Definición de depilación definitiva
Se denomina depilación al acto y el resultado de depilar: quitar el vello a través de algún tipo de mecanismo (tirando de él, aplicando una sustancia específica, mediante un láser, etc.). Definitivo, por su parte, es aquello que concluye, determina o remata.
Depilación definitiva es el nombre que reciben los métodos que no solo eliminan el vello, sino que también impiden que vuelva a crecer en la zona de aplicación. Estos procedimientos suelen provocar molestias o dolores.
Para desarrollar la depilación definitiva, es necesario atacar el folículo del vello. Se debe destruir la raíz ya que, de lo contrario, volvería a crecer, tal como ocurre cuando el vello simplemente es arrancado.
Hay que someterse a varias sesiones de tratamiento hasta alcanzar la depilación definitiva. La destrucción se realiza a través del calentamiento del bulbo con ayuda de un láser o de luz pulsada. Si el folículo no se caliente lo suficiente, no se destruye.
El láser tiene la capacidad de actuar sobre el punto en el cual crece el vello sin dañar las estructuras de alrededor. Esto se debe a que la melanina absorbe la luz, genera calor y destruye las células del folículo piloso.
Cabe destacar, de todas formas, que la depilación definitiva acarrea ciertos riesgos. Este tipo de metodologías no pueden aplicarse a mujeres embarazadas ni a personas que sufren enfermedades de la piel como el vitiligo o el lupus. Tampoco puede descartarse la aparición de manchas en la piel debido a la depilación. Después de cada sesión, hay que evitar la exposición solar directa durante dos o tres días.
Una vez que estamos decididos a aprovechar las ventajas de la depilación definitiva, debemos escoger cuál de los dos métodos nos parece más adecuado: el láser o la luz pulsada. En pocas palabras, ambos se diferencian en que el primero es más específico para este tipo de tratamientos, y da la posibilidad de alcanzar temperaturas más altas para eliminar el folículo.
Si observamos el progreso del tratamiento en dos pacientes que hayan escogido cada uno un método diferente, es muy probable que a partir de la tercera sesión notemos que el láser haya conseguido un avance mucho mayor que la luz pulsada. De hecho, muchos especialistas recomiendan a sus pacientes la depilación definitiva con láser, especialmente el de diodo, entre los cuales destacan el Alexandrita, Duet, Soprano o el Candela.
Dado que la depilación definitiva con láser es un tratamiento relativamente moderno que todavía no ha probado tanta gente, existe un sinfín de mitos a su alrededor, de historias falsas que llenan de miedo e incertidumbre a quienes todavía no han dado el paso. Quizás el más común de todos sea que «no funciona de forma definitiva, sino que es como cualquier otro método»; la realidad indica otra cosa, ya que las estadísticas demuestran un alto porcentaje de efectividad, aunque esto no ocurra en la totalidad de los pacientes.
Cuando la depilación láser no ofrece el cien por ciento de efectividad, simplemente es necesario realizar eventuales sesiones de mantenimiento, pero no es cierto que dé los mismos resultados que los métodos tradicionales. Otra de las mentiras que la gente esparce acerca de este tratamiento es que «provoca mucho dolor»; por el contrario, las personas que lo han probado aseguran que se puede tolerar sin problema, ya que la sensación no es de dolor sino de calor, y ésta se contrarresta con la aplicación de frío.
Por otro lado, también se cree que la depilación definitiva con láser no es recomendable en las zonas más sensibles del cuerpo; sin embargo, los expertos aseguran que no existe tal limitación sino que, por el contrario, este método es ideal incluso para las partes en las cuales la depilación tradicional genera irritación o molestias.