Dragón de Komodo: características, velocidad, hábitat, comportamiento
El dragón de Komodo (Varanus komodoensis) es un reptil que pertenece a la familia Varanidae. Este lagarto es el más grande de todos los que actualmente viven en la Tierra. Su cuerpo puede llegar a medir hasta tres metros y tiene una cola musculosa y fuerte, casi del mismo tamaño de su cuerpo.
La velocidad del dragón de Komodo puede alcanzar los 20 kilómetros por hora, siendo uno de los reptiles más rápidos. Al correr, apartan la cola del suelo y mantienen su cuerpo rígido. Además, son nadadores hábiles.
Las extremidades son robustas y en la cabeza destaca un hocico redondeado, con dientes afilados. Tiene dos glándulas de veneno, localizadas en la mandíbula inferior. En cuanto al cráneo, es flexible y, aunque no está adaptado para proporcionar una mordedura fuerte, si resiste altas cargas de tracción.
Así, cuando el dragón de Komodo muerde a la presa, lo hace profundamente y rasga la piel, facilitando que el veneno ingrese al torrente sanguíneo del animal. De esta manera, al poco tiempo, este muere por la acción anticoagulante de la sustancia tóxica y por la abundante pérdida de sangre.
En cuanto a su distribución, vive en Indonesia, en las islas Rinca, Flores, Gili Motang, Komodo y Gili Dasami. En estas regiones, habita en zonas cálidas, como bosques secos caducifolios, sabanas y pastizales abiertos.
Índice del artículo
- 1 Evolución
- 2 Características del dragón de Komodo
- 3 Taxonomía
- 4 Hábitat y distribución
- 5 Estado de conservación
- 6 Alimentación
- 7 Reproducción
- 8 Comportamiento
- 9 Referencias
Evolución
El desarrollo evolutivo del Varanus komodoensis se inicia con el género Varanus. Este tuvo su origen en Asia, hace alrededor de 40 millones de años. Posteriormente emigró a Australia, evolucionando a formas más grandes, como el Varanus megalania, extinta recientemente.
Hace 15 millones de años, los miembros del género Varanus llegaron al archipiélago de Indonesia. Esto ocurrió luego que las masas continentales del sudeste asiático y de Australia colisionaron.
Algunos expertos afirman que, en ese momento, los varánidos de mayor tamaño fueron los que regresaron a Indonesia. Cuatro años después, el dragón de Komodo se diferenció de estos ancestros australianos. No obstante, los fósiles encontrados recientemente en Queensland sugieren que el Varanus komodoensis evolucionó en Australia, antes de llegar a Indonesia.
En el último período glacial, la dramática reducción del nivel del mar descubrió amplias zonas de la plataforma continental, que estaba colonizada por el dragón de Komodo. De esta manera, el reptil quedó aislado en su rango actual, a medida que los niveles del mar fueron aumentando progresivamente.
Características del dragón de Komodo
Tamaño
El dragón de Komodo es uno de los lagartos de mayor tamaño. Además, los machos son más grandes que las hembras. Así, un macho adulto pesa entre 79 y 91 kilogramos y mide un promedio de 2,59 metros.
Con relación a la hembra, tiene una masa corporal de 68 a 74 kilogramos, con una longitud corporal de aproximadamente de 2,29 metros. No obstante, los investigadores han reportado especies de hasta 3,13 metros, con un peso de 166 kilogramos.
Boca
Las mandíbulas tienen alrededor de 60 dientes serrados, que son reemplazados con frecuencia. Estos miden hasta 2,5 centímetros. Las piezas dentarias están recubiertas de tejido gingival. Debido a esto, cuando el animal come, suele lastimar dicho tejido, provocando un sangramiento.
Es por esto que, generalmente, su saliva está teñida de sangre. Por otra parte, la lengua es larga, profundamente bifurcada y de color amarillo.
Piel
La piel del Varanus komodoensis es resistente y está cubierta de escamas blindadas. Estas tienen pequeños huesos, conocidos como osteodermos. Dichas estructuras varían de forma y son más osificados, a medida que el animal envejece.
