Lengua y literatura

20+ poemas de amor para enamorar y dedicar


El amor es uno de los temas principales en canciones, poemas, novelas y películas. También está el amor a la familia, a amigos o incuso a mascotas, pero el predominante es el romántico; el que se siente hacia una mujer o un hombre.

Ya sea para el Día de San Valentín, para un aniversario o simplemente porque quieres sorprenderle, a continuación encontrarás una lista de poemas de amor originales y otros de autores clásicos, como Pablo Neruda o William Shakespeare.

Poemas originales de amor

“Más allá de todo” (Juan Ortiz)

Más allá de darte rosas,

margaritas, tulipanes

quiero hacer que no te afanes,

que disfrutes cada cosa.

 

Más allá de ir a cine,

y de comer palomitas,

yo quiero que me permitas

que una cena te cocine.

 

Más allá de los bombones,

de una fiesta, una ida en carro,

quiero ahorrar, llenar el tarro

y darte casa con balcones.

 

Así soy, simple y directo,

amor extraño de encontrar,

me sentiría a todo dar

si tú aceptaras mi afecto.

  • Reflexión: un poema que expresa un sentimiento fuera de lo simple y común, y que va por lo realmente importante.

“De colores, de la mano” (Juan Ortiz)

Quiero andar de azules, verdes,

de colores, de la mano,

y mirarte, enamorado,

alucinado por tenerte.

 

Que nada sea presuroso,

no, eso es un sinsentido,

lo que ha de ser tuyo y mío

fluirá suave y poderoso.

 

Cada conversa será un mundo,

una historia en infinito,

nos verán los pajaritos

curiosos en los arbustos.

 

Ven, hermosura hecha dama,

selva, sabana, llanura,

que mi pluma se apresura

con versos de amor y flama.

  • Reflexión: el poema expresa una declaración sencilla pero hermosa, de un amor sincero que espera ser correspondido.

“Frente a frente” (Juan Ortiz)

Frente a frente en dos sillas,

ven, miraremos adelante,

parecerá un simple instante,

pero recorreremos millas.

 

Así pasa, hermosa mía,

si te veo fijamente,

tu voz rebosa mi mente,

tu rostro todo lo llena,

veo delfines, ballenas

nadando por el aire,

no hay cabida al desaire,

todo es bueno, posible,

y resulta inadmisible

decirte no, ignorarte,

verte a ti, obra de arte,

es un logro azul, divino

que celebro, yo te digo:

este amor sí te hará bien,

con mi mano en tu cien

acariciando tu mejilla,

viendo en ti al sol que brilla,

agradeceré con voz al cielo,

como hago cuando puedo

por el hecho de que estés

surcando con tus pies

enteramente en la pradera,

que en invierno y primavera

tu silueta baile libre,

te quiero así, de ese calibre,

donde andes, donde quieras.

  • Reflexión: en el poema se manifiesta un amor libre, sin ataduras que ofrece todo lo bueno y espera ser aceptado.

“Fuera de lo común” (Juan Ortiz)

Muy fuera de lo común, es cierto,

así me siento a diario al verte,

creo que esto de conocerte

ha sido un oasis en un desierto.

 

Vivía robotizado, dormido,

actuaba casi que por inercia

y al percibir tu olor, tu esencia,

se activaron mis sentidos.

 

Esta energía me lleva a sentir,

a confesarme más que amigo,

¿y qué más te puedo decir?,

me sueño de la mano contigo.

  • Reflexión: un poema corto, pero conciso que expresa un sentimiento fuera de lo común y que espera ser aceptado.

“Un mensaje inesperado” (Juan Ortiz)

El mensaje vino solo, esa tarde

que coincidimos sin acuerdos,

estabas hermosa, lo recuerdo,

y no pude hablarte por cobarde.

 

En silencios me dijiste, mirando,

sin más nada que tus ojos felinos,

que ese día cruzaríamos caminos,

y las aves confirmaron cantando.

 

Día a día sumé ánimos, fuerzas,

para escribir lo que ahora tú lees,

habla, vamos, dime lo que crees,

en ti queda que viva o me retuerza.

  • Reflexión: los versos expresan una confesión de amor por lo que se presume que es un encuentro visual especial.

“Rompiendo mis temores” (Juan Ortiz)

Haberte visto,

reconocer que algo no está bien en mí,

no ahora que me topé contigo en ese pasillo,

que tus colores tapizan mi mente por dentro.

