Definición de baldón
La etimología de baldón nos lleva al francés antiguo bandon, a su vez derivado del franco bann (que puede traducirse como “mando”). Un baldón es una ofensa o un agravio.
El concepto puede hacer referencia a una injuria, pero también a la cosa o el individuo que constituye un baldón. Por ejemplo: “No voy a tolerar un baldón semejante, exijo una disculpa”, “Este futbolista es un baldón para nuestra institución”, “De acuerdo a los analistas, el dirigente cargará el baldón de haber sido, para muchos, el peor gobernador de la historia”.
Un baldón puede ser una afrenta o un insulto. Es posible decir que el hambre es un baldón en el mundo moderno, teniendo en cuenta que hoy se producen alimentos para dar de comer a toda la humanidad y, sin embargo, siguen muriendo millones de personas por desnutrición. El hambre, por lo tanto, es un insulto para la condición humana, ya que evidencia un problema de valores que no se resuelve. Todos deberíamos sentirnos ofendidos y ultrajados con el hecho de que haya gente que muera por no tener acceso a la comida, cuando la producción alimentaria es más que suficiente para cubrir las necesidades mundiales.
De manera similar, podría afirmarse que las guerras son un baldón para la civilización. Que a esta altura de la historia todavía haya dirigentes y pueblos dispuestos a dirimir sus conflictos por medio de la fuerza, ocasionando con el accionar violento numerosas pérdidas humanas y materiales, es inexcusable. El ser humano ya tendría que saber que el diálogo y el respeto son los caminos que hay que seguir para vivir en paz.
A lo largo de esta definición hemos mencionado algunos de los sinónimos más comunes de la palabra baldón, como ser afrenta y agravio. Sin embargo, la lista es bastante más extensa, e incluye algunos términos más propios de la lengua escrita, como se puede apreciar a continuación: oprobio, deshonor, borrón, mancha, degradación, infamia, mancilla, estigma y ultraje.
Cabe señalar que el término baldón tiene otra acepción, que no recoge el diccionario de la Real Academia Española: se puede usar como sinónimo de faldón de cortina, una pieza de tela más pequeña que la principal que se coloca encima con un propósito decorativo más que funcional. Los baldones de cortinas son productos relativamente económicos y sencillos, pero pueden embellecer un salón de manera considerable.
Lo primero que aporta un baldón de cortina es movimiento, uno de los factores fundamentales de una habitación bien decorada. Además, le brinda una mayor profundidad a un elemento que por lo general no destaca por esta propiedad. La cortina puede tener diversas funciones: si bien lo normal es colocarla para reducir la cantidad de luz y calor que entran en la habitación, también puede servir para teñir la luz de una tonalidad en particular o decorar el ambiente tanto con su propio diseño como con las sombras que en él proyecta.
Para escoger un baldón adecuado se deben tener en cuenta varios de los mismos parámetros que para la cortina: el tamaño de la ventana, sus dimensiones, la dirección en la que se abren sus hojas y la habitación en la que se encuentre. Si la ventana se abre hacia fuera, las cortinas reciben un desgaste menor y no importa que sean pesadas; si se encuentran en una cocina, la grasa propia de las comidas se impregna inevitablemente en su tela, por lo cual conviene escoger un material fácil de lavar y resistente a las manchas.
En cualquier caso, el baldón de cortina es un elemento más a mantener, por lo cual se recomienda solamente a quienes limpien la habitación con suficiente frecuencia, ya que de otro modo puede convertirse en un foco de ácaros.