Ansiedad

Hidrofobia: síntomas, causas y tratamientos


La hidrofobia o fobia al agua es una alteración psicológica que se caracteriza por presentar un miedo irracional, excesivo e injustificado hacia el agua. Típicamente se suele relacionar este tipo de fobia con el miedo a las playas o piscinas, debido a la gran cantidad de agua que se presencia en esos lugares.

No obstante, la hidrofobia no se limita a tener miedo a insertarse dentro del agua, nadar o bañarse. Una persona con esta alteración puede temer cualquier situación en la que entre en contacto con el agua, incluyendo la que sale por el grifo, la de la ducha, etc.

El agua es uno de los elementos más indispensables para la vida de los seres vivos, por lo que no entrar en contacto con ella de forma habitual resulta complejo. Por este motivo, la hidrofobia puede afectar gravemente a la vida de la persona ya que esta puede reaccionar con miedo intenso de forma recurrente en su día a día.

El objetivo de este artículo consiste en revisar la literatura actual acerca de este trastorno. Comentar las características de la hidrofobia y exponer cuáles pueden ser sus causas y sus tratamientos.

Índice del artículo

Características de la hidrofobia

La hidrofobia se cataloga según el manual estadístico y de diagnóstico (DSM-V) como un trastorno de ansiedad. Concretamente, hace referencia a uno de los múltiples tipos de fobia específica que se han descrito en la actualidad.

Las fobias específicas son alteraciones que se caracterizan por presentar un temor irracional y excesivo (un miedo fóbico) hacía un elemento concreto.

En el caso de la hidrofobia, el elemento temido es el agua. Por lo que la persona que presenta esta alteración experimentará elevadas sensaciones de miedo cuando se exponga a estos elementos.

La hidrofobia se considera un trastorno de ansiedad por la respuesta que provoca en la persona el hecho de entrar en contacto con su estímulo temido. En esta alteración, cuando el individuo se expone al agua presenta una marcada respuesta de ansiedad.

Así mismo, la hidrofobia se caracteriza por los comportamientos de evitación y escape. El sujeto con esta psicopatología tratará de evitar constantemente el contacto con el agua.

Este hecho puede reflejarse en situaciones puntuales. Por ejemplo, una persona con hidrofobia jamás irá a la playa un caluroso día de verano ni se acercará a un rio cuando vaya de excursión por la montaña.

No obstante, la evitación de la hidrofobia puede no quedarse allí y agravar mucho más el trastorno. Un sujeto con esta alteración puede evitar el contacto con el agua en situaciones normales y cotidianas como usar el agua de fregar, abrir el grifo de la ducha o utilizar una manguera para regar las plantas.

¿Cómo se puede determinar si se tiene hidrofobia?

Por lo general, los seres humanos, al igual que muchos otros animales, presentan una buena predisposición por el agua.

Este elemento no suele presentar atribuciones dañinas y peligrosas para las personas de forma directa. Así mismo, se considera una sustancia vital para la vida del planeta y los seres habitan en él.

No obstante, no todas las personas poseen el mismo agrado hacía el agua. Hay quienes pueden adorarla y disfrutar plenamente de espacios como las playas, los ríos, los lagos, las piscinas o las duchas. Pero también hay quienes pueden presentar un cierto desagrado hacía esas situaciones.

Por ejemplo, una persona que no sabe nadar puede temer ligeramente las situaciones donde el agua sea muy abundante. Incluso puede ponerse ligeramente nerviosa cuando entra en una playa o una piscina profunda.

Este hecho de por sí, no dictamina la presencia de hidrofobia. Es decir, la hidrofobia no consiste en presentar un cierto rechazo o desagrado hacía el agua, va mucho más allá.

Así pues, para poder determinar si se padece o no hidrofobia resulta imprescindible analizar el tipo de miedo que presenta la persona hacía el agua. De forma general, el miedo fóbico de la hidrofobia se caracteriza por ser:

1- Excesivo

El temor hacía el agua referente a la hidrofobia resulta altamente excesivo atendiendo a las exigencias de la situación.