 

Repensar la existencia,

comprender que debo hacer algo que me ayude a seguir,

a dejar de lado tu imagen recurrente,

adictiva,

entender que,

realmente,

ante esa realidad no puedo lograr nada.

 

Acercarme,

como ahora,

romper mis temores,

pedirte que escuches,

o que leas,

el camino que sea y que haga posible salir de alguna manera de esto

y asumir ante ello lo peor:

que si bien no depende de mí,

que quieras o no acompañar este sentir

significará un increíble inicio

o el triste fin de un sentir.

  • Reflexión: el poema expresa un quiebre interno luego de un encuentro inesperado con la persona amada. Al final se expresa el sentir, esperando ser correspondido.

“Acabando con mi cobardía” (Juan Ortiz)

Para detener un poco la incertidumbre,

para salir de lo habitual

y ver si se cumple al fin alguno de mis sueños,

sí,

romper la rutina

y acabar con mi cobardía,

he decidido escribirte.

 

Te hablaré de lo común que tantos, seguro,

te han dicho:

que hace tiempo no sé qué es dormir por completo una noche,

que pensarte es mi hábito mayor,

y que cuando siento algún temor,

basta ir a tu foto.

 

Sin embargo,

y sabiendo que ya sabes por dónde voy,

siento que pierdo las horas sin que te enteres de este torbellino de emociones,

y entendiendo por entero que no estás obligada a aceptar mi sentimiento,

necesitaba expresarlo.

 

Eres libre de seguir tu plenitud con o sin mí,

más yo hoy salgo de esto,

te lo entrego y aguardo,

y si corro con la suerte de ser de tu agrado,

cuán habitada de ti estará mi libertad

y cuánto descanso tendrán por fin mis labios en los tuyos.

  • Reflexión: una prosa que expresa la necesidad de mostrar el sentimiento a la persona amada, aguardando el ser correspondido.

“Hay un león en mí” (Juan Ortiz)

Porque sabes que hablar no se me da como quisiera,

me conoces,

he tomado las letras que sumen lo mejor posible lo que guardo.

 

Son años de ir y venir,

de compartir,

en la escuela,

la calle,

los caminos,

y sin esperar ha surgido un león en mí.

 

Es una bestia extraña,

dulce, atenta y sin maña,

si de hablarte, si de hacerte sentir bien se trata;

inmensa,

aguerrida si alguien pretende dañarte,

es más grande que yo,

mucho,

y hoy le he dado esta voz

para que la sepas,

para desahogar el pecho un poco,

sin importarme que me tomes por loco,

y así luego poder seguir en paz.

 

Sí,

te amo,

como lo puedes notar,

y es un torrente que va de mí a ti sin lazo alguno,

a tu mar,

y si retorna correspondido,

sabrás en vida lo que es amar.

  • Reflexión: un poema que muestra a un hombre revelando su amor a quien fuera su amiga, esperando que ella le acepte.

“Sobre un papel, como antes” (Juan Ortiz)

Sobre un papel,

como antes,

como papá y mamá coincidieron,

con el método más certero que hallé,

procedí.

 

Dudé de hablar de mí,

lo consideré incensario,

salvo expresar el calvario

que me invadió cuando te vi.

 

No supe qué decir de ti,

y es que ni te conozco,

es loco, lo reconozco,

muy extraño, verdad que sí.

 

Simplemente me asomé a la puerta

del salón aquella tarde

y pasaste incontrolable

con tu aroma, tu silueta,

quedé sin razón, sin respuestas,

ardiendo dentro de mí.

 

Supongo es amor,

mi padre lo dice,

entonces hoy quise que lo supieras.

 

No espero que me quieras,

pero si pasa, genial,

arrancarías la ansiedad,

iría contigo adonde fuera.

  • Reflexión: un poema que rescata la tradición de declarar el amor a través de las letras en papel, como antes.

“Destino” (Juan Ortiz)

Debí caer en ese salón,

compañera,

no había otra manera más hermosa

de seguir viviendo,

imposible.

 

Verte allí,

en el asiento número dos de la tercera fila

fue poesía,

directa,

concisa,

perfecta,

argumento que hoy me lleva a esta hoja,

a tus manos.

 

Yo,

aquí,

humano,

escribo cumpliendo mi turno de decir “te amo”,

sin explicación,

porque no tengo,

desbordado,

asaltado por las circunstancias,

por ti.

