Definición de discurso poético
Se denomina discurso al mensaje que se pronuncia con la intención de manifestar una idea, un sentimiento, etc. Se trata de una exposición que puede realizarse por escrito o de manera oral. Lo poético, por otra parte, es aquello vinculado a la poesía (una expresión que se realiza con sentido estético).
El discurso poético, por lo tanto, es aquel que tiene un propósito estético y que utiliza recursos literarios y juegos de palabras para lograrlo. Aunque se lo suele relacionar con los poemas, el discurso poético también puede desarrollarse en prosa.
Por lo general este tipo de discurso busca generar una empatía con el receptor, que puede sentirse identificado con lo expresado más allá de las diferentes circunstancias. Esto se debe a que el discurso poético suele referirse a temáticas universales (como la felicidad, el amor, la nostalgia, etc.).
Otra característica del discurso poético es que propone una visión particular del mundo. No está centrado en la realidad objetiva, sino que, al apelar a las emociones y a la estética, se relaciona con lo real de una manera especial. Los autores muchas veces se vuelcan a la experimentación tanto en los contenidos como en la forma para dar lugar a estructuras que resultan novedosas.
Esto distingue el discurso poético de un texto informativo, en el cual los escritores persiguen la objetividad por sobre sus propias opiniones. De todos modos, es cierto que nadie puede ser objetivo al cien por ciento, de manera que en cualquier creación literaria existen límites que responden a las vivencias, los conocimientos y las herramientas de los autores.
Un discurso poético, por ejemplo, podría indicar: “En tiempos coloniales, un grupo de héroes inmortales se alzó contra el tirano en pos de la libertad, bebiendo el néctar de la rebeldía. La gesta fue un éxito y abrió las puertas del Olimpo a estos valientes guerreros de la independencia”. Un discurso histórico, en cambio, señalaría sobre los mismos acontecimientos: “En 1810, un grupo de patriotas se rebeló contra el gobierno imperial para conseguir la libertad…”.
Es importante resaltar que el discurso poético no debe ser excesivo, o al menos que el exceso no está en su esencia. Si bien podemos calificar de poético un texto demasiado ornamentado si cumple con los requisitos adecuados, siempre es posible expresar una misma idea con menos palabras, de manera más concisa y accesible a cualquier lector.
Precisamente, uno de los problemas más comunes del discurso poético demasiado florido es que solamente una pequeña porción del público cuenta con las herramientas lingüísticas para comprenderlo. El arte no es una propiedad de unos pocos sino un punto de encuentro que debería invitarnos a todos a compartir experiencias y sentimientos; cuando convertimos la literatura en una fuente de creaciones académicas, no hacemos otra cosa que rodearla de barreras impenetrables, impidiéndole de este modo desarrollarse y enriquecerse.
No debemos olvidar que las personas que crearon la poesía no habían estudiado en una facultad, ni tampoco contaban con una serie de enciclopedias que les definieran conceptos tales como discurso poético; sin embargo, son estas joyas del pasado las que sostienen los pilares de esta forma de arte, la misma que las academias se esfuerzan en estructurar, en un absurdo intento de descifrar su fórmula para reproducirla a voluntad.
Esto nos lleva a otra realidad difícil de aceptar: podemos aprender a reconocer e interpretar un texto poético, con ciertas limitaciones, pero no a crearlo de manera espontánea, con arte, ya que eso solamente pueden hacerlo las personas que han nacido con el talento adecuado, las que comienzan a escribir antes de caminar, sin necesidad de recibir los conocimientos de manos de profesores trajeados.