Tipos de ecosistemas y sus características
Los tipos de ecosistemas son la diversidad de organismos presentes en el planeta interactuando con unas condiciones climáticas determinadas. Un ecosistema es un área definida por una combinación particular de condiciones abióticas (suelo, agua, clima) y bióticas (organismos vivos).
Dada la diversidad de climas, suelos, relieves y vida sobre la Tierra existen diferentes de tipos de ecosistemas. Los factores determinantes en la conformación de los ecosistemas del planeta son la latitud, la altitud y las precipitaciones.
Igualmente la altura sobre el nivel del mar incide en la temperatura, mientras que la precipitación y otros factores determinan la disponibilidad de agua.
Luego, factores locales como el tipo de suelo y la historia natural del lugar terminan de conformar el mosaico de ecosistemas del planeta. Según el sistema empleado, se reconocen en el mundo unos 12 biomas (conjunto de ecosistemas compartiendo condiciones comunes de clima, fauna y flora) terrestres y 4 acuáticos.
Por otra parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, siglas en inglés) reconoce 14 biomas terrestres, 12 dulceacuícolas y 5 marinos. Estos a su vez divididos en unas 1.500 ecorregiones, cada una con diversos ecosistemas por lo que su número en el planeta es difícil de precisar.
Para simplificar esta diversidad, abordaremos los principales tipos de ecosistemas agrupándolos en función de grandes unidades ambientales, clima, relieve y vegetación.
Índice del artículo
- 1 ¿Cómo se clasifican los tipos de ecosistemas?
- 2 Ecosistemas terrestres
- 3 Ecosistemas de agua dulce
- 4 Ecosistemas marinos
- 5 Referencias
¿Cómo se clasifican los tipos de ecosistemas?
Los ecosistemas se pueden clasificar en tres tipos principales:
- Ecosistemas terrestres.
- Ecosistemas de agua dulce.
- Ecosistemas marinos.
Asimismo, cada uno de estos tres tipos tiene otros subtipos, que a continuación se describirán.
Ecosistemas terrestres
– Ecosistemas tropicales
Selva tropical húmeda
Las selvas tropicales húmedas son uno de los ecosistemas más diversos que existen, especialmente las selvas lluviosas de planicie como las del Amazonas. A su vez, hay diversos ecosistemas de selvas tropicales húmedas, entre ellos la selva inundable.
Dentro de estas, hay selvas inundadas de aguas blancas y de aguas negras, lo que depende del tipo de río que genera la inundación.
Igualmente, hay toda una variedad de ecosistemas de selvas húmedas de planicie, dependiendo de las especies predominantes. Por ejemplo, el morichal es un bosque ripario dominado por la palma moriche (Mauritia flexuosa), que existe en los llanos venezolanos.
Por otra parte, también hay selvas tropicales húmedas de montaña o selvas nubladas, que se desarrollan entre los 800 y 3.000 msnm. Todas las selvas tropicales húmedas se caracterizan por sus diversos estratos de árboles y abundante epifitismo y trepadorismo.
Un ejemplo de selvas nubladas son las de la cordillera de Los Andes como yunga oriental en Perú.
Selva tropical seca
Cuando el clima es biestacional con un período seco marcado, se desarrollan distintos tipos de ecosistemas de selvas secas como las selvas deciduas y semi deciduas.
En el primer caso la insuficiencia de agua en el período seco es extrema y la mayoría de las especies pierden todo su follaje. Mientras que en las selvas semideciduas hay más disponibilidad de agua en el período seco, en algunos casos por aguas subterráneas.
En las selvas semideciduas de América tropical, algunas especies alcanzan alturas considerables (hasta 40-50 m). Ejemplos de esto son la ceiba (Ceiba pentandra) o el mijao (Anacardium excelsum).
Matorral y espinar
En aquellas zonas más áridas no llegan a desarrollarse selvas, presentándose matorrales y espinares. Se trata de formaciones donde predominan arbustos grandes y árboles pequeños, muchos de ellos espinosos.
