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Jirafa: características, hábitat, reproducción, alimentación


La jirafa (Giraffa camelopardalis) es un mamífero rumiante que forma parte de la familia Giraffidae. Su característica principal es un largo cuello, cuyas vértebras cervicales se encuentran alargadas. Este es utilizado en los combates entre los machos y para alcanzar las hojas del dosel de los árboles.

Además, todo su cuerpo tiene un patrón de manchas marrones, naranjas o pardas, que destacan sobre un fondo claro. En la parte superior de la cabeza posee dos osiconos, que son unas protuberancias de carácter óseo, cubiertas de piel y pelaje.

Sus patas son robustas y largas, siendo las anteriores un poco más largas que las posteriores. La jirafa tiene dos pasos: caminar y galopar. Cuando camina, mueve al unísono las patas de un lado del cuerpo, para luego hacer lo mismo con las del otro lado.

Al galopar, las patas posteriores se desplazan alrededor de las anteriores, antes de que estas avancen. Para mantener el impulso y el equilibrio, el animal mueve el cuello y la cabeza hacia atrás y hacia adelante.

Giraffa camelopardalis es oriunda de África, donde habita en sabanas y bosques abiertos. En algunas regiones, las poblaciones de esta especie han disminuido, por lo que se encuentran en peligro de extinguirse.

Índice del artículo

Características

Termorregulación

Las jirafas tienen una temperatura interna de 38°C, y el hecho de que habiten en ambientes cálidos implica que han desarrollado adaptaciones que les permiten mantener su temperatura corporal interna. Esto garantiza que todas sus funciones vitales puedan llevarse a cabo de manera eficaz.

En la termorregulación influyen diversos factores, como las características anatómicas, fisiológicas y los comportamientos de la especie. La forma delgada y larga de su cuerpo incrementa el área de superficie para el intercambio calórico, sin que esto aumente de manera proporcional su masa metabólica.

Así mismo, los osicones están altamente vascularizados, por lo que pueden funcionar como órganos termorreguladores. También, la anatomía nasal y el sistema respiratorio de la Giraffa camelopardalis se combinan para ocasionar pérdida de calor, a través de la evaporación respiratoria.

Según algunas investigaciones, la piel de la jirafa contiene numerosas glándulas sudoríparas activas. Estas son de mayor tamaño en las manchas que en cualquier otra parte del cuerpo. Si a esto se le suma la anatomía de los vasos sanguíneos en esos parches, podría sustentarse la teoría que sostiene que estas zonas corporales funcionan como ventanas térmicas.

Comunicación y percepción

Para demostrar dominio, la jirafa puede realizar conductas muy diferentes. La diferencia entre estas podría estar asociada a la distancia que se encuentre del oponente. Así, si la amenaza está lejos, el mamífero rumiante podría caminar con la cabeza erguida, para parecer más grande.

Por el contrario, si el oponente se encuentra cerca, la jirafa colocará su cabeza baja, de tal manera que el cuello quede paralelo al suelo, como en posición de lucha.

También, podría asumir una postura amenazante al arquear y mantener tenso su cuello. Contrariamente, para demostrar sumisión, posiblemente baje su cabeza, para aparentar ser más pequeña.

Vocalizaciones

Giraffa camelopardalis es una especie considerada como silenciosa, y pocas veces emite sonidos. Sin embargo, durante la época de apareamiento y cría suelen ser bastantes vocales. Por ejemplo, los machos emiten una fuerte tos y las hembras braman para llamar a sus crías. Los jóvenes vocalizan maullidos y resoplidos.

Los especialistas señalan que la jirafa puede captar e identificar el infrasonido. De esta manera podrían detectar las señales de advertencia ante un peligro, como por ejemplo un desastre natural. Debido a esto, podrían comunicarse en tonos bajos, que no son escuchados por el oído humano.

Otros sonidos que emplea son los ronquidos, gemidos y silbidos. En el caso de que una jirafa esté asustada, puede resoplar o gruñir, para advertir a sus compañeros del peligro.

