no forman parte del vocabulario más frecuente dentro de la lengua pero que poco a poco alcanzará tal estado. Con respecto a su construcción, tenemos tres métodos básicos:

* usar un genérico y unirlo a un complemento por medio de la preposición de, como ocurre con síndrome de Asperger;

* simplemente unir un genérico al nombre, sin términos intermedios, como en motor Diesel;

* dejar el nombre original o adaptarlo ligeramente para convertirlo en el término mismo, algo que apreciamos en América.

El epónimo es una clase de tropo, una figura retórica que usa una palabra o una expresión con un sentido diferente al habitual para la descripción de ciertos conceptos. Dicho de otra manera, sustituye una expresión por otra a la cual no le adjudica su sentido literal, sino uno figurado.

El Conde de Sándwich ideó uno de los platos más populares

La historia del sándwich

Los sándwiches también tienen su epónimo: John Montagu, IV conde de Sandwich. Según la leyenda popular, este noble solicitó un trozo de carne entre rebanadas de pan para poder seguir jugando a las cartas mientras comía sin ensuciarse las manos.

Esto no fue tan espontáneo como parece, sino que todo comenzó cuando la pasión de Montagu por los juegos de cartas lo llevó a descuidar su alimentación. Sus criados estaban preocupados, y buscaron la manera de adaptar sus platos a la actividad de su amo, para facilitar el proceso. Se cuenta que fue entonces cuando el mítico conde decidió tomar estas nuevas comidas siempre entre dos rebanadas de pan, para evitar tocar los productos grasientos directamente con sus dedos.

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