Biología

Adaptación de los seres vivos: tipos, características y ejemplos


La adaptación de los seres vivos o adaptación biológica es el conjunto de cambios por el que animales, plantas y otros seres vivos pasan para ajustarse o “acomodarse” en el medio ambiente donde viven. Estos cambios les permiten mejorar sus posibilidades de supervivencia en dicho entorno.

Darwin y Wallace fueron los primeros investigadores en demostrar con hechos las adaptaciones de los seres vivos, siendo la versión más popular y comúnmente conocida la publicada por Charles Darwin en su famoso libro “El origen de las especies”, en 1859.

En dicha publicación, Darwin expuso los principales hallazgos que obtuvo a principios de 1830, cuando viajó en la embarcación HMS Beagle por el continente americano, centrándose de forma especial en las observaciones que realizó sobre los pinzones, unas aves que habitan en las islas Galápagos.

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La adaptación según Darwin

Darwin notó, al detallar las similitudes y diferencias entre estas aves, que en cada isla anidaban especies ligeramente diferentes, todas relacionadas entre sí, y que con el paso del tiempo se habían diferenciado, adaptándose al entorno particular de cada isla.

Darwin propuso que tales adaptaciones se establecían en los diferentes pájaros de cada isla a causa de la competencia entre las especies por la explotación de los recursos (alimentación) y la reproducción (generación de descendencia).

Las especies que se adaptaban peor desaparecían al no poder obtener alimento y no conseguir reproducirse. Darwin atribuyó a la selección natural el establecimiento de los pinzones “mejor adaptados” y la desaparición de aquellos “menos adaptados”.

Desde la exposición de estas explicaciones de Darwin, los naturalistas y biólogos evolutivos se dedican al estudio de gran parte de los fenómenos vinculados con el establecimiento de las adaptaciones en las diferentes especies de seres vivos, ya que todos cambian constantemente a través del tiempo.

Tipos de adaptación

Los mecanismos de adaptación son muy diversos, ya que dependen de cambios o variaciones graduales simples que afectan a las especies en su fenotipo o en su comportamiento. Es importante recordar que estos cambios solo son efectivos y acentuados cuando son transmitidos a la descendencia.

Los cambios que conllevan a las adaptaciones se pueden producir por cuatro tipos de mecanismos:

Las mutaciones genéticas

Son cambios aleatorios que se producen en la secuencia de nucleótidos (ADN o ARN) que componen el genoma en un organismo vivo. Pueden ocurrir por muchos factores: por errores en la transcripción de ADN, debido a agentes mutagénicos que afectan la composición química del ADN, entre otros.

Muy pocas mutaciones causan efectos que puedan ser observados en el fenotipo de un individuo, ya que el ADN tiene muchos mecanismos para reparar y/o sobrellevar las mutaciones, particularmente en los organismos eucariotas, los cuales están compuestos por muchas células diferentes.

Si una célula sufre mutaciones en su ADN, es poco probable que las células adyacentes sufran las mismas mutaciones. Solo las mutaciones que ocurren en las líneas germinales o durante el desarrollo de los embriones se fijan en todas o en la mayoría de las células de un organismo eucariota.

Las mutaciones representan cambios que pueden resultar benéficos o perjudiciales para el individuo, y solo si le confieren alguna ventaja y esa ventaja es transmitida a la siguiente generación (por varias generaciones) se puede hablar de que producen la adaptación de la especie.

La hibridación entre especies

Es el cruce o la reproducción entre individuos de especies distintas que da origen a descendientes fértiles. Este cruce implica que los animales “obtenidos” en la descendencia reúnen características de ambos progenitores, es decir, que mezclan características de dos especies.

Un ejemplo típico es el del perro:

Alrededor del mundo existían diferentes especies de lobos y algunas eran más dóciles que otras. Conforme el hombre fue domesticando algunas de estas especies, se comenzó a cruzar especies “domésticas” con especies más pequeñas o robustas, dependiendo de las necesidades.

De esta forma, las nuevas especies híbridas entre la especie doméstica y la especie más pequeña o la más robusta, además de ser fértiles, también estaban mejor adaptadas para vivir en compañía del humano, asegurando una mayor tasa de supervivencia que otras especies salvajes.

Esto no ha ocurrido únicamente con los perros. A lo largo de su historia, el ser humano ha conseguido “modificar” deliberadamente especies de su interés (agrícola y pecuario), logrando adaptar especies híbridas a su entorno, para conseguir mayores beneficios de estas.

Los cambios en el medio ambiente

El medio ambiente puede modificarse drásticamente de diversas formas: por la caída de un rayo, por una erupción volcánica, por un terremoto, por maremotos, lluvias torrenciales, construcción de ciudades, etc.