Cuello

Giraffa camelopardalis es la especie que posee el alargamiento cervical más largo dentro de los rumiantes. El cuello de la jirafa tiene un doble papel, tanto alimentario como en la lucha intraespecífica de los machos. Además, facilita la navegación de esta especie en los ríos.

Así mismo, mientras se desplaza, esta estructura se balancea, cambiando así el centro de gravedad del cráneo. De esta manera, los fluidos corporales se movilizan con mayor facilidad por el organismo.

El alargamiento de las vértebras cervicales le otorga a este mamífero un amplio rango alimenticio. Así, pueden consumir especies vegetales que se encuentren a niveles bajos de su cuerpo, a la altura de sus hombros y a una altura superior a los 5 metros.

Particularidades

Los investigadores opinan que como resultado del estiramiento cervical las vértebras C3-C7 están homogeneizadas. De esta manera, la ubicación del tubérculo dorsal es la misma en dichas vértebras. Además, este permanece en perfecta alineación con el tubérculo ventral.

Aunado a esto, la jirafa posee un tubérculo dorsal extra. Así, el área de inserción muscular aumenta, proporcionándole un mayor soporte al largo cuello.

Así mismo, el T1, debido a diversas modificaciones vertebrales, funciona como el C7. Tiene un soporte adicional de los músculos torácicos y de las costillas, lo que es beneficioso para el mantenimiento de la masa corporal del cuello.

Visión

Según los trabajos investigativos de las características del ojo, los especialistas señalan que la jirafa posee un excelente sentido de la vista. En este sentido, el volumen del ojo aumenta de 33 cm3, que tiene al nacer, hasta 65 cm3 cuando alcanza su etapa adulta.

En cuanto a la longitud focal, va de 40 a 48 milímetros, una vez que el animal ha culminado su desarrollo. Otro dato importante es que el área de la retina se incrementa notablemente desde el momento del nacimiento, cuando tiene 3000 mm2. Una vez maduro, el animal posee 4320 mm2.

Recién nacida, el eje orbital de la jirafa es de 73°, con un campo visual monocular, mientras que, con la edad, el ángulo del eje se vuelve más agudo, de 50°, y su visión se vuelve binocular.

De esta manera, los ojos de la Giraffa camelopardalis son unos de los más grandes entre los ungulados. Aunado a esto, poseen un mayor campo de la retina. Ambas características, entre otras, sustentan la excelente visión de esta especie.

Tamaño

La jirafa es uno de los mamíferos más altos a nivel mundial. Los machos suelen ser de mayor tamaño que las hembras. Así, estas pueden llegar a medir 5,17 metros de alto, alcanzando un peso de 1.180 kilogramos.

La mayor altura registrada en un macho fue de 5,88 metros, desde sus osiconos hasta el suelo. El ancho de los hombros es de 3,3 metros y el cuello mide aproximadamente 2,4 metros de largo. Con relación al peso, pudiera ser de 1.930 kilogramos.

A pesar de tener un cuello y unas piernas largas, el cuerpo de la jirafa es corto. La cría recién nacida mide 2 metros de altura, desde los hombros hasta el suelo. Además, suelen pesar entre 50 y 55 kilogramos.

Cara

A ambos lados de la cabeza se encuentran los ojos, que tienen un gran tamaño. Debido a que la cabeza se encuentra a una gran altura, tiene una excelente visión del ambiente que la rodea.

Con respecto a sus fosas nasales, puede cerrarlas para evitar que entren algunos insectos, como las hormigas. También impiden el paso de la arena, en el caso de una tormenta o una fuerte brisa.

Piel

La piel tiene una coloración grisácea, y además, es gruesa. De esta manera, no sufre daño cuando la jirafa corre entre las plantas espinosas.

Una característica que distingue a este mamífero ungulado, es el olor desagradable del pelaje, que pudiera tener una función sexual, ya que en los machos es mucho más fuerte que en las hembras.

