Trastornos mentales/Psicopatología

Piromanía: síntomas, causas y tratamientos


La piromanía es una alteración psíquica que se define como un trastorno del control de impulsos. Es una patología que se basa en la tendencia a la provocación de incendios; se caracteriza por la provocación de forma reiterada de incendios intencionados.

Los incendios forestales suponen una grave amenaza para el medio natural y su conservación. Anualmente se producen intencionadamente incendios que llevan consigo pérdidas graves a nivel ecológico, social y económico, poniendo incluso en peligro la vida de las personas.

En ocasiones desde los medios de comunicación y la opinión pública existe desinformación acerca de las causas de estos incendios, del perfil de personas que los realizan y de qué manera se puede hacer frente a este problema adecuadamente.

En este artículo te voy a explicar de manera detallada a qué nos referimos con ‘piromanía’, y cuáles son sus causas, síntomas y tratamientos más eficaces.

Índice del artículo

Características de la piromanía

La piromanía podría definirse como un comportamiento que lleva a un sujeto a cometer incendios por el placer o por la gratificación de hacerlos, o bien por liberar tensión acumulada.

Los incendios tiene lugar sin una motivación concreta y responden a un impulso que nace del sujeto que no puede controlar. El sujeto con piromanía mantiene funcionales sus capacidades cognitivas, su inteligencia, la capacidad de planificación.

Los trastornos del control de los impulsos, como la piromanía, se caracterizan fundamentalmente por la dificultad para el sujeto a la hora de resistirse a un impulso, motivación o tentación de llevar a cabo un acto que puede perjudicarle a él o a los demás.

De manera previa a cometer el hecho el sujeto percibe activación o tensión que se resuelve en forma de liberación o gratificación al cometer el acto. Más tarde no aparece culpa ni arrepentimiento por haberlo realizado.

Síntomas

A diferencia de otros sujetos que también producen incendios de manera intencionada, el pirómano lo realiza por la simple cuestión de fascinación por el fuego. Así encontramos síntomas:

  • Provocación recurrente de incendios intencionados por el placer o gratificación de hacerlo.
  • Fascinación y curiosidad por el fuego y todo lo que le rodea.
  • Tensión o activación emocional antes de provocar un incendio.
  • Placer, gratificación o alivio de la tensión al consumar el incendio.
  • Es habitual que participen o tengan trabajos relacionados con el fuego (por ejemplo, que participen como voluntarios a la hora de extinguir incendios).
  • Observar los efectos destructivos que provoca el fuego les produce bienestar.
  • Se ha asociado también a síntomas de tristeza o ira, dificultades para afrontar el estrés, pensamientos suicidas, conflictos interpersonales.

Causas

En antecedentes familiares de los pirómanos, se ha encontrado asociado a enfermedades mentales, trastornos de la personalidad (concretamente antisocial) y alcoholismo familiar.

Pueden encontrarse problemas familiares como ausencia de los padres, depresión materna, problemas en las relaciones familiares y abuso infantil.

También se ha asociado el hecho de provocar incendios con otras problemáticas como el alcoholismo del propio sujeto (López-Ibor, 2002). Además, muchos de aquellos que provocan incendios y no cumplen el diagnóstico de piromanía sí padecen otros trastornos mentales.

Por ejemplo, se han encontrado casos de trastornos de la personalidad, esquizofrenia o manía.

Diagnóstico

En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), encontramos la piromanía dentro del conjunto de trastornos destructivos, del control de impulsos y de la conducta.

El diagnóstico de piromanía incluye diferentes criterios en los que la persona afectada debe provocar incendios de forma deliberada e intencionada en más de una ocasión.

La persona presenta tensión o excitación afectiva antes de provocar el incendio. Son personas a los que el fuego y su contexto les fascinan, muestran mucho interés, curiosidad o atracción.

Todo ello les otorga placer, una gratificación o alivio al provocarlos o al presenciarlos o participar en las consecuencias que de ellos se derivan.

