Atacameños: características, ubicación, religión, economía, vestimenta
¿Qué son los atacameños?
Los atacameños son un pueblo indígena sudamericano originario de los oasis del desierto andino del norte de Chile y el noroeste de Argentina. Autodenominados lican antai, esta cultura tiene unos 12.000 años de historia.
Los atacameños, denominación dada por los conquistadores españoles, fueron originalmente cazadores-recolectores que poblaron la zona desde el lago salado de Atacama hasta las altitudes de los Andes.
Más tarde formaron la Cultura de San Pedro, que floreció entre 500 a. C. hasta 300 d. C., alrededor del oasis de Toconao. Entre 300 y 900 d. C., allí se formaron numerosas pequeñas comunidades.
Antes de la dominación inca en el siglo XV, la cultura de los atacameños estaba fuertemente influenciada por la cultura tiwanaku. Con la llegada de los españoles se perdió su lenguaje, el cunza, y buena parte de su cultura.
De hecho, la última persona hablante de la lengua cunza falleció hace más de sesenta años. Solo algunas frases y nombres de lugares y cerros (unas 1,100 palabras) quedan como testimonio de su existencia.
Hoy día, los descendientes de estos primeros colonos todavía se pueden encontrar en la región de Antofagasta, particularmente cerca de Calama y San Pedro de Atacama.
Sin embargo, a lo largo de los últimos años, los miembros de esta etnia han experimentado un proceso de adaptación e integración otras culturas. Entre estas, destaca su asimilación a la cultura aymara.
Ahora bien, desde hace algunos años, se han hecho esfuerzos para revivir los derechos ancestrales y las costumbres tradicionales de este pueblo. Muchos de sus sucesores participan activamente mantener su cultura.
Características de los atacameños
Pertenecen a las culturas andinas
Los atacameños, o likan antai, son reconocidos como uno de los pueblos originarios de la nación chilena, y pertenecen a las llamadas culturas andinas.
De acuerdo con el censo del año 2002, esta etnia se ubica en el tercer lugar en cuanto a cantidad de población (con un 3%), detrás de los mapuches (87%) y los aymara (7%).
Periodo prehispánico
En el período prehispánico, los atacameños vivían agrupados en pequeños caseríos de barro, madera de quisco y piedra volcánica. En los oasis, quebradas y valles regados cultivaban sus huertos y chacras, y criaban su ganado.
A la llegada de los conquistadores, la población ya estaba reducida a las áreas periféricas, a lo largo del borde oriental del Gran Salar de Atacama. La llegada a su territorio de otros pueblos invasores la habían empujado allí.
Actualidad
En la actualidad, mantienen la tecnología agraria tradicional especialmente en lo que respecta a la manipulación del agua. También han conservado el estilo de vida agrario- pastoril y algunas prácticas ceremoniales relevantes.
Por otro lado, el trabajo comunitario forma parte de la vida social atacameña. Sus miembros participan activamente en el trabajo público, que incluye la construcción de infraestructura o limpieza de los canales, entre otros.
Ubicación
El pueblo atacameño habita las aldeas localizadas en los oasis, valles y quebradas de la provincia del Loa, en la región chilena de Antofagasta. Se dividen en dos sectores: la hoya del Salar de Atacama y las cuencas del río Loa.
De igual manera, existen pequeñas poblaciones en el noroeste de Argentina, en las tierras altas de Salta y Jujuy, y en el sudoeste del Altiplano de Bolivia.
Lengua
La lengua de los atacameños se conocía en la literatura especializada como atacameña, kunza, licanantay y (u)lipe. Al ser una comunidad pequeña y disgregada, no resistió el impacto de la colonización y comenzó a extinguirse.
A mediados del siglo XX, se produjo la extinción definitiva. Para la fecha, los atacameños se concentraban en los pueblos alrededor del Gran Salar de Atacama: Caspana, San Pedro de Atacama, Toconao, Peine y Socaire, entre otros.
En la década del 1950, esta se convirtió prácticamente en una lengua ritual, especialmente para la ceremonia de limpiado de acequias.
En ella, figuran canciones en kunza junto a fórmulas de salutación y brindis en español (estas se recitan de memoria).
