Definición de criósfera

La noción de criósfera no forma parte del diccionario que elabora la Real Academia Española (RAE). El concepto, de todos modos, suele usarse con referencia al agua superficial de nuestro planeta que se encuentra en estado sólido debido a las bajas temperaturas.

La criósfera, en este marco, se compone de las grandes masas de hielo y nieve de la Tierra. Por lo tanto podemos encontrar la criósfera en la Antártida y en el Polo Norte, entre muchas otras regiones, como ser Groenlandia, el Norte de Siberia, el Océano Ártico y el Norte de Canadá y la mayoría de los picos de las cadenas montañosas más alta del mundo.

Cuando la criósfera se origina por el congelamiento de los océanos, no incide en el nivel del mar, ya que el agua sólida se forma a partir de éste. En cambio, si los glaciares se derriten, sí provocan un aumento del nivel del mar. El calentamiento global que afecta a la criósfera y hace que se derritan los glaciares, por lo tanto, está provocando que el nivel del mar crezca, una situación que podría generar que diversos territorios queden bajo el agua en el futuro.

La mayor parte de la criósfera corresponde a icebergs. Los glaciares, el hielo marino y el permafrost aportan el resto de la superficie de agua sólida. Se estima que cerca de tres cuartos de las reservas de agua dulce del planeta se hallan en la criósfera.

Los efectos del cambio climático sobre la criósfera son múltiples, afectando a la vida en general. La propia criósfera, al derretirse, contribuye al calentamiento global ya que el agua sólida (hielo y nieve) refleja la energía solar, que vuelve al espacio. En cambio, al derretirse el hielo y la nieve, el suelo queda expuesto y la superficie terrestre absorbe una mayor cantidad de energía solar, que luego se irradia a la atmósfera, calentándola.

Debemos resaltar la importancia del papel que desempeña la criósfera en la regulación del clima de todo el planeta. La razón por la cual ciertas partes de la Antártida pueden reflejar cerca del 90% de la radiación incidente del sol es que el hielo y la nieve poseen un alto albedo.

Se denomina albedo al porcentaje de radiación que refleja una superficie en comparación con la que incide sobre ella. Por definición, las superficies de color claro poseen valores de albedo mayores que las oscuras, así como las brillantes superan a las mates. El albedo medio de nuestro planeta ronda el 38%.

El albedo es adimensional, o sea que se trata de una magnitud que no tiene asociada una dimensión física. Su medición se lleva a cabo tomando como referencia una escala que comienza en el cero y llega al uno como valor máximo. En el primer extremo se encuentran los cuerpos que absorben el total de la radiación incidente, un objeto teórico conocido con el nombre de cuerpo negro; el valor «uno» corresponde a un cuerpo blanco capaz de reflejar el total de la radiación que incide sobre él.

Precisamente, la nieve reciente posee un albedo del 86%, el valor más alto de nuestro planeta. Si no existiese la criósfera, por lo tanto, el albedo de la Tierra sería mucho más bajo, su superficie absorbería una cantidad mayor de energía y, en consecuencia, la temperatura de la atmósfera también sería más alta.

Otro de los roles de la criósfera es la desconexión de los océanos y la atmósfera, lo cual reduce la transferencia de humedad y cantidad de movimiento (la masa de un cuerpo multiplicada por su velocidad en un punto determinado del tiempo); esto ayuda a estabilizar las transferencias de energía a nivel atmosférico.

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