Las Mercedes Reales, el Tributo y las Encomiendas
Las mercedes reales, el tributo y las encomiendas formaban parte del sistema económico instaurado en Nueva España luego de la Conquista española. En 1521 la caída de Tenochtitlan a manos de Hernán Cortés marcó el final del Imperio azteca. Sin embargo, fuera del valle de México, la presencia española en el antiguo imperio era mínima.
Entonces, debían sentar las bases para la administración del territorio recién conquistado, mientras extendían su control desde la antigua capital. En este contexto nace el sistema de las mercedes reales, el tributo y las encomiendas. Las mercedes eran las concesiones de tierra otorgadas por la Corona.
Estas debían ser usadas para el pastoreo o la agricultura exclusivamente. Por su parte, la encomienda le daba el derecho a los ciertos españoles (encomederos) a recibir una parte de los tributos que los indígenas pagaban al rey de España. En un principio, este sistema cumplía varios propósitos:
Primero, garantizaba la subordinación de las poblaciones conquistadas y el uso de su trabajo por los colonizadores españoles. También era un medio para recompensar a los súbditos españoles por los servicios prestados a la Corona, lo que les permitía obtener beneficios de conquistados, conquistadores y colonos.
Índice del artículo
Evolución del sistema
Inicios
El sistema de las mercedes reales, el tributo y las encomiendas no se instauró inmediatamente luego de la Conquista. Se trató de un proceso que fue evolucionando a medida que iban confluyendo distintos intereses.
Primeramente, después de la victoria del ejército de Cortés los soldados exigían prestigio y riqueza. Gran parte del botín de la ciudad se había perdido.
Para mantener a sus hombres, Cortés decidió distribuir concesiones de personas y tierras entre ellos. Esta práctica ya había sido probada en el Caribe, incluso el mismo Cortés había recibido este tipo de concesiones, llamadas encomiendas, en La Española en 1509 y en Cuba en 1511.
Sin embargo, esto lo hizo sin el consentimiento de la Corona. Cortés se reservó para sí y sus amigos las mejores y más selectas concesiones, lo que disgustó al resto de los conquistadores y a quienes no tenían derecho a las encomiendas por haber llegado luego de la Conquista.
Aprovechando una ausencia de Cortés, algunos usurparon las encomiendas otorgadas por Cortés a sus hombres; este fue un período de terrible opresión para los indígenas.
Institucionalización del sistema
Las encomiendas, a pesar de su origen informal, se convirtieron en una institución. Esencialmente se trataba de un contrato entre el conquistador o el colono español y la Corona. Mediante este contrato, las poblaciones nativas se colocaban al cuidado del encomendero con la licencia correspondiente.
Esto le permitía al encomendero exigir tributo y mano de obra de sus cargos indígenas. A cambio, el encomendero entregaba un porcentaje del tributo y las ganancias a la Corona española.
A su vez, los españoles asumían la responsabilidad de cristianizar a los indígenas incluidos en la concesión. Sin embargo, vendían y reasignaban sus encomiendas con mucha frecuencia, lo que es un indicativo de que consideraban la concesión más como un activo económico que como una responsabilidad religiosa.
Poder político
Con el tiempo los encomenderos llegaron a tener mucho poder político. Esto llegó a preocupar a las autoridades españolas debido a los peligros de una nobleza local capaz de competir con la autoridad peninsular. Poco a poco el control real de la concesión de encomiendas se hizo más estricto.
Incluso Cortés sufrió las consecuencias de este temor. Carlos V quería mantener el poder de Cortés bajo control para que no amenazara a la Corona, pero también lo quería recompensar.
Resolvió este dilema nombrando a un virrey para México. Eliminó a Cortés de la administración formal y, al mismo tiempo, le otorgó acceso a muchos miles de acres de tierra. Este llegó a tener mayores derechos de encomienda que los de cualquier otro conquistador.
Control de la tierra y las mercedes reales
El régimen de mercedes reales, el tributo y las encomiendas fue modificándose con el tiempo. En 1524 Cortés dictó unas ordenanzas para establecer límites y obligaciones a los encomenderos.
Entre estas consideraciones destaca que debían educar a los hijos de los caciques. Además, no podían exigir el tributo en oro o trabajar fuera de su tierra por más de 20 días, y solo los alcaldes mayores debían establecer el monto del tributo. A pesar de las ordenanzas, los abusos a los indígenas se incrementaron.
Primera Audiencia
Posteriormente, la primera Audiencia de México tomó control total de las tierras y los pueblos de la nueva colonia. Establecida en 1528, la Audiencia representaba el principal consejo administrativo de Nueva España junto a la Corona española.
Hasta ese momento las mercedes reales (concesiones de tierra) eran otorgadas por el capitán general. Esta Audiencia explotó las riquezas de la tierra y se dedicó a saquear la riqueza y el poder de algunos encomenderos.
Segunda Audiencia
Más tarde se estableció un sistema legislativo más formal bajo la segunda Audiencia. Esto condujo a una revisión del proceso de concesión de tierras, y se introdujo una serie de nuevas regulaciones.
A partir de 1536 la tierra solo podía pasar a la posesión privada por medio de un laudo o concesión real (merced real) que debía ser emitida y confirmada por el rey. Las mercedes reales comenzaron a ser otorgadas ya de manera oficial por el virrey de Nueva España en 1542.
Fin de las encomiendas
Bajo los auspicios de la primera Audiencia se otorgaron varias subvenciones no oficiales de encomienda. Durante ese tiempo, los encomenderos abusaban sistemáticamente del sistema tributario, exigiendo demandas excesivas de sus súbditos.
La sobreexplotación de este tipo se tornó especialmente grave con la expansión de las actividades mineras en la colonia.
Sin embargo, en 1532 entró en operación un nuevo tipo de encomienda reformada. Los privilegios de encomienda se redujeron y se introdujeron controles más restrictivos sobre el uso del trabajo en la década de 1540. El tributo tomado de indígenas fue regulado, mientras que la esclavitud se prohibió, incluso como castigo.
En 1629 se promulgaron nuevas leyes para finalmente dejar inoperativas las concesiones de encomiendas después de cinco generaciones de existencia. Finalmente, en 1718 la mayoría de las encomiendas en el Imperio colonial español habían sido abolidas.
Artículos de interés
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Referencias
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