Música
El cauzúlor, el talátur y el carnaval – dos rituales indígenas y uno mestizo -proporcionan las bases para la práctica musical de los atacameños. Dedicados a la fertilidad de la tierra y la abundancia de agua, son hitos del ciclo agrario.
Además, también realizan rituales durante los festivales patronales y de marcado de ganado, al igual que los aymaras. Las canciones se cantan en kunza en rituales nativos; este y el español se utilizan en el carnaval.
A mediados de agosto, en Caspana, el cauzúlor celebra el final de la limpieza comunitaria de las vías navegables, construida en tiempos prehispánicos. Este ritual muestra la importancia del agua en la agricultura de oasis.
Para los atacameños, el agua encarna la música y aprenden las melodías rituales escuchando el flujo del agua. Expresan gratitud y rezan por la abundancia, la fertilidad, la paz y la prosperidad comunitaria.
Entre agosto y octubre, en Peine y Socaire, el talétur elogia el agua, invocada para regar la tierra. Por su parte, el carnaval es un rito de celebración de la cosecha. Se lleva a cabo alrededor del Miércoles de Ceniza en Atacama y Loa.
En Chile, el carnaval andino es un fenómeno rural, practicado por las comunidades aymaras y atacameñas del altiplano y la precordillera. Su sincretismo se muestra en las características musicales indias y españolas.
Bailes
En las fiestas religiosas de San Pedro existen bailes muy antiguos, entre ellos los achaches. Los bailarines van disfrazados de ave con plumas y pantalones de color amarillo y rojo, y otros colores vivos.
De igual manera, se encuentra el Catimbano. Este es bailado por dos hombres, uno toca la guitarra y otro el tambor. Tras ellos se ubica una fila de hombres que bailan y que llevan un achache.
De este baile se cuenta que representa a dos aves que cuidan a sus polluelos. Por esta razón, bailan con lazos, y el achache tiene el papel del pollo mayor o el padre.
Otro de los bailes atacameños es el chara-chara. En esta danza una pareja de bailarines lleva un ganado en sus hombros. Su coreografía relata las actividades del pastoreo junto con la coquetería de las pastoras.
Tradiciones de los atacameños
Talátur
Una de las ceremonias tradicionales de los atacameños es la limpia de canales o talátur. Este evento reúne a los dueños de los canales con la comunidad. Los hombres realizan la limpieza, mientras las mujeres preparan las comidas.
Los atacameños obtienen su sustento y protección del agua y la tierra. Por ello, son de interés e importancia vital para las comunidades.
Agradecimiento a la Pachamama
También, el 1 de agosto se lleva a cabo una ceremonia para agradecer a la Pachamama o Madre Tierra. Se suele hacer una mezcla de harina tostada con hojas de coca. Esta se deposita en el canal cuando se suelta el agua.
Además de las hojas de coca, el pago a la tierra se realiza con vino, aloja (licor de las comunidades atacameñas) o alcohol. Se le pide entonces que haya abundante lluvia y una buena cosecha.
Ese día, queman hojas de árboles, ramas y otros desechos vegetales que han recogido entre todos desde muy temprano en la mañana. Se hace para “calentar la tierra”, y es parte del pago ceremonial.
Entorno
Desde los tiempos prehispánicos, el pueblo atacameño ha sobrevivido en uno de los climas más secos del mundo, mostrando una gran adaptabilidad.
Así pues, las poblaciones atacameñas han ocupado una gran área, viviendo en pequeñas aldeas fortificadas cercanas a los pocos ríos existentes.
El clima donde habitan los atacameños es cálido, con cambios extremos de temperatura entre el día y la noche. Aunque pequeña, la cantidad de lluvia permite la existencia de humedales y arboledas en las tierras bajas.
En cuanto a la flora, algunas de las plantas que se encuentran en este entorno son algarrobos (mezquite) y chañares, importantes en sus comidas diarias. Asimismo, en la zona hay arbustos resistentes, pastos y yareta.
Además, la vida silvestre varía según la región y el ecosistema. En general, incluye guanacos y vicuñas (de la familia de las llamas), zorros andinos, cóndores, quirquinchos (armadillos), gansos salvajes, entre otros.
Religión
Se puede decir que los atacameños son católicos, pero con una fuerte influencia de su cosmovisión ancestral. Así, rinden homenaje a Pachamama, considerada como la fuente de la prosperidad o la adversidad.