Todos estos cambios modifican las condiciones de los ecosistemas y pueden dejar de favorecer a los individuos o especies que estaban mejor adaptadas al ecosistema anterior y, en cambio, beneficiar a otros individuos o especies capaces de adaptarse a las nuevas condiciones.

Existen múltiples ejemplos de cómo los cambios en el medio ambiente pueden promover la adaptación de los seres vivos a nuevas condiciones. El más famoso es el de la polilla Biston betularia, que habita en una zona industrial de Inglaterra:

Las industrias instaladas en el ambiente donde vivía la polilla hicieron que aquellas polillas que vivían en tal entorno cambiaran los patrones de coloración de sus alas, ya que los troncos y las hojas de los árboles donde se posaban se tornaron de color oscuro debido a la polución y el humo.

Antes del elemento “cambiante”, es decir, de las industrias contaminantes, las polillas tenían alas de color claro (blanquecino), lo que las ayudaba a mimetizarse casi perfectamente con los elementos del bosque. El humo producido en las industrias, entonces, hizo que el color de estos animales contrastase de tal manera que se convirtieron en “blanco fácil” de sus depredadores, lo que diezmó su población.

Las polillas más oscuras, por lo tanto, lograban “escapar” de sus depredadores al confundirse con los árboles revestidos de hollín, aumentando su capacidad de reproducción o, en otras palabras, adaptándose mejor al nuevo ambiente que las polillas “claras”.

La deriva génica

Definimos como “deriva génica” a los cambios aleatorios que ocurren en la frecuencia de los alelos en las distintas poblaciones de una especie determinada.

Estos cambios pueden ocasionar la pérdida o desaparición de un alelo en una población de individuos, lo que puede modificar la adaptación de una especie a su entorno. Podemos decir, entonces, que cualquier pérdida de caracteres en una población conlleva a una disminución de la adaptación de una especie.

Volviendo al caso de las mariposas, si la deriva génica hubiese afectado al alelo para el color oscuro de las mariposas, muy probablemente las polillas no hubiesen podido adaptarse al entorno por medio de su coloración.

En las poblaciones conformadas por pocos individuos es donde más intenso es el efecto de la deriva génica, ya que hay menor cantidad de alelos y la pérdida de cualquiera de estos resulta en una gran pérdida de la capacidad adaptativa de toda la especie.

Características de los seres vivos que se adaptan

En teoría, todas las especies de seres vivos se adaptan, ya que todas poseen diferentes alelos para un mismo carácter en su ADN. Sin embargo, la adaptación depende de la presión a la que son sometidos y el tiempo durante son sometidos a la misma.

Los cambios rápidos y bruscos en el medio ambiente, como los que se están dando actualmente como producto del calentamiento global, conducen a la extinción de gran número de especies eucariotas, ya que la gran mayoría no se puede adaptar a las nuevas condiciones de su entorno tan rápido como estas se dan.

Las adaptaciones en los organismos eucariotas son producto de muchos años y durante ese proceso la selección natural elimina a los individuos y a las especies menos aptas para sobrevivir en el entorno donde viven.

Ejemplos de adaptación de seres vivos

Existen muchos ejemplos famosos de adaptaciones; algunos los podemos observar en los animales que rodean nuestro entorno urbano, como en el caso de las mariposas, los animales domésticos o aquellos con los que cohabitamos en las grandes ciudades.

– Gatos domésticos

Los gatos domésticos son un gran un ejemplo de adaptación, ya que están muy especializados para cazar ratones y otros animales. Poseen gran agilidad, garras y dientes afilados, un excelente sentido del olfato y del oído para rastrear y atrapar a sus presas.

– Delfines

En los delfines, que son mamíferos acuáticos, podemos observar un gran ejemplo de adaptación. Sus cuerpos tienen una forma “aerodinámica” para disminuir la resistencia del agua al nadar y, además, estos tienen un metabolismo acondicionado para la vida bajo el agua.

– Cactus

En el reino vegetal también podemos encontrar ejemplos muy claros de adaptaciones. Los cactus, por ejemplo, no poseen hojas; en cambio, poseen espinas para protegerse y cuerpos carnosos que les ayudan a conservar el agua en su interior, cosa que les permite sobrevivir en condiciones extremas en las que no hay precipitaciones durante largos periodos de tiempo.

Referencias

  1. Dawkins, R. (2016). The selfish gene. Oxford university press.
  2. Gould, S. J. (1994). El pulgar del panda: reflexiones sobre historia natural y evolución (No. 575.8 GOU).
  3. Gould, S. J., & Lewontin, R. (1982). La adaptación biológica. Paleobiology, 8, 4.
  4. Hull, D. (1979). Migration, adaptation, and illness: a review. Social Science & Medicine. Part A: Medical Psychology & Medical Sociology, 13, 25-36.
  5. Hutcheon, L. (2012). A theory of adaptation. Routledge.