Medicina

Cisticercosis: síntomas, características del parásito, ciclo vital


Las cisticercosis son unas enfermedades parasitarias causadas por las larvas juveniles de varias especies de cestodos del género Taenia (comúnmente denominadas “tenias”) que poseen huéspedes específicos.

En el ser humano, la cisticercosis es causada por las larvas del platelminto Taenia solium después de ingerir accidentalmente sus huevos. Estos huevos se fijan a los músculos esqueléticos, al sistema nervioso central, tanto al cerebro como a la médula espinal, y a otros tejidos, donde se desarrollan las larvas. La cisticercosis que afecta al sistema nervioso central recibe el nombre de neurocisticercosis.

En el cerebro, las larvas se enquistan y calcifican, formando unas estructuras o quistes conocidos como “cisticercos” y la sintomatología dependerá de la ubicación de estas estructuras. Ello implica que los síntomas son muy diversos, variando desde dolores localizados hasta la aparición de convulsiones.

La enfermedad en el ser humano se desarrolla por el consumo de alimentos o aguas contaminadas con heces humanas que contienen los huevos de Taenia solium.

El ciclo vital de estos parásitos incluye un huésped intermediario donde se desarrollan las larvas y un huésped definitivo donde se desarrolla la tenia en su forma adulta. En el caso de la cisticercosis humana el hombre es el huésped intermediario.

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Síntomas

Los cisticercos pueden localizarse en muchos órganos y sistemas corporales y, dependiendo de su ubicación, se generarán los síntomas.

Fuera del sistema nervioso central, los quistes pueden alcanzar el tejido subcutáneo, preferentemente el del pecho y la espalda. En los músculos esqueléticos la preferencia suele ser en los muslos de ambas piernas. También pueden alcanzar el ojo, el hígado y los riñones.

En los muslos y el tejido subcutáneo, los quistes se presentan como pequeñas tumoraciones muy finas y blandas con una consistencia gomosa. Sin embargo, en estas localidades no causan mayores molestias.

En el ojo, el hígado y los riñones, la sintomatología dependerá de la cantidad de quistes y, en el ojo, de su ubicación. Los síntomas correspondientes aparecen debido a que la presencia de los quistes puede causar fallas en la función de estos órganos.

La neurocisticercosis puede presentarse como cefaleas (dolores de cabeza) intensas y constantes, convulsiones parciales o generales, desorientación, pérdidas de memoria o hasta la muerte. Puede presentarse como una meningitis o un edema cerebral.

Cuando los cisticercos se ubican en la médula espinal pueden provocar dolor o trastornos motores y sensoriales locales en diferentes áreas, dependiendo de la zona afectada.

En los pacientes que presenten crisis convulsivas y que proceden del medio rural, sobre todo en países con pobres o escasas medidas sanitarias, siempre deben descartarse estas enfermedades parasitarias como causa de las convulsiones.

Características del parásito

Los cisticercos son cúmulos de larvas de cestodos, que son unos gusanos parasíticos planos y largos que poseen una serie lineal de órganos reproductores llamados proglótides. Cada proglótide está separada de otra en su extremo superior e inferior por un surco.

En la superficie del parásito existe una especie de microvellosidades muy finas que sirven para absorber los nutrientes, ya que estos no tienen tubo digestivo. Estos parásitos tienen un órgano de fijación denominado escólex, con ventosas y tentáculos espinosos o ganchos de fijación.

Todos los cestodos requieren de al menos dos huéspedes y el parásito adulto o tenia se desarrolla en el intestino de animales vertebrados. Cada proglótide tiene órganos sexuales femeninos y masculinos y pueden autofecundarse o puede haber fecundación cruzada.

El embrión se forma en el útero del proglótide y puede ser expulsado por el poro uterino o por el desprendimiento del proglótide terminal.

Ciclo vital

Las heces con huevos o con proglótides maduras contaminan los campos y las aguas y, al ser consumidas por un huésped, los huevos eclosionan.

