Psicología

Experimento de perros de Pavlov (condicionamiento clásico)


El experimento de Pavlov es uno de los más famosos de la psicología. El fisiólogo ruso Iván Petróvich Pávlov utilizó perros a los que se le presentaban un sonido antes de la comida. Tras varias repeticiones, el sonido por si solo provocaba la salivación de los perros.

Los experimentos de Pavlov le llevaron a descubrir una forma de aprendizaje que se ha denominado condicionamiento clásico, también conocido como condicionamiento Pavloviano. Este aprendizaje se observa en la mayoría de los organismos para adaptarse a su ambiente.

El condicionamiento clásico ha sido fundamental para la historia de la psicología porque Pavlov demostró que el proceso de aprendizaje podía estudiarse de forma objetiva. Esto permitió la aplicación del método científico a la psicología, separando bloques de comportamiento complejos para poder estudiarlos objetivamente.

Las conclusiones de Pavlov son fundamentales y muchas de sus premisas se siguen aplicando en técnicas de modificación de conducta y en tratamientos psicológicos. El condicionamiento clásico se utiliza para tratar las fobias, la ansiedad, el trastorno de pánico y las adicciones, entre otros.

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Breve historia

Antes del famoso experimento de Pavlov, ya se habían realizado investigaciones sobre las conductas operantes de los gatos. Edward Thorndike diseñó un dispositivo al que llamó “caja problema”. En esta caja colocaba a gatos hambrientos, que debían encontrar la forma de salir para alcanzar la comida que estaba afuera.

Cuando los gatos, por accidente al principio, se rozaban con una cuerda, la puerta se abría. Poco a poco, y tras varias repeticiones, los animales lograron aprender la asociación entre rozar la cuerda y escapar de la caja para comer. De esta forma, cada vez salían más deprisa de ella.

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Thorndike interpretó este hecho como una prueba de aprendizaje, sirviendo como inspiración a Pavlov para desarrollar sus estudios.

Pavlov nació en 1849, al principio su padre deseaba que se convirtiera en sacerdote. Sin embargo, se apartó de este plan y se graduó en medicina a los 33 años. Sus primeras investigaciones estaban enfocadas en el sistema digestivo, ganando en 1904 el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.

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Aunque sus experimentos sobre el reflejo condicionado y el aprendizaje a los que dedicó los últimos 30 años de su vida, fueron los que realmente le hicieron famoso.

Los estudios de Pavlov se siguieron desarrollando por el psicólogo estadounidense John B. Watson. Este aplicó las conclusiones de Pavlov a los seres humanos. En 1921, Watson realizó un experimento con un niño de 11 meses de edad conocido como “pequeño Albert”.

El objetivo era demostrar cómo podían condicionarse miedos específicos. En principio Albert tenía miedo a los ruidos fuertes (estímulo incondicionado), pero no a las ratas. Los investigadores le enseñaron una rata al bebé, y cuando quiso acariciarla hicieron un fuerte ruido detrás de él con una barra de hierro.

Después de varias repeticiones en las que se hacía el ruido al ver a la rata, el pequeño Albert lloraba solo al ver a la rata. Días después, generalizó su respuesta mostrándose asustado al ver un conejo, un perro o un abrigo de piel.

Descripción del experimento de Pavlov

experimento de Pavlov

Pavlov cambió el curso de sus investigaciones a partir de un descubrimiento fortuito. Durante sus estudios sobre el sistema digestivo, se centró en la secreción de saliva en los perros. Observó que cuando se ponía comida en la boca de un perro, éste empezaba a salivar automáticamente.

Asimismo, puedo comprobar que este también salivaba si veía la comida o la olía. Es más, emitía la misma respuesta cuando veía su plato de comida o a la persona que se la daba. Incluso salivaba al oír los pasos de esa persona.

En principio Pavlov pensó que esas respuestas del perro interferían en sus experimentos, pero posteriormente descubrió que esto demostraba una forma de aprendizaje. A partir de este momento, dirigió sus investigaciones a entender este fenómeno.

Pavlov y sus colaboradores comenzaron por tratar de comprender qué pensaba y sentía al perro cuando salivaba al ver la comida. Sin embargo, esto no les llevó a ningún resultado.