En los trópicos americanos es común la presencia de cactáceas arbustivas y arborescentes en estas formaciones. Una de las familias de angiospermas más comunes en estas formaciones en todos los trópicos es Leguminosae.
Sabanas
Estos son ecosistemas de planicies, mesetas o zonas de suaves colinas, cálidos y con una fuerte biestacionalidad. En estos ecosistemas predominan las gramíneas, en algunos casos acompañadas de árboles dispersos o palmas.
Tanto en las sabanas africanas como en las americanas los árboles leguminosos son bastante abundantes. Por ejemplo las sabanas arboladas de Acacia spp. en África y las sabanas arboladas con samán (Samanea saman) en América.
En las sabanas africanas abundan los grandes herbívoros en manadas muy numerosas como el ñu (Connochaetes taurinus) y la cebra (Equus quagga). Así como también grandes carnívoros como el león (Panthera leo), la hiena (Crocuta crocuta) y el leopardo (Panthera pardus).
Herbazales de alta montaña
Por encima de la línea de árboles (3.400-4.000 msnm) en las altas montañas, se desarrollan ecosistemas dominados por hierbas arrosetadas y pequeños arbustos. Entre estos están los páramos y la puna, caracterizados por la alta radiación solar y las bajas temperaturas.
Los páramos son ecosistemas con mayor humedad, mientras que la puna es mucho más seca. Un género característico de los páramos y endémico de los Andes colombo-venezolanos es Espeletia (Compositae), que agrupa numerosas especies de hierbas y arbustos.
Herbazales costeros
En las zonas costeras se desarrollan diversos ecosistemas dominados por hierbas, subarbustos y pequeños arbustos. Las especies que aquí habitan están adaptadas a condiciones de alta salinidad y fuertes vientos.
Ejemplos característicos de esto son el saladillo (Sporobolus virginicus) una gramínea y la verdolaga de playa (Sesuvium portulacastrum) una aizoácea.
Manglar
El manglar es un ecosistema de transición entre la tierra y el mar, dominado por especies arbóreas adaptadas a la alta salinidad. Por ejemplo, el mangle rojo (Rhizophora mangle) es capaz de vivir con sus raíces sumergidas en el agua marina.
Este ecosistema está estrechamente asociado a ecosistemas marinos como las praderas sumergidas y los arrecifes de coral.
Desiertos cálidos
En las áreas más áridas se conforman los desiertos, que son regiones donde el factor extremo limitante es la humedad. Las temperaturas diurnas pueden superar los 50 ºC, mientras que en las noches pueden ser cercanas a cero grados.
La vegetación y la fauna son muy escasas y altamente adaptadas a condiciones de déficit hídrico. Entre los animales característicos de estos ecosistemas están el dromedario (Camelus dromedarius) y el camello (Camelus ferus), en África y Asia.
– Ecosistemas templados
Bosque de coníferas
Estos bosques se desarrollan en las latitudes más septentrionales de la zona templada o en las zonas montañosas. Se caracterizan por el dominio de especies de gimnospermas del orden Coniferae, sobre todo pinos (Pinus, Abies). Así como también cipreses y sabinas (Juniperus, Cupressus) y cedros (Cedrus).
En algunos casos se presentan árboles muy altos como en los bosques californianos de secuoyas rojas (Sequoia sempervirens). Esta especie puede llegar a alcanzar hasta 115 m de altura.
Bosque mixto
Este tipo de ecosistemas es intermedio entre el bosque de coníferas y el bosque de latifoliadas. A su vez se delimitan diversos tipos de ecosistemas de bosque mixto, dependiendo de la ubicación geográfica.
Se caracteriza por incluir especies tanto de coníferas (Pinus, Abies, Juniperus) como de latifoliadas. Entre estas últimas están el roble (Quercus robur), la haya (Fagus sylvatica) y el abedul (Betula spp.).
En el hemisferio sur las gimnospermas propias de los bosques mixtos pertenecen a las familias Araucariaceae y Podocarpaceae. En el caso del hemisferio norte se ubican en Norteamérica, tanto en Estados Unidos y Canadá como en México, e igualmente en Europa y Asia.
