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Significado y significante

Te explicamos qué son el significado y el significante en lingüística y semiología, la relación entre ambos y cuáles son las características de cada uno.

¿Qué son el significado y el significante?

En lingüística y semiología, se conoce como significado y significante a las dos partes que componen el signo lingüístico, de acuerdo a la visión expresada por el lingüista y filósofo suizo Ferdinand de Saussure (1857-1913) en su célebre Curso de lingüística general publicado en 1916.

Según esta visión, significado y significante forman una dicotomía, es decir, no pueden existir el uno sin el otro, como las dos caras de una hoja de papel. Por un lado, el significado es el concepto, la idea o referente mental que deseamos transmitir mediante el lenguaje; mientras que el significante es la huella mental que tenemos del sonido con el que dicho referente debe asociarse. Dicho de otra manera, el significado es el contenido y el significante es la forma.

Supongamos que un niño pequeño señala con el dedo un árbol del parque. Su padre de inmediato le dice la palabra “árbol”, para que la asocie a ese mismo referente. Esa secuencia exacta de sonidos (“á-r-b-o-l”) es percibida por los oídos del niño y memorizada, formándose así la huella psíquica del sonido (una especie de grabación mental, o sea, el significante).

De ese modo, el niño asocia esa secuencia de sonidos a la idea de un árbol (el concepto abstracto, o sea, el significado). En adelante, el niño podrá decirle a su padre que mire el árbol en el parque, sin necesidad de señalárselo con el dedo. De esta manera opera el signo lingüístico.

Ver también: Signo

La relación entre significado y significante

Las relaciones que hay entre significado y significante no siempre son idénticas, y el lenguaje permite cierto margen de ambigüedad y de creatividad a la hora de utilizar las palabras. Así, algunos significados pueden tener más de un significante, o un mismo significante tener distintos significados.

Pensemos en lo que ocurre con el significante “banco”, por ejemplo, que remite a dos significados distintos: el banco de la plaza y el banco del dinero. O pensemos en los múltiples términos con que podemos referirnos a una pelota: bola, balón, pelotilla, por ejemplo. Esto último es posible debido a que la relación entre significados y significantes es de tipo arbitraria, o sea, convencional, artificial, no responde a ningún principio natural o espontáneo.

Dicho de otro modo, no existe ninguna razón por la cual al signo “a” le corresponde el sonido /a/, ni existe razón alguna por la cual le digamos al “árbol” de esa manera, como no sea la propia historia de nuestro idioma. Es por eso, también, que un mismo concepto puede expresarse de maneras diferentes en distintos idiomas, por ejemplo: árbol, tree, albero, baum, arbre.

Eso no quiere decir, no obstante, que los individuos puedan llamar a las cosas como se les antoje. La lengua es un fenómeno social, cuyas reglas sirven para que la gente pueda entenderse, y para ello es necesario que exista cierto consenso. Saussure explica este fenómeno afirmando que la relación entre significado y significante es, al mismo tiempo, mutable e inmutable, o sea, variable e invariable:

  • Es mutable o variable solo con el paso del tiempo, ya que la lengua evoluciona y a las cosas se les va llamando de otras maneras, o simplemente van surgiendo nuevas cosas y nuevas relaciones que ameritan nuevos nombres. Si revisamos la historia de la lengua española, por ejemplo, veremos que el vocablo fablar acabó convirtiéndose en nuestro moderno hablar. O sea, el significante varió con el tiempo, pero el significado sigue siendo exactamente el mismo. En cambio, la aparición en nuestro idioma del verbo “imprimir” es fruto de la invención de la impresora, de modo que ni el significante ni el significado existían con anterioridad.
  • Es inmutable o invariable en un momento dado del tiempo, ya que el acuerdo existente entre las personas para llamar a las cosas de una misma manera nos impide que un día decidamos llamar al árbol “perro” y al perro “árbol”: nadie nos entendería. De ese modo, la asociación entre un significante y un significado se resiste a nuestro deseo, pues no podemos obligar a todo el mundo a cambiar el uso de las palabras.

Características del significado

El significado o concepto se caracteriza por lo siguiente:

  • Es un concepto mental, o sea, es abstracto, pertenece al reino de las ideas, y se forma a partir de los referentes reales o imaginarios de las cosas: el significado “árbol” remite a esas plantas altas de tronco rugoso y fuerte que vemos en el parque.
  • Es universal, ya que sirve como categoría para abarcar un conjunto de referentes distintos pero similares. No todos los árboles son idénticos, por ejemplo, pero todos encajan en el concepto de “árbol” porque tienen ciertos rasgos mínimos comunes. Y, similarmente, todos tenemos un concepto de “árbol”, sin importar el lenguaje que hablemos.
  • Tiene límites difusos, o sea, tiene puntos de encuentro y contacto con otros significados. Por ejemplo, sabemos que “perro”, “caniche”, “mastín” o “dogo” son conceptos parcialmente diferentes entre sí, pero todos constituyen variaciones del concepto “perro”.
  • Remite al contenido, es decir, a aquello que deseamos evocar en la mente de la persona con la que nos comunicamos.

Más en: Significado

Características del significante

El significante o imagen acústica se caracteriza por lo siguiente:

  • Es una huella acústica, o sea, un eco mental del sonido (físico, material) del habla, de modo que tiende a lo concreto más que a lo abstracto. Se forma a partir de los sonidos que componen el habla: “á-r-b-o-l”.
  • Es particular, ya que un significante es una forma específica de asociar sonidos para invocar un significado determinado. No es lo mismo decir “pelota” que decir “balón” o “bola”, aunque todas estas formas específicas remitan a un mismo concepto.
  • Tiene estructura lineal, o sea, tiene una secuencia fija y determinada, ya que los sonidos del habla se pronuncian uno a la vez: no es igual el significante “árbol” que “álobr” o “ablorá”, aunque tengan exactamente los mismos sonidos, porque su ordenamiento es vital para transmitir el significado.
  • Remite a la forma, es decir, a la manera específica en que transmitimos un significado a los demás.

Sigue con: Sentido literal

Referencias