Control

Luego empezaron a realizar experimentos para tener una visión más objetiva de la reacción del perro.

Para que no hubiera otros estímulos que pudieran afectar el experimento, se puso al perro en una habitación aislada, lo ataron con unas correas y le colocaron un dispositivo para recolectar y medir la saliva.

Los investigadores se pusieron en otra habitación desde la cual podían darle la comida al perro en un recipiente.

Quisieron averiguar si un estímulo neutro (que no tiene ningún significado para el perro ni relación con la comida) podía convertirse en una señal de que la comida iba a aparecer. Así, querían observar si el perro aprendía a asociar ese estímulo con la comida.

Decidieron utilizar como estímulo neutro el sonido de una campana. De esta forma, hacían sonar la campana justo antes de entregarle la carne el polvo al perro.

Asociación sonido-respuesta

Tras varias repeticiones campana-comida, descubrieron que el animal comenzaba a salivar solo con el sonido de la campana, aunque no apareciera la comida. Así, lograron que un estímulo neutro, que no tenía significado, provocara la misma respuesta que la comida: la salivación.

A partir del experimento, Pavlov entrenó a otros perros para que salivaran ante otros estímulos como una luz, un zumbido, al tocarle la pata o incluso cuando le enseñaba un círculo dibujado. Encontró que el perro aprendía a asociar cualquiera de estos estímulos con la aparición de la comida, provocando éstos por si mismos la salivación.

Existen varios elementos fundamentales en el experimento de Pavlov que necesariamente debes conocer:

– Estímulo neutro (EN): como se ha explicado, es un estímulo sin significado que puede consistir en una luz, un sonido, una imagen, etc.

– Estímulo no condicionado (ENC): se trata de un estímulo que causa una reacción natural e innata del organismo de forma automática. En este caso, un estímulo no condicionado es la comida.

– Estímulo condicionado (EC): se llama así al estímulo neutro cuando se aprende a asociar con otro elemento que provoca una respuesta automática. Por ejemplo, el sonido de la campana al principio era un estímulo neutro y gracias al aprendizaje, se relacionó con la comida. Se convierte así en un estímulo condicionado, provocando por sí mismo la salivación.

– Reflejo incondicionado o respuesta no condicionada (RNC): es la que se produce por la aparición de un estímulo no condicionado. El ejemplo es la salivación como respuesta innata del perro ante la comida en su boca.

– Respuesta condicionada (RC): es la respuesta provocada por un estímulo condicionado. Esto ocurrió con el sonido de la campana, que fue capaz de desencadenar la salivación (respuesta condicionada) como si fuera un estímulo no-condicionado (comida).

Todo este proceso se denominó condicionamiento clásico, siendo un elemento esencial de la psicología conductista. En la actualidad se sigue utilizando para explicar por qué se establecen ciertas conductas como las asociadas a fobias o adicciones.

Procesos de condicionamiento

A partir de estos experimentos, Pavlov y sus colegas se centraron en el estudio del condicionamiento clásico. Identificaron así cinco procesos de condicionamiento:

La adquisición

Este concepto se relaciona con el aprendizaje inicial de la relación entre el estímulo y la respuesta. Pavlov se preguntó cuánto tiempo tenía que pasar entre el estímulo neutro (campana) y el estímulo no condicionado (comida) para que se puedan asociar.

Descubrió que este periodo de tiempo tenía que ser muy corto. En algunas especies era suficiente medio segundo.

También se preguntó qué ocurriría si la comida apareciera antes del sonido. Concluyó que el condicionamiento rara vez se daba de esta forma. El sonido debía darse antes de la comida para que se aprendiese la asociación.

Esto demostró que el condicionamiento es biológicamente adaptativo, es decir, que nos ayuda a prepararnos frente a situaciones buenas o malas. Por ejemplo, para un ciervo, el crujido de unas ramas puede relacionarse con la llegada de un depredador.

En los humanos, los olores, objetos o imágenes que se asocian con el placer sexual, podrían convertirse en estímulos condicionados para el despertar sexual. Algunos experimentos demostraron que una figura geométrica podía generar excitación sexual si se presentaba varias veces junto a un estímulo erótico.