Es importante destacar que el pirómano no realiza el incendio para obtener ningún beneficio económico ni como expresión de ninguna ideología sociopolítica.

No lo hace para ocultar ninguna actividad criminal, tampoco como manera de expresar sentimientos negativos, como forma de mejorar sus condiciones de vida ni como respuesta de ninguna alteración del juicio o alucinación.

La provocación del incendio, en el caso de los pirómanos, tampoco se explica mejor por ningún otro trastorno de la conducta, por ningún episodio maníaco o por un trastorno de la personalidad antisocial.

Curso y pronóstico

Es bastante desconocido cómo cursa y qué pronóstico tiene esta patología. Algunos estudios indican que parece comenzar durante la infancia. Sin embargo, otros más recientes (Roncero, 2009), indican que es más frecuente en varones y suele iniciarse durante la adolescencia o inicio de la edad adulta.

La edad de incidencia máxima suele darse alrededor de los 17 años. Cuando el inicio tiene lugar durante otros periodos, como la adolescencia o la adultez, el incendio suele tener un carácter destructivo.

Se ha asociado el inicio de la patología con situaciones de cambios y crisis personales o vitales y el impulso parece suceder de manera episódica.

En relación al pronóstico, si el paciente es capaz de trabajar las verbalizaciones en terapia, el pronóstico será mejor. Sin embargo, si se asocia a problemas de discapacidad intelectual o alcoholismo, será peor.

Suele complicarse por las consecuencias legales que tiene la provocación del incendio.

Tratamientos

Tradicionalmente se había tratado la piromanía desde el punto de vista psicoanalítico, de manera que se mostraba difícil la intervención dado que el paciente rechazaba el hecho de asumir que era responsable y usando la negación.

Terapia conductual

Desde las terapias más conductuales se ha utilizado la terapia aversiva, el refuerzo positivo y el castigo, la saciación y las fantasías estructuradas operantes con esfuerzo positivo.

El tratamiento para la piromanía abarca la terapia de modificación de conducta. Puede resultar complicado ante la falta de comprensión del problema y la ausencia de demanda de ayuda en muchas ocasiones.

La persona puede ser consciente de lo peligroso de su conducta así como de lo inadecuado, pero dado que no se arrepiente ni se reprocha nada, difícilmente solicitará ayuda para cambiar.

Control de impulsos y psicoterapia

Es imprescindible trabajar el control de impulsos, el autocontrol. El role-playing puede ayudar también en la resolución de conflictos.

El enfoque debe incluir la psicoeducación, las habilidades de resolución de problemas, aprendizaje en estrategias de comunicación interpersonal y manejo de emociones difíciles como la ira, así como reestructuración cognitiva.

Pueden ser adecuadas también las técnicas de relajación, el trabajo de autoestima y autoimagen, así como las habilidades sociales. En algunos casos pueden combinarse la psicoterapia con la farmacoterapia para tratar la falta de control de impulsos.

Referencias

  1. American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5).
  2. Aniceto del Castillo, J. J. (2008). Psicología criminal: ¿incendiario o pirómano? Claves para la determinación de la piromanía como causa de los
    incendios forestales. Instituto andaluz interuniversitaruo de Criminología.
  3. Doley, R. (2003). Pyromania. Facto or Fiction? British Journal of Criminology, 43(4) 797-807.
  4. Grant, J., Won, S. (2007). Clinical characteristics and psychiatric comorbility of pyromania. Clinical Psychiatry, 68(11), 1717-1722.
  5. Moisés de la Serna, J. Piromanía. Mente y emociones. Web consultas.
  6. Moreno Gea, P. Piromanía. Humanidades.
  7. Roncero, C., Rodríguez-Urrutia, A., Grau-López, L., Casas, M. (2009). Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos. Actas Españolas de Psiquiatría, 37(4), 205-212.
  8. Soltys, S. M. (1992). Pyromania and Firesetting Behaviors. Psychiatric Annals, 22(2), 79-83.