Por ejemplo, un individuo con esta alteración puede presentar un miedo extremadamente elevado en situaciones aparentemente seguras como estar en un jacuzzi o darse una ducha.

De este modo, se descarta la presencia de hidrofobia en esas personas que presenten un miedo justificado y razonable sobre el agua.

Por ejemplo, una persona que no sabe nadar puede presentar un miedo ciertamente adaptativo (y no fóbico) al agua cuando se encuentra en situaciones donde saber nadar puede resultar necesario en algún momento.

2- Irracional

La exagerada intensidad del miedo al agua referente a la hidrofobia se acompaña de un elevado componente irracional.

Es decir, la persona que padece hidrofobia no es capaz de justificar de forma razonada por qué teme el agua. Tampoco consigue exponer cuáles son los elementos que le hacen experimentar sensaciones tan elevadas de temor.

El individuo con hidrofobia teme de forma extrema el agua, sin poder razonar y explicar los motivos de su miedo.

3- Incontrolable

Por otro lado, el sujeto con hidrofobia es totalmente incapaz de controlar sus sensaciones y experiencias de temor.

Cuando estas aparecen, se apoderan totalmente de su pensamiento y comportamiento, sin que la persona pueda modular el miedo hacía el agua.

De este modo, el individuo experimenta temor de forma irracional pero es incapaz de evitar la aparición del miedo.

4- Lleva a la evitación

El miedo hacía el agua referente a la hidrofobia es tan elevado que provoca una marcada conducta de evitación en la persona.

El individuo con esta alteración tratará de evitar la exposición al agua por todos su medios. A pesar de que este comportamiento pueda afectarle negativamente o disminuir su calidad de vida.

Para la persona con hidrofobia, lo más importante es evitar las angustiosas sensaciones que experimenta cuando entra en contacto con el agua.

5- Persistente

La hidrofobia es un trastorno persistente. Es decir, el temor al agua no aparece en etapas específicas o en momentos concretos.

La personas con este trastorno experimenta miedo al agua de forma invariable siempre que entra en contacto con ella. Así mismo, si no se trata adecuadamente, presentará la alteración toda su vida.

Síntomas

La hidrofobia es un trastorno de ansiedad, por lo que los síntomas principales de la psicopatología son manifestaciones ansiosas.

La alteración de ansiedad que provoca el temor fóbico al agua es grave. Afectando tanto al plano físico como al plano cognitivo y conductual de la persona. No obstante, raramente acaba produciendo un ataque de ansiedad.

1- Plano físico

Cuando la persona con hidrofobia entra en contacto con su elemento temido presenta una serie de síntomas físicos.

Estas manifestaciones se caracterizan por modificaciones en el funcionamiento del organismo. Concretamente, se incrementa la actividad del sistema nervioso central en respuesta al temor al agua.

Los síntomas físicos que puede originar la hidrofobia pueden variar notablemente en cada caso. No obstante, en la actualidad están bien descrito el grupo de manifestaciones que se pueden presentar.

De forma específica, una persona con hidrofobia presentará algunos de los siguientes síntomas físicos siempre que entre en contacto con el agua.

  1. Incremento de la tasa cardíaca.
  2. Aumento de la tasa respiratoria.
  3. Hiperventilación o sensaciones de ahogo.
  4. Tensión muscular generalizada.
  5. Sudoración excesiva por todo el cuerpo y/o sudores fríos.
  6. Dolores de estómago y/o cabeza.
  7. Sensación de irrealidad o despersonalización.
  8. Dilatación pupilar.
  9. Mareos, náuseas y vómitos.

2- Plano cognitivo

Los síntomas físicos que aparecen cuando la persona con hidrofobia entra en contacto con el agua no poseen un carácter temporal o aislado. Este hecho, se explica principalmente porque no aparecen en solitario.

Es decir, las manifestaciones físicas van acompañadas de una serie de alteraciones cognitivas. En este sentido, los síntomas referentes al plano cognitivo hacen referencia a todos los pensamientos que desarrolla la persona acerca del agua.