En el pelo se alojan, entre otros, dos sustancias odoríferas: el 3-metilindol y el indol. Dichos alcaloides se producen de manera natural en el tracto digestivo, por la acción del metabolismo bacteriano.

También, los especialistas han identificado en el pelaje otros compuestos, como el benzaldehído, el octano, el heptanal, el ácido hexadecanoico y el p-cresol.

La función de estos elementos es antiparasitaria y antimicrobiana, debido a sus propiedades fungistáticas y bacteriostáticas en contra de algunos agentes patógenos de la piel. Así mismo, pueden actuar como repelentes de varios artrópodos ectoparásitos, como las garrapatas.

Características del pelaje

A todo lo largo del cuello, la Giraffa camelopardalis tiene una melena, compuesta de pelos erectos y cortos. Al final de la larga cola tiene un largo penacho, que utiliza como mecanismo de defensa contra los insectos.

En cuanto al pelaje, tiene manchas oscuras, que pueden ser de color castaño, naranja, marrón o negro. Pueden ser pequeñas, medianas o grandes, con bordes lisos y definidos o borrosos. Estas se encuentran separadas por cabellos claros, de color crema o blanco. A medida que envejecen, pueden tornarse más oscuras.

Dicho patrón podría servir de camuflaje, contra los contrastes de sombra y luz de las sabanas. La piel que se encuentra debajo de los parches oscuros pudiera servir para la termorregulación, debido a que allí se encuentran glándulas sudoríparas y complejos sistemas de vasos sanguíneos.

Cráneo

Para aligerar el peso del cráneo, este presenta múltiples senos. No obstante, a medida que el macho va envejeciendo esta estructura ósea se vuelve más pesada. Esto pudiera ser una ventaja en los momentos de combates con otros miembros de su especie.

Así mismo, los machos tienden a acumular calcio en el área frontal. Esto origina un bulto, que se va haciendo más prominente al pasar los años.

Osiconos

En ambos sexos se evidencia la presencia de unas estructuras prominentes, con forma de cuernos, llamados osiconos. Estos se originan a partir de la osificación del cartílago y se encuentran cubiertos de piel y pelos.

Además, están altamente vascularizados, por lo que pudieran ser importantes en el proceso de la termorregulación. Así mismo, los machos lo utilizan durante las peleas.

La apariencia de los osiconos es utilizada para identificar el sexo. La hembra y la cría los tienen delgados y con pelos en la parte superior. Por otra parte, los del macho son más gruesos y terminan en unas especies de perillas. Así mismo, carecen de mechón.

Al nacer, las crías ya tienen estas estructuras, pero son planas y no están unidas al cráneo. De esta manera, se evitan posibles lesiones durante el proceso del nacimiento.

Extremidades

Las patas anteriores son aproximadamente un 10% más largas que las posteriores. Aunque tiene una pelvis corta, el ilion se extiende en la parte de los extremos superiores. Con relación al cúbito y el radio de las extremidades anteriores, se articulan por medio del carpo, que hace las veces de la rodilla.

La pata mide aproximadamente 30 centímetros, con una pezuña de 15 centímetros en el macho y 10 centímetros en la hembra. La Giraffa camelopardalis carece de glándulas interdigitales y de espolón.

Circulación

El sistema circulatorio está adaptado para funcionar de manera eficiente, algo fundamental en este animal de gran altura. El corazón, que puede pesar más de 11 kilogramos, tiene paredes gruesas, siendo su frecuencia cardíaca de 150 latidos por minuto.

En el momento que el animal baja la cabeza, la sangre es retenida por la retícula mirable, ubicada en la zona superior del cuello. De esta manera, se evita el flujo de sangre hacia el cerebro. Cuando eleva el cuello, ocurre una contracción en los vasos sanguíneos. Así la sangre se dirige al cerebro, oxigenándolo.

Origen evolutivo

Los antepasados ​​de la Giraffa camelopardalis posiblemente pertenecieron a la familia Palaeomerycidae, que evolucionó en la región sur de Europa, hace alrededor de 8 millones de años.