Por otra parte, los osteodermos no se encuentran presentes en las crías ni en los juveniles. Esto indica que esta armadura natural se desarrolla a medida que el dragón de Komodo madura.
En cuanto a la coloración, los jóvenes son verdes con bandas negras y amarillas. Los adultos tienen un tono opaco y uniforme, variando de un color rojo grisáceo a marrón.
Velocidad y locomoción
Este animal cuadrúpedo se desplaza a una velocidad aproximada de 4,8 km/h. No obstante, puede correr distancias cortas entre 14 y 20 km/h en distancias cortas. Cuando camina, el cuerpo, la cabeza y la cola se balancean de lado a lado.
Por otra parte, mientras corre, las patas posteriores se mueven en un amplio arco lateral y la cola se eleva del suelo. Esta especie es excelente nadadora y los juveniles son buenos escalando. Sin embargo, cuando crecen, se vuelven pesados y no pueden trepar los árboles.
Sentidos
En el sistema auditivo del dragón de Komodo, el estribo es la estructura encargada de transferir las vibraciones de la membrana timpánica hacia la cóclea. Esto podría implicar que el campo auditivo esté restringidos a sonidos que se encuentran en el rango de 400 a 2.000 hertzios, mientras que, comparativamente, el humano escucha entre 20 y 20.000 hertzios.
En cuanto al sentido de la vista, este animal puede distinguir aquellos objetos que se encuentren a una distancia de 300 metros. Puede distinguir los colores, pero debido a que solo tienen conos, probablemente su visión nocturna es deficiente.
Al igual que otros reptiles, utiliza el órgano de Jacobson para detectar los estímulos olfativos. Para esto usa su lengua, la cual saca, mientras camina y mueve su cabeza de lado a lado. Así, puede captar el olor a carroña, a pesar que esta se encuentre hasta 9,5 kilómetros.
Con relación a las escamas, poseen placas sensoriales, que se conectan a los nervios. Alrededor de los labios, las orejas, la barbilla y las plantas de las patas tienen 3 o más placas sensitivas. De esta manera, pueden captar algunos estímulos táctiles, a los cuales esté expuesto en su hábitat.
Factor inmunitario antibacteriano
Los científicos han logrado aislar del plasma sanguíneo del Varanus komodoensis un poderoso péptido antibacteriano, el VK25. Tomando como base este compuesto, sintetizaron el DRGN-1, que ha sido utilizado contra agentes patógenos resistentes a diversos fármacos.
Los resultados preliminares muestran que el DRGN-1 es eficaz para matar algunas especies de hongos y varias cepas bacterianas. Además, contribuye con la cicatrización de heridas, aunque estén infectadas.
Veneno
En 2009, los investigadores demostraron que el dragón de Komodo tiene una picadura venenosa. Este reptil posee dos glándulas en la mandíbula inferior, que secretan diversas proteínas tóxicas.
Estas actúan inhibiendo la coagulación de la sangre y la disminución de la presión arterial. Esto provoca la parálisis muscular y la hipotermia, llevando al organismo a un estado de shock. Dicho descubrimiento rebate la teoría que afirma que las bacterias son las responsables de la muerte de las presas del Varanus komodoensis.
No obstante, algunos biólogos evolucionistas sostienen que dicho reptil puede utilizar el veneno para otras funciones biológicas diferentes a la de matar a la presa. Esto lo basan en que la pérdida de sangre y el shock son únicamente factores primarios, producto de la acción de la sustancia tóxica. En el siguiente video se puede apreciar la morfología de esta especie:
Taxonomía
-Reino: Animal.
-Subreino: Bilateria.
-Filum: Cordado.
-Subfilum: Vertebrado.
-Infrafilum: Gnathostomata.
-Superclase:Tetrapoda.
-Clase: Reptilia.
-Orden: Squamata.
-Suborden: Autarchoglossa.
-Familia: Varanidae.
-Género: Varanus.
-Especie: Varanus komodoensis.
Hábitat y distribución
Distribución
El dragón de Komodo se distribuye en cinco islas de Indonesia. Una de estas es la isla de Flores, y las cuatro restantes, Rinca, Komodo, Gili Dasami y Gili Motang, están ubicadas dentro del Parque nacional de Komodo.