Bosque caducifolios
Son los bosques de roble y encinas, así como también alisos y otras especies de angiospermas típicas de zona templada. Están adaptados al régimen estacional templado con primavera, verano, otoño e invierno.
Entre los géneros de árboles predominantes están Quercus, Fagus, Betula, Castanea y Carpinus y en los bosques caducifolios del hemisferio sur predominan Quercus y Nothofagus.
Bosque mediterráneo
Son bosques que se desarrollan en un clima mediterráneo, el cual ocurre en áreas muy definidas del planeta. Los encontramos solo en la cuenca del mar Mediterráneo, en California (EE. UU.), Chile, Sudáfrica y Australia. Es un clima con inviernos templados y lluviosos y veranos secos calurosos, con otoños cálidos y primaveras variables.
Las plantas se han adaptado a ese período cálido y seco, por lo que tienden a ser achaparradas y esclerófilas (hojas siempre verdes duras). Entre las especies comunes en estos ecosistemas están los robles (Quercus robur), encinos (Quercus ilex) y alcornoques (Quercus suber).
Praderas
Las praderas son formaciones herbáceas, con predominio de gramíneas que se desarrollan en planicies, mesetas o zonas colinosas en regiones templadas. Aunque la estructura de la vegetación las hace similares a las sabanas, se diferencian de éstas en clima y composición específica.
Incluyen los ecosistemas de praderas norteamericanas y europeas, así como las pampas (Argentina), las estepas (Europa oriental y Asia) y los velt (Sudáfrica).
Herbazales costeros
Al igual que en las zonas tropicales, en las templadas se desarrollan diversos ecosistemas en planicies costeras. Al igual que en los trópicos, predominan hierbas, subarbustos y arbustos adaptados a alta salinidad aunque la composición florística es distinta.
En estos ecosistemas se encuentran especies como la gramínea Aleuropus littoralis en el Mediterráneo.
– Ecosistemas árticos
Taiga
Se trata del bosque de coníferas de las regiones frías que conforma una banda casi continua desde Norteamérica hasta Asia oriental. Es un bosque de coníferas altas con un sotobosque muy ralo o ausente, en algunos casos reducido a musgos y líquenes.
La taiga tampoco es uniforme y en ella se pueden identificar distintos ecosistemas, por ejemplo la taiga oscura y la taiga clara. La primera conformada por las típicas coníferas siempre verdes frondosas (Pinus spp., Picea spp., Abies spp.) que forman el cinturón de bosque boreal.
Por su parte, la taiga clara se ubica más al norte limitando con la tundra con especies de Pinus y coníferas deciduas (algunas especies de Larix).
Tundra
Más allá de la línea de árboles marcada por la latitud, al final de la taiga se extiende la tundra. Es una extensa planicie dominada por musgos y líquenes sobre un sustrato de suelo congelado, el permafrost.
Desierto frío
En la Antártida y Groenlandia se encuentran ecosistemas de desierto frío, con extensas zonas cubiertas de hielo donde las plantas y la fauna son escasas. Los animales dominantes están estrechamente vinculados al medio marino como el oso polar, los leones marinos, focas y otros.
Ecosistemas de agua dulce
– Ecosistemas fluviales
Se incluyen todos los ecosistemas de ríos y quebradas que forman las distintas cuencas del planeta. Por supuesto, la diversidad de estos ecosistemas es enorme, tomando en cuenta la gran cantidad de ríos existentes.
Así, en el curso del Amazonas que es el río más largo y caudaloso del mundo, se presentan diversos ecosistemas. Esto debido a que las condiciones de clima, temperatura y composición del agua, no son iguales desde su nacimiento a su desembocadura.
– Ecosistemas lacustres
Los ecosistemas lénticos incluyen lagos, lagunas y todos aquellos cuerpos de agua confinados en un área. Los lagos se encuentran distribuidos por todo el planeta y en climas disímiles y solo en Canadá se presentan más de 30.000.
