Definición de castigo
Se denomina castigo a una sanción, una pena o una reprimenda que se impone a una persona que ha incurrido en algún tipo de falta. Los castigos por lo general buscan funcionar como correctivo.
Por ejemplo: “Como castigo por haberme escapado de la clase, mis padres no me dejarán salir con amigos por un mes”, “Cuando los funcionarios cometen delitos y no reciben ningún castigo, el mensaje que se transmite a la ciudadanía es muy malo”, “La Unión Europea prohibió a sus integrantes realizar intercambios comerciales con el país asiático como castigo por las violaciones a los derechos humanos que se cometen en su territorio”.
Existen múltiples tipos de castigos. A nivel familiar, el castigo puede ser un regaño oral o alguna prohibición impuesta por una figura de autoridad (como el padre o la madre). Antiguamente los castigos a los hijos solían incluir golpes, aunque la violencia física ya no es avalada por el consenso social.
El castigo es un elemento de gran relevancia en la etapa de crianza de un individuo, que puede acarrearle una serie de limitaciones o abrirle puertas, según el grado de severidad y de justicia con el que se apliquen las reprimendas. Como se expresa en el párrafo anterior, en la actualidad no se aceptan los golpes como recurso para impartir lecciones a los niños, aunque esto no impide que millones de personas lo sigan utilizando.
Cuando un ser vivo sano recibe un ataque físico no existe la posibilidad de que sienta algo positivo; si se encuentra en su infancia, uno de los sentimientos que suelen despertarse ante un castigo físico es la frustración, ya que no llega a comprender las razones por las cuales alguien que dice amarlo lo agrede de esa forma y tampoco cuenta con la fuerza física necesaria para defenderse.
No debemos olvidar que este tipo de castigo se complementa con la prohibición de revelarse: el niño no tiene la posibilidad, el permiso de defenderse o de contraatacar, sino que debe soportar el dolor y la humillación que supone un golpe por parte de alguien más fuerte. Como es de esperarse, si esto se repite con mucha frecuencia a lo largo de la crianza, las consecuencias pueden ser muy negativas.
Los castigos también se aplican en los establecimientos educativos y en el contexto laboral cuando alguien incumple con alguna norma. Por lo general tanto las normas como los castigos están estipulados en un reglamento o un código: esto impide que una autoridad actúe de manera arbitraria al administrar los castigos.
En el ámbito educativo, los castigos son variados y se aplican con la intención de moldear la responsabilidad de los estudiantes y prepararlos para afrontar la vida adulta. Entre los más comunes se encuentran las notas bajas para sancionar el incumplimiento de una tarea o la pobreza con la que se realiza un examen, las amonestaciones por mala conducta, la suspensión de clases durante un tiempo y, en los peores casos, la expulsión.
Ya en la adultez, los castigos suelen ser más relevantes ya que hay mucho más en riesgo que la aprobación de una materia. Una falta grave en el trabajo puede conducir al despido o a una denuncia que manche nuestra reputación para siempre y nos impida reincorporarnos con facilidad al ámbito laboral; por esto son tan importantes los límites que el sistema educativo impone a sus alumnos.
En el plano judicial, los castigos son las penas que se aplican a quien comete un delito. Las sanciones económicas, la privación de la libertad (el encarcelamiento) y hasta la pena de muerte son algunos de estos castigos, que varían según el código penal de cada nación.