  • Reflexión: un poema directo, certero, que declara el amor sin tantas metáforas y que espera la respuesta inmediata de la musa.

“Me fui del mundo, soñé” (Juan Ortiz)

Me fui del mundo a tus brazos,

soñé,

y me recibías como si me esperaras hace mucho.

 

Luego de pasar horas,

semanas,

meses revolucionado por dentro,

esa visión nocturna me llevó a escribirte.

 

No soy de creer en esas cosas,

pero creo en esto que me ha complicado la vida a causa tuya,

este olvidar comer,

pero no dejar de lado tus ojos,

este descuidar mis obligaciones,

pero rememorar cada conversa.

 

Me fui del mundo a tus brazos,

eso soñé hace unos días,

y por la forma en que me recibías

me atrevo a decirte que te amo,

y espero se cumpla la profecía.

  • Reflexión: los versos expresan un amor oculto que se atreve a salir a la luz gracias a un sueño que el poeta tuvo.

“Te amo en línea” (Juan Ortiz)

Fue en un juego en línea,

¿lo recuerdas?;

estábamos en guerra,

se suponía,

pero un par de frases dieron paso

a una inesperada alegría.

 

A la semana de ser extraños

pasamos a amigos habituales,

a conversas causales

y lo normal ahora es: te extraño.

 

Quizá con esto parezca un loco,

te encuentras lejos,

a muchas horas,

pero debo decirte lo que me parte el coco,

me habita el pecho y me descontrola.

 

Te ama un gamer,

inesperado,

y sí, estoy asombrado de que esto sucediera.

 

Si bien hay millas miles que nos separan,

debía decirte,

no pude contenerme,

espero atento tu respuesta online

a este sentimiento.

  • Reflexión: una declaración de amor muy común hoy en día y que surge por un encuentro jugando en línea.

“Trasnocho en ti” (Juan Ortiz)

En esta madrugada de sábado,

mientras muchos bailan, cantan,

yo te pienso y escribo.

 

Pude ser como el chico popular que va por la que quiere y le dice,

y al día siguiente van al cine,

y son felices mientras les dure el amor,

pero yo no soy así,

no conozco ese amor de una semana,

y no se me da hablar por mis nervios.

 

Esta madrugada de sábado,

con el gato al lado,

repaso lo último que vi en tus ojos

y voy al papel para dejarme allí lo más que pueda,

me confieso,

sin medidas,

tuyo,

aunque sigas de largo y no vuelvas,

porque ya no depende de mí

y porque si no dejo escapar las letras,

esta madrugada no pasará

y ya quiero que sea lunes

para verte de nuevo.

  • Reflexión: una prosa sincera en la cual se expresa un amor hondo que no dejará dormir hasta no ser confesado.

“Pero cruzaste la acera de en frente” (Juan Ortiz)

Un colibrí estaba sobre una cayena en el porche de la casa,

yo era un comienzo apenas,

el inicio de una vida.

 

Hacía lo común,

lo de todos:

un respiro,

andar,

un vistazo,

seguir,

y así pudiera haber continuado,

pero cruzaste la acera de enfrente,

me miraste,

y no supe más del yo que había sido.

 

Desde ese encuentro,

pensarme va acompañado de tu aroma,

no me encuentro,

y creo,

sí,

que me perdí;

desde ese encuentro ando como envuelto en sortilegios,

y te veo en los caminos,

y me hallo luego sonriendo solo.

 

Amor,

le llaman los viejos del pueblo,

y no puedo refutarlos,

por eso escribo,

a ver si esto se va y se disuelve en las letras,

o si tú me lees y entiendes,

y me hallo de nuevo.

  • Reflexión: un poema que muestra el quiebre que se da cuando el amor a primera vista nos golpea la vida.

“Tú antes del café, no me lo esperaba” (Juan Ortiz)

Que estés antes del café,

es algo que no esperaba,

que preocupa…

Nada ni nadie ocupaba ese espacio,

solo sus granos me quitaban el sueño.

 

Que estés en el desvelo,

da ansiedad,

trae preguntas…

pocas cosas han estado allí,

pero ninguna me desprendía sonrisas bobas,

ni me sembraba jardines en el cuerpo.

 

Que ahora te escriba esto,

asombra…

yo,

algo más frío que una pared en invierno,

ahora soy fogata por tus ojos,

una ascua extraña sobre el camino,

algo que anda,

pero vuela,

la mitad de un todo que sabes bien

y que se hallará entero

únicamente en un beso tuyo.

