Definición de diezmo
Diezmo procede del vocablo latino decimus y está vinculado a un décimo (la décima parte de algo). El concepto se utilizaba para nombrar al derecho del 10% que un rey exigía sobre el valor de las mercaderías que entraban a su reino o que se traficaban desde sus puertos.
La noción de diezmo, por lo tanto, suele asociarse a un impuesto del 10% que se debía pagar a un rey, a un gobernante o a un líder religioso. Quienes debían realizar el pago entregaban la décima parte de sus ganancias o ingresos al acreedor.
Se llama diezmo al aporte económico que realizan los fieles para el funcionamiento de una iglesia.
Historia y actualidad del diezmo
El diezmo se remonta a tiempos bíblicos. El patriarca Abram, quien luego sería Abraham (“padre de muchos pueblos”), le entregó un diezmo al sacerdote Melquisedec en una muestra de gratitud. Con el tiempo, el diezmo se instruyó para todos los sacerdotes levitas e incluso se estableció como obligación o ley.
En la actualidad, el diezmo suele ser optativo en la religión, aunque diversas ramas (como los evangelistas) insisten en la importancia de que los fieles guarden una parte de sus ingresos para contribuir con la iglesia. Se suele considerar el diezmo como una responsabilidad ante Dios ya que ayuda a la difusión de su palabra en el mundo.
Puede asociarse la idea de diezmo a una contribución o un impuesto.
La importancia de ser parte
Incluso desde una óptica no religiosa, la importancia del diezmo no reside precisamente en el monto de dinero con el cual se colabore, sino en el hecho de sentirse parte de un movimiento, de una comunidad, en la satisfacción de saberse un integrante fundamental para su continuidad y su desarrollo. De hecho, el diezmo no siempre representa exactamente el 10% de los ingresos, y en muchos casos se utiliza el término simplemente como sinónimo de donación u ofrenda.
Muchos aseguran que cuando aprendemos a compartir lo que obtenemos con los demás, incluso cuando lo hacemos con personas y animales a los que no conocemos ni conoceremos jamás, nos sentimos más cerca de los demás y de nosotros mismos. A pesar de que una persona gane su dinero sin ayuda de nadie, con mucho esfuerzo y sin exceder los límites de la Ley, la única forma de disfrutarlo no necesariamente es destinarlo a sí misma en su totalidad: a veces, ayudar a que mejore el mundo a su alrededor puede devolverle mucho más de lo que entrega.
El diezmo, por lo general, tenía como finalidad la recaudación de fondos para el mantenimiento material de la Iglesia y de sus ministros. El aporte de los fieles, por lo tanto, no siempre se destinaba a los más necesitados, sino para mantener una estructura de poder y a una jerarquía eclesiástica.
Ley de Diezmo Ecológico
Mientras la energía pasa por los diferentes niveles tróficos (de la nutrición), gran parte de la misma se pierde en el proceso respiratorio. Esto ocurre a causa de la segunda ley de la termodinámica, dado que existe una pérdida importante de energía en cada transferencia, y esto se denomina Ley de Diezmo Ecológico o Ley del Diez por Ciento.
Cuando se aplicaron las leyes de la termodinámica al flujo de materia y energía, así como a la formación de biomasa, se determinó que en el paso entre los niveles tróficos se obtiene tan sólo el 10% de la energía generada en el anterior; en otras palabras, de la energía que se captura en cada nivel trófico, un 90% se destina al movimiento, metabolismo y otras acciones, mientras deja el 10% restante para que lo aproveche el siguiente.
Tomando como ejemplo la alimentación, podemos decir que un vegetal aprovecha el 90% de la energía que obtiene del sol para desarrollarse y cuando un animal herbívoro lo utiliza para alimentarse, sólo puede acceder al 10% restante (el diezmo) del cual, a su vez, el 90% le servirá para sus funciones vitales; si un animal carnívoro se alimenta de este último, entonces ocurrirá lo mismo una vez más.