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Desierto

Te explicamos qué es el desierto y los diferentes climas que predominan en este bioma. Además, la flora y fauna que alberga.

¿Qué es el desierto?

Se entiende por desierto a un paisaje bioclimático (o bioma) caracterizado por sus bajísimos índices de precipitación (lluvias) y por lo tanto márgenes muy estrechos de humedad, lo que se traduce en climas secos, temperaturas extremas y suelos áridos.

Tradicionalmente se les ha pensado como lugares desprovistos de vida, aunque esto no sea necesariamente así: existe una flora (xerófila) y una fauna (y también poblaciones humanas) que ha sabido adaptarse a estas duras condiciones de vida.

Actualmente los desiertos ocupan casi un tercio de la superficie de nuestro planeta, lo que supone un área total de más o menos 50 millones de km2, de los cuales un 53% corresponden a desiertos cálidos (como el Sahara) y el resto a desiertos helados (como la Antártida).

Se encuentran distribuidos a lo largo y ancho de los cinco continentes, siendo las regiones más conocidas las del norte de África, el norte de México, la tundra de Rusia, las planicies gélidas de Groenlandia y Alaska, así como al norte de Chile y al sur de Argentina.

En los desiertos la erosión eólica (viento) y la radiación solar suelen ser muy intensos, por lo que el suelo suele ser arenoso, pedregoso o rocoso; y en el caso de los desiertos polares del antártico, está constituido por una densa capa de suelo congelado (permafrost). Del grado de intensidad de dichos factores dependerán muchas características del desierto, como el tipo de arena conformada o las dinámicas climáticas que presente.

Ver también: Pradera

Clima desértico

Es posible reconocer tres tipos climáticos diferentes en los desiertos, atendiendo a su media de precipitaciones anuales, que en cualquier caso suele ser más baja que en el resto de las regiones del planeta. Podemos hablar de:

  • Climas semiáridos (esteparios). Tienen una media de 250 a 500 mm de lluvia al año y constituyen un 15% de la superficie de la Tierra. Suelen hallarse apenas en los bordes exteriores de los desiertos propiamente dichos.
  • Climas áridos. Con precipitaciones anuales entre 25 y 250 mm (como máximo), abarcan el 16% de la superficie del planeta y se encuentran en el grueso de los desiertos conocidos.
  • Climas hiperáridos. La sequía en estas regiones es tal que no suele llover durante años. Por suerte constituyen apenas un 4% de la superficie planetaria, y se limitan a los desiertos polares (demasiado helados para el agua líquida) o al corazón mismo de los grandes desiertos cálidos.

Las temperaturas en los desiertos suelen ser extremas, con enorme variación térmica entre el día y la noche. En los desiertos cálidos se puede registrar una máxima de más de 40 grados centígrados durante el día y por la noche descender más abajo de cero.

Si nos referimos a los desiertos polares, la temperatura se mantiene siempre muy baja (alrededor de -40 °C) y dependiendo del ciclo estacionario puede elevarse durante el verano a los casi 0 °C.

Plantas del desierto

La flora de los desiertos es muy particular, y en principio escasa, debido a los bajísimos índices de humedad: sin agua es imposible realizar la fotosíntesis.

Sin embargo, la vida se ha adaptado a las condiciones tan adversas: la vegetación de tipo xerófila presenta un predominio de plantas espinosas, carnosas y resistentes, semejantes al cacto (cactus), con gran capacidad de almacenamiento del agua recibida. Del resto predominan los yerbajos y, en el mejor de los casos, arbustos de poca estatura.

En los oasis eventuales, en cambio, el agua empozada permite una mayor proliferación de la vida vegetal, y es posible observar palmeras y arbustos de mayor altura, incluso árboles frutales como el dátil o el coco.

Animales del desierto

Al contrario de lo que se solía pensar, hay animales en el desierto, adaptados al entorno y concentrados en la preservación de su humedad corporal.

En los desiertos cálidos abundan los reptiles (serpientes, lagartos), los insectos (hormigas, escarabajos) y arácnidos (escorpiones, arañas). También hay numerosos roedores desérticos, que se refugian en madrigueras para alejarse del sol diurno, de las que emergen sólo de noche cuando todo se enfría. De ellos se alimentan las aves rapaces y carroñeras. Por último, es posible hallar camélidos (camellos, dromedarios) de altísima resistencia a la sequía.

Los desiertos helados en cambio son menos generosos con la vida, y aparte de musgos y vida bacteriana, no suele haber demasiados animales. En las regiones más externas del mismo, en cambio, es posible hallar fauna polar: osos, focas y otros mamíferos de piel aislante y mucha grasa almacenada, orcas y ballenas, y peces, plancton y pingüinos que les hacen de alimento.

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