  • Reflexión: el poema muestra con situaciones habituales del quehacer diario la importancia que tiene el ser amado y confiesa su sentir en la espera del beso que diga “sí”.

“Expuesto como un tejado” (Juan Ortiz)

Bajo el árbol de siempre,

sintiéndome como un tejado,

descubierto,

a la intemperie,

escribo mi confesión.

 

Soy yo,

sí,

el que ha dejado rosas en tu casa,

en tu puesto,

el de las frases en las paredes del vecindario.

 

Hoy,

luego de tanto padecerte,

aquí,

cruzado por la vida y por tu nombre,

te dejo en papel lo que siento,

los desvelos,

las ansias,

los besos inconclusos y pacientes,

las caricias,

todo…

y,

por supuesto,

la raíz imposible:

el amor.

 

Ahora,

descubierto,

aguardo la libertad,

sea cual sea:

ir contigo de la mano

o volver a mí con mis silencios.

  • Reflexión: un poema donde el autor queda expuesto ante su amada, esperando con incertidumbre su respuesta.

“Anticuado, en una hoja” (Juan Ortiz)

Quizá parezca anticuado,

pero estoy en esta hoja para ti,

vine a dejar todo aquí,

a declararme enamorado.

 

Escribirte y poner a un lado

mis temores, mi cobardía,

no fue fácil, pero este día

por fin he podido hablar.

 

Te amo, esto es lo primero

que debes tener presente,

que no es algo reciente,

no,

me sigue adentro como aguacero.

 

Pensé por mucho si actuar o no,

pero la vela de la vida se consumía,

sumé, pues, la valentía

y aquí tienes mi rendición.

 

Una mirada cómplice espero,

una puerta abierta a un beso tuyo,

no te niego que eso auguro,

pero que sea de vos el “sí quiero”.

  • Reflexión: el poema expresa una sincera confesión de amor en rimas que aguardan el sí que dé paz.

“Me diviertes, me das paz” (Juan Ortiz)

Imagino que ríes justo ahora,

y no me molesta, me encanta,

pues fue así,

con una sonrisa

como enganchaste mi mente

y mi vida.

 

Y sí,

mujer,

es una carta donde me declaro enamorado,

y aunque quiero ir al grano,

tomarte de la mano,

andar, amar, ser felices,

aquí reveló hasta mis raíces

porque en ti he hallado algo más,

me diviertes, me das paz,

y eso no me había pasado.

 

Voy por la buena vereda,

el buen camino,

no es un juego, es bien serio,

creo que tienes el criterio

para comprobarlo.

 

Mi lealtad, mi cariño, mi querer

te ofrezco,

momentos frescos con risas, chistes,

que salgamos a dar alpiste

a las aves de la plaza,

que no salgamos de casa escuchando buenos sones,

dedicarte mil canciones,

leer, vivir poesía,

eso quiero, alegría,

y por supuesto: comer bombones.

 

Aquí termino mi expresión,

solo espero tu respuesta,

ser uno en vez de dos

es lo que anhelo,

sonríe, acepta.

  • Reflexión: los versos de métrica diversa y rimas consonantes y asonantes expresan un amor que va con todo seriamente, aunque sin dejar de lado las tan necesarias sonrisas y el valor de lo común.

“Equidad por la alegría” (Juan Ortiz)

Quiero ser equitativo,

aunque no entiendas por qué,

mostrarte un poco, por una vez,

de esta alegría en que vivo.

 

Retornar a ti el sol distinto

que me saluda en la mañana,

las aves que me cantan donde voy,

las flores, su brillo,

las gaviotas extasiadas.

 

Las sinfonías, sus orquestas

en las nubes, en el parque,

la luna rosa en plena tarde

incendiada en su rubor,

los vitrales,

el resplandor de un anciano en sus inviernos,

el proceder tierno de un hijo con su madre,

el panadero sonriente repartiendo sus esfuerzos,

y la gente esperando

para ir con pan a casa,

todo esto siempre pasa

y yo andaba en mí, dormido,

pero al coincidir contigo

lo veo claro, como taza.

 

¿Y qué tienes que ver tú?,

preguntas, ahora, de seguro,

pues al verte, un conjuro,

o eso creo, no lo sé,

vino a mí de cabeza a pies

y me cambió por entero;

analicé todo, certero,

y es amor lo que cargo,

me encontraba en un letargo

y gracias a ti desperté.