La extinción

Pavlov se preguntó qué sucedería si, después del condicionamiento, se presentara el estímulo condicionado (sonido) sin el estímulo no condicionado (comida). Comprobó que, si el perro oía el sonido varias veces sin darle la comida, cada vez salivaba menos.

Esto se conoce como extinción, pues la respuesta se reduce cuando el estímulo condicionado deja de anunciar la aparición del estímulo incondicionado.

Recuperación espontánea

Pavlov descubrió que, después de la extinción de la respuesta, ésta podía volver a activarse si dejaba pasar un tiempo de descanso. Después de ese periodo, la salivación volvía a aparecer espontáneamente tras el sonido.

Lo anterior le llevó a concluir que la extinción debilitaba o reprimía la respuesta condicionada, pero no la eliminaba.

Generalización

Pavlov también pudo observar que un perro condicionado a responder frente un sonido en particular, puede responder también ante otros sonidos parecidos.

La generalización es adaptativa. Por ejemplo, había personas que sufrían ansiedad cuando veían aviones parecidos a aquellos con los que se realizaron los atentados del 11 de septiembre. No tenían por qué ser los mismos aviones los que desencadenaban la respuesta incondicionada de ansiedad.

La generalización también causa que estímulos parecidos a objetos que por naturaleza son desagradables o agradables, nos lleven a sentir placer o rechazo.

Algunos experimentos son curiosos. En uno de ellos, se presentó una comida muy atractiva: la crema de un chocolate. Pero se sirvió en forma de excremento de perro, lo que generó rechazo en los sujetos.

Otras pruebas han demostrado que generalmente vemos a los adultos que tienen facciones infantiles como afectuosos y obedientes.

La discriminación

Pavlov también enseñó a los perros a responder frente a un estímulo específico y no frente a otros. Esto es lo que se conoce como discriminación, es decir, la capacidad de distinguir un estímulo condicionado (sonido de campana) de un estímulo neutro (canto de un pájaro).

La discriminación es muy importante para la supervivencia, ya que estímulos diferentes pueden tener consecuencias muy distintas.

Aplicaciones del condicionamiento clásico

El descubrimiento del condicionamiento clásico sigue siendo uno de los más importantes en la historia de la psicología. Los postulados de Pavlov son la base de la psicología del comportamiento y hoy en día se continúan aplicando.

El condicionamiento clásico es una forma de aprendizaje que utilizan la mayoría de los organismos para adaptarse a su ambiente. Esto ha podido demostrarse en numerosos estudios en los que se ha podido condicionar la respuesta de diferentes organismos. Desde peces, aves, monos, hasta humanos.

Algunas de las aplicaciones del condicionamiento clásico son:

Para tratar el alcoholismo y otras adicciones

Algunos tratamientos relacionan la visión, el sabor y el olor del alcohol con una droga que causa el vómito. Luego de repetir esto varias veces, se desarrolla una respuesta de náusea al alcohol. Este tratamiento se llama terapia aversiva y puede ser útil también con otras adicciones.

Explicación de las adicciones

Las personas adictas a las drogas sienten la necesidad de volver a consumir cuando se encuentran en lugares y con personas con quienes habían consumido. Sobre todo, si habían sentido efectos agradables.

En el tratamiento contra las adicciones, una de las primeras medidas es que el adicto se aleje de todo lo relacionado con las sensaciones que le produjo el consumo.

Tratamiento de fobias

El condicionamiento clásico también ha sido utilizado para tratar el miedo o fobias. Por ejemplo, a ciertos insectos inofensivos.

En un estudio, se pidió a los pacientes que pensaran en bichos, lo que produjo una respuesta de miedo. Esta respuesta se eliminó pronto porque no se asociaba con una picadura o mordedura.

Después de la extinción de la respuesta, se presentaron fotos de bichos a los pacientes poco a poco hasta que al final se perdía el miedo, logrando incluso que los tocaran.

Este procedimiento se conoce como terapia de desensibilización sistemática, y se ha aplicado para superar el miedo al agua, a las inyecciones, a volar, etc.

Referencias

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  2. Myers, D. G. (2005). Psicología (7a ed.). Buenos Aires; Madrid: Editorial Médica Panamericana.
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