Definición de hambre
En el latín es donde encontramos el origen etimológico del término hambre que ahora nos ocupa. En concreto, tenemos que exponer que deriva del latín vulgar “famen, faminis”.
La noción de hambre suele hacer referencia a la necesidad o las ganas de comer: es decir, de ingerir alimentos.
El hambre, por lo tanto, es la sensación que aparece cuando una persona necesita o desea consumir comida. Puede tratarse de una necesidad física (ya el organismo requiere nutrientes para tener energía y mantenerse saludable) o de apetito (la intención de comer, que muchas veces se vincula al placer).
La idea de hambre también puede aludir a la falta de acceso a alimentos básicos. En este sentido, el hambre implica la escasez de comida y, de este modo, se asocia a un amplio abanico de problemas de salud y de desarrollo.
El individuo que padece hambre está malnutrido o desnutrido. Esto quiere decir que ingiere una cantidad de proteínas y calorías menor a la que necesita su organismo. Por lo tanto, su desarrollo físico e intelectual será deficiente y su salud estará afectada por múltiples trastornos. El hambre incluso puede llevar a la muerte.
De acuerdo a las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, unos 815 millones de seres humanos padecen hambre en todo el planeta. Los datos de 2016 revelan que el hambre afecta a cerca del 11% de la población mundial, registrando un crecimiento respecto a las cifras del año anterior.
Hay que establecer que son varias las causas que vienen a propiciar que aún siga existiendo hambre en el mundo. En concreto, entre las más significativas podemos destacar el cambio climático, que está trayendo consigo que haya zonas donde la tierra es absolutamente estéril, así como la pobreza y la exclusión.
De la misma manera, las guerras y los conflictos bélicos existentes en distintas áreas del planeta, la especulación con los alimentos, el haber dejado de lado en muchos casos a la agricultura e incluso los totalitarismos son otros de los motivos que propician que siga habiendo hambre en el mundo.
Es importante saber que la cantidad de alimentos que se producen en el mundo alcanza para alimentar al total de la población. Por eso la existencia de hambre evidencia un problema político (los alimentos no se distribuyen de la manera adecuada) y moral (ya que las muertes por hambre son evitables y, sin embargo, no se evitan).
De la misma manera, no podemos pasar por alto la existencia de una trilogía literaria, más tarde llevada a la gran pantalla con gran éxito, que lleva en su título la palabra que ahora nos ocupa. Nos estamos refiriendo a la saga de “Los juegos del hambre”, escrita por Suzanne Collins y que se compone de las siguientes obras: “Los juegos del hambre”, “En llamas” y “Sinsajo”.
La historia se desarrolla en unos Estados Unidos muy diferentes a los actuales donde el poder está en manos del Capitolio, que ha dividido a la capital de Panem en distritos donde los ciudadanos viven en pésimas condiciones. Un gobierno que anualmente obliga a esos distritos a elegir a un chico y a una chica, los llamados Tributos, para que participen en un juego televisado donde para poder sobrevivir deben acabar con sus rivales. Y es que al final solo uno de los participantes quedará vivo.