Hoy en día, en la isla de Flores, el Varanus komodoensis está amenazado de extinguirse. Su densidad de población es considerablemente mucho menor que en Komodo y que las pequeñas islas vecinas. Los estudios señalan que probablemente las comunidades estén disminuyendo al norte de Flores.
Así, su distribución en Flores está restringida a la región occidental de Manggarai, específicamente en la zona que incluye Labuan Bajo. También, se extiende hacia el sureste y sur, hacia Nanga Lili y en la montaña Sanga Benga.
A finales de la década de 1970, V. komodoensis se extinguió de la pequeña isla de Padar, localizada entre Rinca y Komodo. Esto se debió a la reducción de las poblaciones de ciervos, su alimento principal.
Por otra parte, dicha especie ha sido avistada en la isla de Sumbawa, específicamente en la costa sur de la isla. Sin embargo, actualmente se desconoce si realmente se trata de una población estable.
Hábitat
Estos territorios insulares tienen un origen volcánico. Son montañosos y escarpados, encontrándose cubiertos de pastizales de sabana y bosques. En estos hay dos estaciones, una de invierno moderado, de enero a marzo, y un largo verano.
El Varanus komodoensis habita desde bosques secos tropicales hasta sabanas o bosques monzónicos caducifolios. Una de las características principales de estas regiones es la alta temperatura diurna, que ocurre durante el verano. Por lo general, el promedio es de 35 °C, con un grado de humedad cercano al 70%.
El dragón de Komodo vive en valles rocosos, entre 500 y 700 msnm. Este reptil prefiere regiones secas y cálidas, como pastizales abiertos y zonas de tierras bajas, con abundancia de arbustos y pastos altos. No obstante, puede encontrarse en cauces secos y playas.
Algunas especies cavan madrigueras poco profundas, aunque también puede usar una que haya dejado libre otro lagarto. El animal se dirige a este espacio con la intención de descansar y mantenerse caliente en la noche. Durante el día, el refugio se mantiene fresco, por lo que el animal lo utiliza para reducir el calor del día.
Estado de conservación
Las poblaciones del Varanus komodoensis están decreciendo al verse afectadas por diversos factores, tanto naturales como los asociados con acciones del hombre. Las comunidades se mantienen relativamente estables en aquellas islas más grandes, como en Rinca y Komodo.
Sin embargo, en las islas de menor tamaño, tal como Gili Motang y Nusa Kode, están disminuyendo de manera paulatina. En Padar, hasta 1975 se tuvo evidencia de la presencia de esta especie, por lo que esta antigua población en ese territorio insular es considerada extinta. Esta situación ha ocasionado que la UICN catalogue al V. komodoensis como una especie vulnerable de extinguirse.
Dentro de las amenazas se encuentran la erupción de los volcanes, los incendios forestales y los terremotos. Además, se ve afectado por las actividades turísticas de la zona, la pérdida de las presas que forman su dieta y la caza ilegal.
Acciones
El dragón de Komodo está incluido en el Apéndice I de CITES. En este grupo se encuentran aquellas especies que se encuentran en peligro de extinguirse, por lo que su comercio internacional no es permitido. Únicamente la importación es autorizada cuando no tiene fines comerciales, como por ejemplo para investigaciones de carácter científico.
Debido al rápido decrecimiento de las poblaciones, en 1980 fue creado el Parque Nacional de Komodo. El propósito fundamental de dicha reserva ecológica es la creación de un área de protección, donde se fomenten acciones que permitan preservar a esta especie en su entorno natural.
Posteriormente, se abrieron las Reservas de Wolo Tado y Wae Wuul, en Flores. En estas, el reptil se encuentra resguardado de las amenazas que lo afectan.
Alimentación
El Varanus komodoensis es carnívoro. Su dieta varía de acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentre. Así, las crías comen casi exclusivamente insectos, mientras que los jóvenes se alimentan de escarabajos, saltamontes, aves, roedores, lagartijas, huevos y eventualmente algunos mamíferos pequeños.