Encontramos lagos tanto en condiciones tropicales, como el lago de Maracaibo en Venezuela, como en tierras frías como el lago Ontario en Canadá. Igualmente desde el nivel del mar hasta alturas considerables como el lago Titicaca en Los Andes entre Perú y Bolivia (3.812 m.s.nm.).
Esto implica que cada lago o laguna es un ecosistema particular con su flora, fauna y condiciones abióticas asociadas.
Ecosistemas marinos
El ambiente marino abarca cerca de 361.132.000 km², con profundidades de hasta 11.000 m y temperaturas desde 26 ºC hasta áreas congeladas. Incluye zonas superficiales bañadas por la luz solar tropical hasta zonas profundas donde no alcanza a llegar la luz.
Los océanos del mundo son fundamentales para la vida, ya que forman parte de una serie de ciclos biogeoquímicos fundamentales. Entre los más importantes se puede mencionar el ciclo del agua y el del CO₂, además el plancton de los océanos es el principal productor de oxígeno.
– Ecosistemas de costas y zona nerítica o litoral
La zona costera hasta los 10 m de profundidad y la zona nerítica (desde 10 m hasta 200 m de profundidad), incluyen una gran diversidad de ecosistemas. El factor determinante aquí es la abundancia de radiación solar disponible.
En las zonas tropicales y subtropicales se desarrollan ecosistemas de alta productividad como los arrecifes de coral y las praderas sumergidas de angiospermas acuáticas.
Arrecifes coralinos
Los arrecifes de coral son los ecosistemas más productivos de los océanos y uno de los más productivos del planeta. Los conforman cientos de miles de organismos con exoesqueletos calcáreos que forman colonias a poca profundidad y constituyen polos de atracción de vida marina.
Praderas submarinas
En zonas marinas de baja profundidad de áreas tropicales y subtropicales se desarrollan praderas submarinas de hierbas de especies de angiospermas.
En los trópicos son comunes las praderas de hierba de tortuga (Thalassia testudinum) y en el Mediterráneo encontramos las praderas de Posidonia oceanica.
– Ecosistemas de la zona pelágica u oceánica
En mar abierto se establecen variaciones importantes de acuerdo a la profundidad y a la latitud (que influye entre otras cosas en la temperatura del agua). En esta área el océano se comporta como un gran ecosistema, pero en los fondos marinos se presentan condiciones distintas.
Mar de los sargazos
Se trata de un área variable de cerca de 3.500.000 Km² donde flotan poblaciones del alga sargazo (Sargassum spp.). Las corrientes determinan un sistema de aguas cálidas y permiten el desarrollo de diversos organismos marinos en la masa de algas.
Fuentes hidrotermales
En las dorsales oceánicas del Atlántico a unos 2.400 m de profundidad se encuentran fuentes hidrotermales. Estas emisiones de agua a alta temperatura suceden gracias a la actividad volcánica.
Las sustancias químicas disueltas y la temperatura generada, permiten el desarrollo de arqueas quimiosintéticas. Estas bacterias a su vez son la base de cadenas alimenticias que incluyen grandes almejas, gusanos tubos y otros organismos.
Referencias
- Bond, W.J., Woodward, F.I. and Midgley, G.F. (2004). The global distribution of ecosystems in a world without fire. New Phytologist.
- Calow, P. (Ed.) (1998). The encyclopedia of ecology and environmental management.
- Izco, J., Barreno, E., Brugués, M., Costa, M., Devesa, J.A., Frenández, F., Gallardo, T., Llimona, X., Prada, C., Talavera, S. Y Valdéz, B. (2004). Botánica.
- Purves, W. K., Sadava, D., Orians, G. H. and Heller, H. C. (2001). Life. The science of biology.
- Raven, P., Evert, R. F. and Eichhorn, S. E. (1999). Biology of plants.
- World Wild Life (Vista el 22 de Oct. 2019). Tomado de: worldwildlife.org/biomes