De estos paleoméridos se originaron los Antilocapridae, por medio de la subfamilia Dromomerycidae, y de las dos subfamilias de las jirafas, Canthumerycidae y Climacoceratidae. A este último grupo pertenece la jirafa extinta Sivatherium sp y Bohlinia sp.

Debido al cambio climático, los miembros del género extinto Bohlinia, se desplazaron a China y al norte de la India. En estas regiones evolucionaron en algunas especies de jirafa, pero debido a grandes cambios ambientales, se extinguieron hace 4 millones de años atrás.

De igual forma, la jirafa llegó a África a través de Etiopía, hace 7 millones de años. Este grupo sobrevivió a las variaciones del clima, al ambiente inestable y a los cambios geológicos.

Así, se irradió, produciéndose diversos linajes que culminaron con el G. camelopardalis. Este, desde África Oriental, se dispersó hasta su actual rango. Los fósiles de esta especie aparecieron por primera vez al este del continente africano, hace un millón de años atrás.

Proceso evolutivo

Uno de los factores que dio paso al proceso evolutivo fue el cambio en la vegetación, que se inició alrededor de 8 millones de años atrás, en la India y al noreste de África. Así, los extensos bosques se transformaron en regiones abiertas.

De esta manera, las plantas tropicales fueron reemplazadas por las áridas, emergiendo un bioma de sabana. Este nuevo hábitat, conjuntamente con las variaciones en la alimentación, desarrolló la capacidad de adaptación de las especies, surgiendo nuevos linajes.

En estos evolucionaron varias características distintivas, que pudieron haber ocasionado modificaciones genéticas, lo que pudo conllevar posiblemente un proceso evolutivo. Con respecto a esto, las manchas del pelaje del G. camelopardalis pueden estar asociadas a dichos cambios.

El cuello

El alargamiento del cuello se inició desde temprano en este linaje. Comparando a las jirafas con sus ancestros, las evidencias sugieren que aquellas vértebras que se encuentran cercanas al cráneo fueron las primeras en estirarse. Luego siguieron las que se ubican debajo de estas.

En los primeros años el siglo XIX, Lamarck propuso la hipótesis que el cuello largo de la jirafa era un factor adquirido. Según dicho planteamiento, el cuello se fue alargando a medida que estos mamíferos se esforzaron por comer hojas que estaban en las ramas altas de los árboles.

Sin embargo, según las investigaciones actuales, la extensión de las vértebras cervicales es el producto de la selección natural planteada por Darwin.

Así, aquellas jirafas que poseían un cuello de mayor longitud tenían una mayor ventaja alimentaria. De esta manera pudieron sobrevivir y reproducirse, transmitiendo así sus genes a la descendencia.

Antepasados

Canthumeryx es considerado como uno de los primeros antecesores de la jirafa. Su registro fósil fue encontrado en el actual territorio de Libia, donde presumiblemente vivió durante el Mioceno temprano. Se presume que era delgado, de tamaño mediano, con una apariencia similar al antílope.

En el subcontinente de la India, hace 15 millones de años, se localizó el Giraffokeryx. Parecía una jirafa de tamaño pequeño, con un cuello más largo que el okapi y osiconos parecidos a los de las jirafas. Esta especie pudo haber conformado un clado con Bramatherium y Sivatherium.

Las especies Palaeotragus, Samotherium y Shansitherium vivieron en Eurasia y África, 14 millones de años atrás. Estos poseían osiconos desnudos, localizados sobre un cráneo ancho. Debido al gran parecido físico del Paleotragus con el okapi, muchos investigadores concuerdan en que pudo haber sido su antecesor.

Por el contrario, la anatomía del cuello del Samotherium puede ser un enlace de transición. En este sentido, sus vértebras cervicales tenían una estructura y longitud intermedia entre el okapi y la jirafa.