También, ven el paisaje como entidades vivientes, que encarnan diversos tipos de espíritus, como los de sus antepasados, de las colinas y montañas y de los canales.
Por ello, realizan ofrendas a los espíritus de la montaña (tata-cerros) y al agua, (tata-putarajni), así como a los antepasados (tata-abuelos).
Esta cosmovisión indígena se combina con el catolicismo, al que los atacameños se han convertido como resultado del dominio español. Un sincretismo interesante se puede observar en las iglesias icónicas en los pueblos de la región.
Además, este sincretismo andino-cristiano se manifiesta en las diferentes ceremonias locales, especialmente en las celebraciones de los santos patronos.
Cada aldea tiene su santo, patrón de la ciudad. Junto con este protector de la comunidad, hay santos adorados por sus milagros. San Antonio, por ejemplo, es el patrón del pastor de llamas.
Según las creencias locales, la Virgen de Guadalupe aparece en un arroyo que cruza la aldea de Ayquina. Y – aunque San Lucas es el santo patrón de Caspana – la ciudad celebra el festival de la Virgen de la Candelaria.
Vestimenta
En la época prehispánica, la vestimenta de los atacameños seguía la tradición andina: los hombres con camisas de cuello de hendidura, las mujeres con vestidos cortos y ambos sexos con ponchos.
Por otro lado, fabricaban mantas con lana de llama, y confeccionaban prendas tipo camisa de cuero de guanaco o vicuña. Además, eran famosos, como algunos otros pueblos peruanos, por sus capas de plumas de pájaros.
De igual modo, usaban las pieles de pelícano con fines decorativos. Comúnmente, en los sitios arqueológicos se encontraban accesorios como anillos, alfileres, aretes, pulseras, pectorales, cuentas y colgantes.
También, se han hallado numerosas cajas de pinturas cubiertas de cuero. Estas sugieren a los investigadores que la pintura corporal era una práctica habitual.
Hoy día, los atacameños solo usan sus trajes tradicionales en fiestas y celebraciones especiales. Sin embargo, en la cordillera llevan la lliclla (manta tejida), sombrero de taula, calcetines gruesos de lana y ojotas (calzado típico).
Organización política y social
La cultura atacameña está fuertemente influenciada por las culturas aymara y quechua. Estos comparten modos similares de organización social, visiones del mundo, prácticas religiosas y costumbres.
Socialmente, los atacameños están organizados en unidades conocidas como ayllus, que pueden entenderse como comunidades que comparten las mismas raíces ancestrales.
De este modo, los miembros del mismo ayllu están fuertemente vinculados entre sí a través de lazos familiares y culturales. Ellos deciden asuntos comunitarios juntos y se ayudan en tiempos de crisis.
El ayllu es un modelo netamente andino. Su base es una comunidad integrada por una serie de patrilinajes localizados en un dominio territorial. Alrededor de San Pedro de Atacama, por ejemplo, hay unos 12 ayllus.
Así pues, el modelo promueve la cohesión social a través de la reciprocidad, y genera relaciones más amplias al relacionarse con otros ayllus.
A su vez, cada ayllu está integrado por un grupo de estancias o aldeas pastoriles. Cada una de estas se compone de varias familias extensas.
Economía
En el pasado, en sus asentamientos ampliamente dispersos, los atacameños cultivaban maíz, frijoles, quinoa, calabaza y otros con la ayuda de sus sistemas tradicionales de riego.
Por otra parte, criaban llamas y alpacas, y comerciaban extensamente entre la costa y el interior, así como con sus vecinos, los diaguitas, y otros indios peruanos.
Desde el siglo XIX, muchos atacameños se dedicaron a las actividades mineras, como la extracción de nitrato de plata y cobre. Una gran parte de la población indígena emigró hacia los centros urbanos de Chuquicamata y Calama.
Sin embargo, el colapso de la industria del nitrato de plata a principios del siglo XX creó una crisis económica cuyos efectos aún se pueden sentir hasta el día de hoy.
Recientemente, el aumento del turismo en Atacama creó una nueva oportunidad económica para ellos. A esta actividad turística se suma la artesanía, la fruticultura y la minería.