Cuando los huevos eclosionan en el intestino del huésped, se liberan las larvas. Estas larvas poseen unos ganchos con los que perforan el intestino e ingresan al torrente circulatorio o a la circulación linfática.

Es desde la circulación que finalmente alcanzan la musculatura, donde se convierten en larvas juveniles.

Las larvas se enquistan y se transforman en gusanos vesiculosos llamados larvas juveniles o cisticercos. Los cisticercos ya poseen un escólex invaginado y se encapsulan; esto es lo que genera la cisticercosis.

Cuando un hospedero apropiado ingiere la carne infectada, la cápsula del quiste se disuelve, el escólex sale y se fija al intestino y comienza a producir proglótides. El gusano adulto en el hombre puede medir hasta 10 metros de longitud (abarcada por proglótides sucesivas).

Causas

El parásito Taenia saginata o Cysticercus bovis es propio de los bovinos, es decir, causa la cisticercosis en el ganado. El Cysticercus cellulosae o C. racemosus es la forma larvaria de la Taenia solium y es el que afecta a simios y humanos.

La especie Taenia hydatigena, cuyos cisticercos se conocen como Cysticercus tenuicollis, infecta a los perros, al ganado vacuno, porcino y ovino.

La Taenia taeniformis, en su forma adulta, infecta a los gatos e infecta el hígado de las ratas. Sin embargo, el hombre es hospedero intermediario de las tenias que afectan al ganado porcino y vacuno y se infecta al comer carne contaminada poco cocida.

En la cisticercosis humana, la infección puede ocurrir a través de alimentos o agua contaminados con heces de un hombre infectado. Sin embargo, en los portadores de teniasis puede ocurrir autoinfección.

Un hombre infectado elimina cantidades importantes de huevos con las heces, no obstante, los proglótides pueden salir por el ano sin que ocurra defecación y contaminar las sábanas y las ropas. La falta de disposición adecuada de las excretas o su uso como abono disemina la enfermedad.

Diagnóstico

El diagnóstico de la cisticercosis humana requiere inicialmente de un interrogatorio referido a los hábitos del paciente, su hábitat o los viajes recientes a zonas rurales o a países donde existe alta prevalencia de este tipo de enfermedades.

Para la neurocisticercosis, la sospecha diagnóstica se basa en la observación de radiografías simples que muestren calcificaciones en los muslos y el encéfalo.

Actualmente está muy difundido el uso de la tomografía axial computarizada (TAC) para el diagnóstico y control, sobre todo en los casos de neurocisticercosis.

El estudio histológico de los quistes accesibles confirma el diagnóstico. Las técnicas de diagnóstico y control más difundidas implican el uso de las imágenes de TAC para definir las lesiones y observar la remisión después del tratamiento.

El diagnóstico de la teniasis (presencia de huevos o proglótides maduras en las heces fecales) se hace por un simple examen de heces.

Tratamiento

El tratamiento de la cisticercosis consiste, por un lado, en el alivio de la sintomatología, lo que puede incluir la cirugía de ser necesario. En segundo lugar, el uso de medicamentos para eliminar a los cisticercos y las tenias, en caso de pacientes que padezcan los dos tipos de infección.

En los años 90 se reportó el uso de praziquantel a 50 mg por kg de peso corporal diarios por un periodo de 15 días, demostrándose la eliminación del 60% de los cisticercos del parénquima cerebral en un periodo de tres meses.

Actualmente se hace uso de la combinación de los fármacos albendazole y praziquantel. El praziquantel se emplea para la forma intestinal de Taenia solium y la combinación albendazole y praziquantel para la cisticercosis.

Previo al tratamiento con estos parasiticidas se suele dar un tratamiento con esteroides como antiinflamatorios para minimizar el proceso inflamatorio cerebral que se desarrolla por la muerte de los parásitos.

Referencias

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  5. Brusca, R. C., & Brusca, G. J. (2003). Invertebrates (No. QL 362. B78 2003). Basingstoke.