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Pseudociencia

Te explicamos qué son las pseudociencias y cuáles son sus características. Además, tipos y ejemplos de pseudociencias.

¿Qué es una pseudociencia?

Se llama pseudociencia o seudociencia a todas las formas de afirmación, creencia o práctica que aparenta ser científica sin serlo, es decir, sin seguir los pasos de verificación objetiva estipulados en el Método Científico. Por lo tanto, los postulados de una pseudociencia no pueden ser comprobados de manera fiable, ni tienen estatus científico oficial, ni están avaladas o legitimadas por ninguna institución del área.

La ciencia se caracteriza por la adquisición del conocimiento mediante la observación y experimentación de la realidad, de manera empírica. Las pseudociencias, en cambio, se basan más en un sistema de creencias, juicios y medias verdades populares, que se mantienen siempre en una región incierta, a menudo infalsable, inverificable e incluso mística.

Los límites entre la ciencia y la pseudociencia tienen implicaciones políticas y filosóficas, y son vitales en asuntos de salud, derecho, política ambiental o educación científica. Sin embargo, muchas creencias pseudocientíficas están arraigadas y distribuidas largamente en personas de toda condición educativa y cultural.

De allí que en los ámbitos del saber el término “pseudocientífico” sea empleado con una carga peyorativa, para decir de algo que es más próximo al ocultismo y a la mitología popular que al conocimiento propiamente lógico, racional y científico.

Ver además: Conocimiento intuitivo

Características de la pseudociencia

Una pseudociencia usualmente presenta algunas de las siguientes características:

  • Es ocultista. Se ampara en las penumbras del saber científico, por lo general como parte de un relato de conspiración global, de conocimientos arcanos o de tradiciones secretas, por lo que sus seguidores se sienten poseedores de una verdad suprema y exclusiva.
  • No tiene legitimación oficial. Las doctrinas pseudocientíficas no figuran en publicaciones científicas oficiales, ni cuentan con respaldo, apoyo e interés de las instituciones que detentan y promueven el saber científico. Por el contrario, son frecuentes en publicaciones de divulgación, superstición y ocultismo.
  • Copia la terminología científica. En apariencia, una pseudociencia emplea términos científicos y lenguaje semejante al de una disciplina oficial, pero sin el soporte y conocimiento especializado que hay detrás de las ciencias. Es una suerte de “disfraz” que no soporta una revisión especializada y que muchas veces expone sin querer las ignorancias del autor respecto al tema puntual, ya que emplean términos científicos de manera imprecisa o contraria a su significado.
  • Es dogmática. Plantea una serie de creencias que deben ser aceptadas o rechazadas, pero que no permiten la refutación y la comprobación, como sí lo hacen las ciencias exactas.
  • No persigue leyes generales. A diferencia de las ciencias, por lo general plantean casos particulares que contradicen el aparato general de las ciencias humanas.
  • No acepta revisión. Suele atacar a sus detractores con argumentos ad-hominem (a la persona), como acusar de ceguera, de formar parte del “sistema” o de perseguir a los “iluminados”.
  • Es inmutable. Se adhieren a su cuerpo de creencias sin replantearlas, reevaluarlas o desarrollarlas más allá, incluso de cara a las pruebas del discurso científico oficial.
  • Es inconsistente. Sus planteamientos no se integran con otros campos del saber (incoherencia externa), ni responden de manera coherente a sus propios postulados (incoherencia interna).

Ejemplos de pseudociencia

Algunas de las disciplinas actualmente consideradas como pseudociencias son las siguientes:

  • Astrología. La creencia de que la posición de los astros en el momento de nacimiento de un niño tiene una influencia marcada en su carácter, su destino y sus relaciones con los demás.
  • Magnetoterapia. Una práctica que supone las enfermedades como desbalances en el campo magnético y eléctrico del cuerpo humano, y que aspira a curarlas mediante la aplicación de imanes y metales sobre la piel.
  • Criptozoología. El estudio de seres vivos (animales) desconocidos para la zoología contemporánea, a partir de testimonios y vestigios (huellas, restos, etc.), cuando no supuestas fotografías, como ocurrió con el Monstruo del Lago Ness, con el Yeti, etc.
  • Feng Shui. Proveniente del oriente del mundo, esta disciplina explica las corrientes energéticas de las personas a través de la orientación y disposición de los elementos de su hogar, para lograr una armonía terapéutica.
  • Frenología. De amplia práctica en el siglo XIX, esta doctrina pretendía determinar las facilidades, impulsos y defectos de personalidad de las personas a partir de la forma y las características de su cráneo.
  • Parapsicología. El estudio de fenómenos extrasensoriales entre seres humanos vivos, como la telepatía, la videncia, la telequinesis, e incluso el contacto con los muertos o con entidades de “otros planos”.
  • Ufología. La doctrina que sostiene la presencia en la Tierra de vida extraterrestre y que intenta probar sus manifestaciones y sus contactos con la especie humana, así como su responsabilidad en la construcción de grandes hitos históricos (como las pirámides de Egipto).

Tipos de pseudociencia

No existe una clasificación “oficial” de las pseudociencias, pero podríamos a grandes rasgos clasificarlas según la lógica de su doctrina:

  • Conspiratorias. Aquellas que aspiran revelar al público una “verdad” que les ha sido negada por grupos poderosos y secretos o consorcios de intereses globales.
  • Historicistas. Aquellas que intentan demostrar sus postulados a través de reinterpretaciones de eventos históricos verdaderos a la luz de su doctrina.
  • Metafísicas. Aquellas que intentan dar una explicación alternativa (usualmente mágica, mística o paracientífica) a fenómenos reales y comprobados, o más aún a aquellos que todavía no han sido descifrados por la ciencia.