Riesgos y peligros de las redes sociales
Te explicamos cuáles son los riesgos y peligros que surgen de las redes sociales, en aspectos emocionales, sociales y en seguridad.
Riesgos y peligros de las redes sociales
Las redes sociales son espacios digitales de intercambio y esparcimiento social. En ellas, un número diverso de usuarios comparten mensajes, fotografías, videos y otro tipo de material multimedia, de acuerdo a criterios de comunicación prestablecidos, formando así una comunidad virtual más o menos abierta.
Todas las redes sociales se basan en el principio de los seis grados de separación, que dicta cómo todos los seres humanos estamos conectados de un modo u otro a partir del nexo que tenemos con algún amigo, pariente o conocido, éste con algún otro pariente o conocido suyo, y así sucesivamente hasta los seis grados de diferimiento.
Este mismo principio, llevado al ciberespacio, cobró realce desde la masificación de Internet y la aparición en 1995 del site classmates.com, que ofrecía la posibilidad de conectarse con antiguos compañeros de colegio, universidad, etc. Este es considerado como la primera red social de la historia de Internet.
Pero mucho han evolucionado las redes sociales desde entonces, así como lo ha hecho Internet. Los teléfonos inteligentes integraron las redes sociales a otros aspectos de nuestra vida. De hecho, el uso de estos teléfonos exceden las comunicaciones telefónicas: son herramientas de lectura, de pago, de socialización, etc. Las posibilidades que esta tecnología entraña son infinitas.
En consecuencia, junto con el florecimiento de las redes sociales surgieron también nuevos riesgos y peligros, que repasaremos por separado a continuación, clasificándolos en base al tipo de peligro que entraña cada uno.
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Riesgos de privacidad en las redes sociales
Uno de los grandes inconvenientes de Internet y en especial de las redes sociales es la facilidad con la que información privada o confidencial puede hacerse pública o caer en malas manos.
Desde datos tan simples como la ubicación (registrada por el teléfono celular o cualquier aparato dotado de un GPS), edad, dirección de nuestro trabajo, escuela u hogar, hasta otros mucho más sensibles como el número de nuestra tarjeta de crédito (o la de nuestros padres), nuestro número telefónico o de cuenta bancaria, todos pueden ser interceptados.
El robo de información pueden realizarlos hackers o usuarios inescrupulosos que se hacen pasar por amigos, o bien intercepten mensajes destinados a terceros. En otros casos, la información se obtiene a través de campañas fraudulentas de venta, donación u ofertas engañosas.
Algo semejante ocurre con el material íntimo (como fotografías de desnudos o mensajes eróticos), que si bien está destinado a un usuario concreto y no a divulgarse libremente, puede hacerse público o venderse en páginas de pornografía, sin el consentimiento de quien los emitió, creyéndose a salvo en la privacidad de un mensaje directo.
El consejo general para evitar estas situaciones es administrar la información privada con un criterio de alerta: saber que nuestra información puede ser empleada con fines nocivos, y que no todo el que emplea las redes sociales lo hace con el mismo fin.
No aceptar solicitudes de ningún tipo de personas extrañas o misteriosas, ni brindar nunca información sensible en respuesta a ofertas que parezcan demasiado buenas para ser verdad. Borrar la información privada sensible o encriptarla detrás de contraseñas seguras, que deberán renovarse cada cierto tiempo.
En el caso de los menores de edad, es necesario instruirlos al respecto y enseñarles que, si bien parecen un lugar seguro, las redes sociales son tan peligrosas como una calle solitaria o la plaza.
Riesgos de seguridad en las redes sociales
El contacto por redes sociales es tan inseguro como los contactos con completos desconocidos en plena calle, porque los perfiles son privados y no siempre podemos tener acceso a la información de quién está del otro lado de la pantalla. Hacer citas con desconocidos, transacciones económicas informales son conductas riesgosas en redes sociales.
Un caso de especial vulnerabilidad lo representan los menores de edad, que pueden ver en las redes sociales un entorno libre de la supervisión paterna para exponerse voluntaria o involuntariamente al alcance de desconocidos, o acceder a material sensible o ilegal que luego no sepan manejar por cuenta propia.
El malware, los programas maliciosos y los timadores o estafadores abundan en las redes sociales. Una forma simple de evitarlos es aplicar siempre un criterio racional a la interacción.
Por ejemplo, si de la nada te escribe una hermosa chica tailandesa para decirte que has resultado electo en un concurso en el cual no participaste, y que ganarás una fortuna a cambio de revelar tus detalles bancarios, lo más seguro es que se trate de una estafa.
Riesgos emocionales en las redes sociales
El impacto de las redes sociales en nuestras emociones es un tema polémico y que se estudia mucho hoy en día. Se ha estudiado que las redes forjan una suerte de adicción, incitando a su uso mediante recompensas subliminales. Se conoce como el “hit de dopamina” al efecto que producen sus notificaciones en el cerebro, semejante a lo que inducen las drogas en la mente del adicto.
Por otro lado, el uso de redes sociales puede incidir negativamente en nuestra autoestima, asociada a la competencia por la aprobación grupal. Las redes sociales exponen un mundo de popularidad, felicidad, intensidad o éxito que rara vez se corresponde con la vida real de sus usuarios.
El mensaje tácito es siempre de falta: todos tienen miles de amigos menos tú, todos tienen mucho éxito menos tú, todos son felices menos tú. El efecto paradójico de ello es deprimir al usuario e incitarlo a compensar esta sensación con una frenética actividad en línea, dedicándole a las redes sociales más vida que a su propia vida real, y reproduciendo por lo tanto el ciclo de tristeza.
Por otro lado, los algoritmos que rigen las redes sociales persiguen la mayor cantidad de interacciones posible, a partir de un análisis profundo de los datos introducidos por el propio usuario: cada vez que interactuamos con una entrada en redes sociales, estamos diciéndole al algoritmo que nos muestre más contenido semejante.
El efecto a la larga es de una cámara de eco, en la que sólo consumimos opiniones semejantes a la nuestra y nos reforzamos la idea de que quienes no están en nuestro anillo selecto son poco menos que idiotas. Es así que las redes sociales se han convertido en un lugar repleto de opiniones radicales y de mucho extremismo, en materia de política, religión y otros temas polémicos.
El consumo de las llamadas fake news o noticias falsas es también un ejemplo de este contenido tóxico, que contribuye sólo con desinformar, esparcir rumores o ideas delirantes, radicalizar la opinión que se tenga sobre un tema y, a la larga, empobrecer emocionalmente a los usuarios más vulnerables.
Riesgos de socialización en las redes sociales
La alienación social es otro riesgo importante en el uso de las redes sociales. Existen personas cuya vida virtual es mucho más rica que su vida real, o que viven una suerte de experiencia alterna (un alter-ego) en redes sociales.
Así, se descuidan aspectos cruciales de su vida real, como pueden ser la productividad en el trabajo, el estudio, las relaciones interpersonales en su familia, etc. En muchos casos, las redes sociales deben tratarse como una adicción, y puede que sea necesaria cierta orientación psicológica profesional.
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Referencias
- “Red social” en Wikipedia.
- “¿Cuál es la red social más dañina para los jóvenes?” en CNN Español.
- “Privacy, Security & Health Risks of Social Media & How to Prevent Those” en Websols.
- “Social media” en The Encyclopaedia Britannica.