Un antepasado directo pudo ser el género Bohlinia, que vivió al sureste de Europa. Sus extremidades y cuello eran largos. Además tenía osiconos y su dentadura era muy similar a las jirafas modernas.

Hábitat y distribución

Giraffa camelopardalis es un mamífero nativo de África, que se encuentra principalmente al sur del Sahara, en Natal y en el área sur de Transvaal. Sin embargo, se ha extinguido en diversas regiones, como ha ocurrido en Burkina, Eritrea, Faso, Guinea, Mauritania, Mali, Senegal y Nigeria.

En la actualidad se distribuye en 18 países africanos, habiendo sido reintroducida en tres: Swazilandia, Ruanda y Malawi. En Sudáfrica, esta especie ha sido introducida en Senegal.

Las jirafas que habitan en África occidental están restringidas al suroeste de Níger, donde se encuentran categorizadas, por la IUCN, dentro del grupo en peligro de extinguirse.

En África Central, se encuentran en Camerún, Chad, República Centroafricana, Sudán del Sur y República Democrática del Congo. África oriental constituye el hogar de 4 subespecies, de las cuales 3 viven en Kenia. También habitan en grandes extensiones de Tanzania y al sureste de Etiopía y Somalia.

Al sur de África, la población de jirafas habita en Zambia, Luangwa, Angola, Mozambique, Botswana, Namibia y Sudáfrica. En esta región se han realizado reintroducciones del Giraffa camelopardalis, en las reservas forestales protegidas de la zona.

Hábitat

Las jirafas tienen la capacidad de adaptarse a una gran variedad de hábitats. Así, puede vivir en lugares que van desde biomas de desierto hasta sabanas y bosques. En las tierras secas y áridas donde habitan, prefieren aquellas zonas ricas en vegetación, especialmente de acacias.

No obstante, durante la estación seca, varían las especies que ingieren. Los géneros más comunes en esta época son Boscia, Faidherbia y Grewia.

Así mismo, en los pastizales donde habitan, pudieran encontrarse algo alejadas de los ríos, lagunas o lagos. Esto es debido a que requieren poca cantidad de agua para vivir.

Un aspecto importante es la amplitud de los espacios geográficos que ocupan. Las jirafas prefieren las zonas abiertas, que a menudo comparten con diversas especies. Sin embargo, entre estas no existe la confrontación por los alimentos, con la excepción de que comience a escasear.

Así mismo, los espacios libres le permiten a la jirafa visualizar a sus depredadores, aunque estos se encuentren a una gran distancia. También, si están pastando, pueden huir rápidamente, cuando la amenaza las acecha.

No obstante, también pueden aventurarse a zonas boscosas con una densa vegetación, en búsqueda de mayor follaje.

Parques Nacionales

En África, existen numerosas áreas protegidas, donde la Giraffa camelopardalis está resguardada bajo el amparo de leyes regionales y nacionales. En Kenia se encuentran los Parques Nacionales Lago Nakuru, Tsavo este y la reserva natural de Samburu.

Uganda cuenta con la reserva de Murchison Falls y en Sudáfrica está el área ecológica nacional de Kruger. Así mismo, Tanzania tiene los Parques Nacionales de Manyara y Mikumi y en Namibia se encuentra la zona forestal de Etosha.

Peligro de extinción

La IUCN está en constante vigilancia de las diversas poblaciones de jirafas y de sus subespecies. Esto es debido a que, en algunas regiones, las especies han aumentado, mientras que en otras existe un notable decrecimiento y otras se han mantenido estables.

Sin embargo, actualmente las subespecies Giraffa camelopardalis antiquorum y Giraffa camelopardalis camelopardalis están en grave peligro de desaparecer.

Amenazas

Existen diversos factores que influyen en la disminución de la población de la jirafa. El principal de estos es la fragmentación del hábitat. Esto se debe a que el hombre ha deforestado los bosques, con la finalidad de construir en estos ciudades y centros agrícolas.

También, los eventos naturales, como las prolongadas sequías, incrementan la posibilidad de los incendios forestales. Esto ocasiona la pérdida de los ecosistemas, afectando directamente en el desarrollo de las jirafas.