El adulto tiene una dieta mucho más amplia, aunque básicamente comen carroña. Sin embargo, puede atacar cabras, ciervos, cerdos, caballos, jabalíes, búfalos de agua, serpientes y hasta dragones de Komodo más pequeños.
– Método de caza
Para capturar a su presa, la embosca, esperando sigilosamente que esta se acerque al sitio donde se encuentra. Cuando eso ocurre, se abalanza sobre el animal, mordiéndolo por la garganta o por la parte inferior. Este reptil evita que el animal herido se escape, aunque tenga heridas fatales.
Cuando ataca, intenta matar a la presa rápidamente, al combinar las profundas heridas con la pérdida de sangre. En el caso de cerdos o ciervos, pueden derribarlos con su fuerte y poderosa cola.
Con relación a la búsqueda de carroña, producto de los restos orgánicos dejados abandonados por otros depredadores, suele utilizar el órgano de Jacobson. Esta estructura especializada, toma los estímulos olfatorios que ha captado la lengua, y los transmite al cerebro.
Al interpretarlos, el reptil obtiene la información sobre la ubicación de la carroña. Así, puede localizar a un animal moribundo o muerto, que se encuentre hasta 9,5 kilómetros de distancia.
Al momento de comer, los adultos de mayor tamaño comen primero, mientras que los pequeños esperan su turno. Entre estos puede ocurrir una lucha por la jerarquía, donde los perdedores generalmente se retiran, aunque pudieran ser asesinados e ingeridos por los vencedores.
– La ingesta
El dragón de Komodo sujeta el cadáver con sus extremidades anteriores. Luego, rasga con los dientes grandes pedazos de carne, tragándolos enteros. En el caso que la presa sea pequeña, la ingiere entera.
Esto puede hacerlo debido a algunas particularidades morfológicas propias de esta especie. Entre estas se encuentran su mandíbula articulada, el estómago expandible y el cráneo flexible.
Proceso digestivo
Para lubricar el paso del animal por el esófago, las glándulas salivales producen una gran cantidad de saliva. No obstante, el proceso de deglución es largo, pudiendo tardar entre 15 y 20 minutos. Para acelerarlo, el dragón de Komodo suele golpear su cuerpo contra el tronco de un árbol, forzando así que el alimento baje por la garganta.
Mientras la presa es ingerida, el reptil respira gracias a una estructura, similar a un tubo, que se encuentra debajo de la legua y se conecta con las vías respiratorias.
Cuando la comida llega al estómago, el Varanus komodoensis se dirige a un lugar soleado, para acelerar la digestión. Una vez que el alimento ha sido procesado, regurgita una masa cubierta de moco. Esta contiene cabellos, dientes y algunas estructuras óseas, como los cuernos.
Con relación a la ingesta de agua, lo hace succionándola por la boca, mediante el bombeo bucal. Luego levanta su cabeza y deja que el agua corra por la garganta.
La saliva
En algunos estudios realizados, se le otorgaba a la saliva del dragón de Komodo propiedades sépticas, asociadas a la diversidad de bacterias que contiene. Sin embargo, investigaciones recientes señalan que los microorganismos presentes en la saliva son muy similares a los de otros carnívoros.
Por otra parte, esta especie asea meticulosamente su boca después de comer, evitando así la proliferación de bacterias. Durante la higiene bucal, el reptil lame sus labios por aproximadamente 10 a 15 minutos. También, suele limpiar su boca, frotándola con hojas.
– Ecología de la depredación
Recientemente se han llevado a cabo diversos trabajos investigativos, relacionados con los mecanismos que utiliza el Varanus komodoensis para matar a sus presas. Los expertos sostienen que esta especie posee un sofisticado conjunto de adaptaciones que actúan de manera combinada.
En este sentido, el cráneo se encuentra poco adaptado para generar altas fuerzas de mordida. Sin embargo, puede resistir altas cargas de tracción. Aunque su mordida no sea poderosa, este animal puede causar heridas letales, que causan la muerte por desangramiento.
Las lesiones son creadas cuando el reptil muerde y simultáneamente tira de la presa, utilizando su musculatura postcraneal. De esta manera, complementa la débil acción de los aductores de la mandíbula.