Las cogniciones de temor y miedo al agua pueden ser muy variadas. Todas ellas se caracterizan por realizar previsiones catastrofistas sobre lo que puede suceder cuando uno entra en contacto con este elemento.

Así mismo, aparecen una serie de pensamientos acerca de las incapacidades personales para hacer frente al estímulo temido.

Estas cogniciones se retroalimentan con las sensaciones físicas de forma direccional. Los síntomas físicos incrementan los pensamientos negativos hacia el agua, y estos hacen aumentar las manifestaciones corporales de ansiedad.

3- Plano conductual

Finalmente, tal y como se específica en la definición del temor fóbico al agua, la hidrofobia afecta de forma notable al comportamiento de la persona.

Las dos conductas principales que origina el miedo al agua son la evitación y el escape del estímulo temido.

La evitación hace referencia a todos los comportamientos que desarrolla la persona en su día a día para evitar el contacto con el agua. Estos pueden ser graves y afectar notablemente a la funcionalidad del individuo.

El escape por su parte es el comportamiento que aparece siempre que una persona con hidrofobia no es capaz de evitar su situación temida. En estas ocasiones, el individuo tratará de escapar lo antes posible del contacto con el agua.

Estos elementos tienen una relación directa con la intensidad del temor. Las elevadas sensaciones de malestar que provoca la exposición al agua hacen que el individuo trate de evitarla siempre que pueda.

Por otro lado, el hecho de evitar el contacto con el agua contribuye al incremento del temor hacía este, por lo que resulta un comportamiento que impide la superación del miedo y del trastorno.

Causas

Las causas de las fobias específicas están bien estudiadas y documentadas en la actualidad. Así pues, existe un elevado consenso científico en afirmar que no existe un único factor que pueda originar hidrofobia.

Concretamente, se ha demostrado como el elemento que da lugar esta alteración es la combinación y retroalimentación de distintos factores.

En cada caso pueden jugar un papel más relevante unos u otros. Así mismo, no todos ellos aparecen o son fácilmente identificables en todos los sujetos con hidrofobia.

Los factores que más se han relacionado con el trastorno son:

1- Condicionamiento clásico

El condicionamiento clásico es el método principal mediante el cual las personas desarrollan sus sentimientos de miedo y temor.

De este modo, haber experimentado situaciones traumáticas, peligrosas o desagradables con el agua puede ser un factor importante que contribuya al desarrollo de hidrofobia.

2- Condicionamiento vicario

No solo mediante la experiencia directa pueden desarrollarse los miedos. Estos también se pueden aprender mediante la visualización de imágenes y situaciones específicas.

En este sentido, haber visto eventos negativos relacionados con el agua, como la muerte de alguien por ahogo, imágenes de un tsunami o cualquier otra situación en la que el agua causa daños importantes, puede contribuir a la adquisición del trastorno.

3- Condicionamiento verbal

Finalmente, la otra vía de adquisición de información que tenemos las personas hace referencia a los procesos verbales.

Haber recibido estilos educativos en los que se hace especial hincapié a la peligrosidad del agua, o escuchar opiniones de temor hacía este elemento de forma repetida puede condicionar las experiencias de miedo.

Tratamientos

La mejor noticia que presenta este trastorno psicológico es que en la actualidad cuenta con intervenciones y tratamientos realmente eficaces.

La vida de una persona con hidrofobia puede estar notablemente limitada por sus miedos al agua. Sin embargo, puede superarlos si se pone en manos de profesionales y realiza los tratamientos adecuados.

En este sentido, la intervención que ha mostrado mayor eficacia es la psicoterapia. Concretamente, el tratamiento cognitivo conductual presenta tasas de recuperación notablemente altas y es considerada hoy en día como la mejor intervención para tratar la hidrofobia.

Este tratamiento se basa en la exposición del sujeto a sus elementos temidos. Se expone a la persona con hidrofobia al agua de una forma gradual y controlada, con el objetivo de que vaya habituándose y se dé cuenta de que no es un elemento peligroso al que temer.

Referencias

  1. American Psychiatric Association (2013). DSM-5 Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Washington: American Psychiatric Publishing.
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