Otro factor relevante es la caza ilegal. Su carne es utilizada por los pobladores locales en la elaboración de platos. El penacho de pelos que tienen en la cola es empleado para espantar insectos, como las moscas. También lo emplean en collares y pulseras.

Con relación a la piel, es usada en la construcción de tambores y sandalias. Los tendones se usan como cuerdas de instrumentos musicales. También, algunas partes del cuerpo son empleada en la medicina tradicional.

En Uganda, el humo que produce la quema de las pieles sirve en el tratamiento de las hemorragias de la nariz. A partir de la médula ósea y del hígado, se produce una bebida conocida como Umm Nyolokh, que causa alucinaciones.

Acciones conservacionistas

Las medidas conservacionistas incluyen el adecuado manejo y protección del hábitat, por medio de la aplicación de leyes y de iniciativas conservacionistas particulares.

Las jirafas se encuentran sujetas a la protección legal en cada región donde habitan. De esta manera, las naciones han establecido áreas protegidas, y los entes privados destinan parte de sus granjas para salvaguardar a esta especie.

Los programas educativos, de conservación y de sensibilización han facilitado la reinserción de numerosas jirafas. Así, en África meridional y oriental, un gran número de estas especies han repoblado algunos de sus antiguos hábitats.

Taxonomía

– Reino Animal.

– Subreino Bilateria.

– Filum Cordado.

– Subfilum Vertebrado.

– Superclase Tetrapoda.

– Clase Mamífero.

– Subclase Theria.

– Infraclase Eutheria.

– Orden Artiodactyla.

– Familia Giraffidae.

– Género Giraffa.

– Especie Giraffa camelopardalis.

Reproducción

La madurez sexual, en ambos sexos, puede alcanzarse cuando llegan a los 5 o 6 años, siendo la edad promedio para el primer parto alrededor de los seis años y medio.

Las hembras son poliestrosas, no estacionales. A diferencia de la gran mayoría de los ungulados, las jirafas pueden aparearse en cualquier época del año. No obstante, la mayor frecuencia reproductiva ocurre durante la temporada de lluvia.

En cuanto a esto, la receptividad de la hembra se encuentra limitada a uno o dos días en el ciclo reproductivo, que tiene una duración de aproximadamente dos semanas.

Cortejo y cópula

Los machos pueden identificar el estado reproductivo de las hembras. Así, podrían centrar su esfuerzo de búsqueda y apareamiento en aquellas hembras que están aptas para aparearse, reduciendo los costos metabólicos.

Los machos analizan frecuentemente la orina de las hembras, para así determinar el estro. Cuando el macho detecta a una hembra en celo, inicia el cortejo, momento en el cual mantiene alejado a los subordinados del grupo.

Algunos de los comportamientos del cortejo consisten en lamer la cola de la hembra, colocar su cuello y cabeza sobre esta o empujarla con sus osiconos.

Durante la copulación, el macho se levanta sobre sus dos patas posteriores, elevando la cabeza. A la par, apoya las extremidades anteriores a los costados del cuerpo de la hembra.

Gestación

La gestación dura entre 430 a 490 días, siendo el segundo proceso de este tipo más largo entre los mamíferos terrestres. Generalmente las jirafas son uníparas, dando a luz una cría que pudiera pesar de 50 a 70 kilogramos.

El estro se observa nuevamente de dos a tres semanas después del parto. Esto puede indicar que la Giraffa camelopardalis tiene un estro post parto. Si durante dicha etapa la hembra no se aparea, puede entrar en una fase de anestro lactacional.

El parto ocurre de pie. Primero aparece la pantorrilla de la cría, seguida de la cabeza y las patas anteriores. Cuando cae al suelo, la madre corta el cordón umbilical. La hembra ayuda al recién nacido a levantarse y luego de pocas horas, el joven puede correr.