Acción del veneno
Así mismo, los especialistas señalan que la muerte del animal no se debe a la acción de las bacterias tóxicas. En cambio, afirman que el efecto de las heridas profundas se potencia a través del veneno, que tiene efectos anticoagulantes y de inducción al shock orgánico.
El envenenamiento juega un papel importante en la muerte de la presa. Sin embargo, este aspecto no se ha estudiado a fondo, probablemente por la carencia de unos dientes especializados que suministren el veneno. En el caso del dragón de Komodo, las dos heridas facilitan la entrada de la sustancia tóxica al organismo de la presa.
Reproducción
De manera general, esta especie alcanza la madurez sexual entre los 5 y 7 años. Sin embargo, la hembra podría reproducirse después de los 9 años y el macho luego de los 10 años.
Cuando la hembra está apta para aparearse, sus heces tienen un aroma particular, que es detectado por los machos. Estos combaten entre sí para unirse con las hembras. Durante la lucha, suelen asumir una posición vertical, tratando así de lanzar al oponente al suelo.
El vencedor frota su barbilla sobre la cabeza de la hembra, la rasca en la espalda y lame su cuerpo. Posteriormente la agarra con sus patas e introduce uno de sus hemipenes en la cloaca de esta. En el siguiente video se puede apreciar cómo se aparean dos especímenes:
El período de reproducción ocurre anualmente entre julio y agosto. La hembra cava un nido en el suelo, donde deposita un promedio de 20 huevos. Luego los cubre con hojas y tierra y se acuesta sobre estos, incubándolos durante siete u ocho meses.
Las crías miden alrededor de 37 centímetros de longitud. Debido a su alta tasa de mortalidad, al poco tiempo trepan los árboles, en búsqueda de protección ante los depredadores.
Partenogénesis
En este tipo de reproducción sexual, las células reproductoras femeninas, los óvulos, se desarrollan sin que hayan sido fecundados por los espermatozoides. En el caso del dragón de Komodo, todas las crías son machos.
Los expertos explican esto basándose en el sistema de determinación del sexo ZW, siendo los machos ZZ y las hembras ZW. La hembra proporciona un número haploide de cromosomas, que puede ser Z o W. Este se replica, por lo que el cromosoma Z se convierte en macho (ZZ) y el embrión que recibe el cromosoma W, será WW y no se desarrolla.
Comportamiento
El Varanus komodoensis tiene hábitos diurnos, aunque con frecuencia exhibe actividades nocturnas. Es un animal solitario, que forma pareja solo cuando se reproduce. También, puede agruparse alrededor de un animal muerto, donde, de manera jerárquica, asumen turnos para comer la carroña.
Así, los machos más grandes son los primeros que comen, seguidos de las hembras y los machos más pequeños. Finalmente lo hacen los jóvenes, que descienden de los árboles cuando los adultos se alejan.
Los dragones de Komodo deambulan todo el día por sus rangos de origen, que pueden abarcar hasta 1,9 km². No es un reptil territorial, por lo que las áreas pueden superponerse.
Si el animal se siente acorralado, suele reaccionar de manera agresiva. Así, abre la boca, silba, arquea la espalda y da latigazos con la cola.
A pesar de su gran tamaño, puede correr carreras de corta distancia y bucear, hasta 4,5 metros. Los jóvenes utilizan sus garras para escalar los árboles, pero cuando son adultos su peso impide que pueda trepar
Cuando necesita atrapar una presa, puede pararse sobre sus dos patas posteriores, utilizando su larga cola como soporte.
Referencias
- Wikipedia (2019). Komodo dragon. Recuperado de en.wikipedia.org.
- Lawwell, L. (2006). Varanus komodoensis. Animal Diversity Web. Recuperado de animaldiversity.org.
- World Conservation Monitoring Centre (1996). Varanus komodoensis. The IUCN Red List of Threatened Species 1996. Recuperado de iucnredlist.org.
- Alina Bradford (2014). Komodo Dragon Facts. Recuperado de livescience.com.
- ITIS (2019). Varanus komodoensis. Recuperado de itis.gov.
- Teresa Dang (2019). Komodo Dragon: Varanus komodoensis. Recuperado de tolweb.org.