  • Reflexión: los versos, además de ser una clara confesión de amor, son un paseo por las múltiples emociones y vivencias que la persona amada hace sentir.

“De la amistad al amor” (Juan Ortiz)

Después de años de tratarnos,

ayer volteé y te vi distinto,

¿qué me pasó?, insisto,

no lo sé, esto es extraño.

Lo normal era pelearnos

por pequeñeces en clases,

reírnos luego, entre frases,

ir al cine sin pensar

que algo pudiera pasar;

solo amistad era el camino,

pero hoy cambió, me vi contigo

en otro panorama,

pájaros libres en una misma rama,

ahora te veo como mujer,

y, de verdad, el qué hacer

me asusta, me intriga,

sí, yo sé que eres mi amiga,

y no te quiero perder.

 

Sin embargo, sincero y serio te digo,

asombrado por lo inesperado,

si no te expresaba mi agrado,

este amor que me rebasa,

no me hallaría ni en mi casa,

en ningún lado, es verdad,

y si no hay reciprocidad,

me dolerá, sí, pero iré libre,

consciente y pleno porque te dije

lo que me abordó de repente,

espero, pues, paciente

lo que piensas, lo que sigue.

  • Reflexión: estos versos son un ejemplo emotivo del amor que puede aparecer a partir de una amistad.

Poemas de amor de autores clásicos

“Amor y amistad” (Emily Brontë)

El amor es como la rosa del brezo silvestre,
La amistad como el árbol de acebo
El acebo es oscuro cuando florece la rosa de brezo
¿Pero cuál florecerá más constante?

La rosa del brezo silvestre es dulce en primavera,
Sus flores de verano perfuman el aire;
Sin embargo, esperar hasta que llegue el invierno de nuevo
¿Y quién va a llamar a la bella brezo silvestre?

A la sazón, con desdén el tonto ahora corona la rosa
Y te adorna con el brillo del acebo,
Que cuando diciembre arruina tu frente
Todavía puede dejar tu verde guirnalda.

“Soneto 18” (William Shakespeare)

¿Qué debo compararte a un día de verano?
Tú eres más adorable y estás mejor templado.
Rudos vientos agitan los capullos de Mayo
y el estío termina su arriendo brevemente.
A veces brilla el sol con demasiado fuego
y a menudo se vela su dorado semblante.
A veces la belleza declina de su estado,
por causas naturales o causas imprevistas.
Mas tu eterno verano, jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener la hermosura,
ni la Muerte jactarse, de haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis versos eternos.
Mientras el ser respire y tengan luz los ojos,
vivirán mis poemas y a ti te darán vida.

“Cuando vienes” (Maya Angelou)

Cuando vienes a mí, espontáneamente,
llamandome por cuartos de antaño
donde se encuentran recuerdos,

brindandome, como a un niño, un desván,
agrupaciones de muy pocas días,

bagatelas de besos robados,

baratijas de amores prestados,

baúles de palabras secretas

lloro.

“Gacela de amor desesperado” (Federico García Lorca)

La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.

“Soneto XI” (Pablo Neruda)

Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo

y por las calles voy sin nutrirme, callado,

no me sostiene el pan, el alba me desquicia,

busco el sonido líquido de tus pies en el día.

Estoy hambriento de tu risa resbalada,

de tus manos color de furioso granero,

tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,

quiero comer tu piel como una intacta almendra.

Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,

la nariz soberana del arrogante rostro,

quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas

y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo

buscándote, buscando tu corazón caliente

como un puma en la soledad de Quitratúe.

“Llevo tu corazón conmigo” (E.E.Cummings)

Llevo tu corazón conmigo (lo llevo en mi corazón)
nunca estoy sin él (tú vas dondequiera que yo voy, amor mío); y todo lo que hago
por mí mismo lo haces tú también, amada mía.
No temo al destino (pues tú eres mi destino, mi amor)
no deseo ningún mundo (pues hermosa tú eres mi mundo, mi verdad)
y tú eres todo lo que una luna siempre ha sido y todo lo que un sol cantará siempre eres tú.
He aquí el más profundo secreto que nadie conoce (he aquí la raíz y el brote del brote y el cielo del cielo de un árbol llamado vida; que crece más alto de lo que un alma puede esperar o una mente puede ocultar) y éste es el prodigio que mantiene a las estrellas separadas.
Llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón).

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