Alimentación

La alimentación de la Giraffa camelopardalis se basa principalmente en flores, hojas, frutos y vainas de semillas. Diariamente puede llegar a ingerir un aproximado de 74 kilogramos de material vegetal. En aquellas zonas donde el suelo tiene alto contenido de sal o de minerales, también suele comer tierra.

Aunque prefiere las hojas frescas de acacia, también come las de Mimosa pudica, Prunus armeniaca, Combretum micranthum y Terminalia harrisonia. Así mismo, consumen Lonchocarpus, Pterocarpus cassia, Grewia, Ziziphus, Spirostachys africana, Peltophorum africanum y Pappea capensis.

Los especialistas señalan que la predilección por la subfamilia Acacieae y los géneros Terminalia y Commiphora y Terminalia es debida a que estas plantas son una importante fuente de proteínas y calcio, que contribuyen con el adecuado crecimiento de la jirafa. También pueden incluir en su dieta pastos, frutas y arbustos, sobre todo aquellos que son jugosos, pues le aportan agua al organismo.

En la estación húmeda, la comida abunda, por lo que este mamífero rumiante se encuentra disperso en el hábitat. Por el contrario, en el verano suele reunirse alrededor de los árboles de hoja perenne.

El punto más alto de alimentación es durante el amanecer y el atardecer. El resto del día, en especial durante la noche, realiza la rumia.

Aparato digestivo

La jirafa tiene una lengua prensil, que mide alrededor de 45 centímetros de largo. Es de un tono negro violáceo. La utiliza para agarrar las hojas y para asear sus fosas nasales. El labio superior también es prensil y está cubierto de pelos, para evitar que se lastime cuando la planta tiene espinas.

En cuanto a la dentición, los caninos e incisivos son largos, mientras que los premolares y molares son de tamaño reducido.

Esta especie posee unos fuertes músculos esofágicos, que le permiten regurgitar los alimentos, desde el estómago hasta el cuello y la boca, donde realiza la rumia. Así mismo, tiene cuatro estómagos. El primero está especializado para una dieta rica en celulosa, una molécula de difícil digestión.

Los intestinos pueden llegar a medir más de 70 metros de longitud, mientras que su hígado es compacto y grueso. Generalmente, durante la etapa fetal cuentan con vesícula biliar, órgano que suele desaparecer antes del nacimiento.

Proceso alimenticio

La jirafa utiliza su largo cuello para forrajear en el dosel de los árboles. Sin embargo, también puede tomar las ramas bajas con su boca y lengua, ayudándose con un movimiento de la cabeza, que contribuye a arrancarlas.

Aunque los árboles de acacia tienen espinas, las muelas las aplastan. Como animal rumiante, la jirafa primero mastica la comida y luego la traga para continuar con la digestión. Posteriormente, el bolo alimenticio es llevado nuevamente a la boca, donde es regurgitado.

Comportamiento

Social

Las jirafas exhiben un complejo patrón social, caracterizado por la variabilidad en la composición de los subgrupos. Así, mientras que las madres y sus crías se juntan de manera estable, los machos tienden a vagar solos. Sin embargo, eventualmente, estos podrían formar pareja o unirse a hembras jóvenes.

Los que están en etapa juvenil, participan en peleas y podrían formar una agrupación de solteros o de hembras adultas y jóvenes.

Estos mamíferos establecen lazos sociales a largo plazo, pudiendo formar asociaciones regulares, basadas en el sexo o por parentesco. Así, suelen organizar comunidades dentro de una gran comunidad, donde generalmente se encuentran segregados por sexo.

Esta especie no es territorial, pero los rangos de su hogar podrían variar dependiendo de las lluvias y de la proximidad a las áreas urbanizadas.

Defensa

La jirafa macho usa su largo cuello como arma en combate, comportamiento que se conoce como “estrangulamiento”. De esta manera, trata de establecer el dominio, que le garantice, entre otras cosas, el éxito reproductivo.

En un combate de poca intensidad, los machos se frotan y apoyan sus cuellos uno con el otro. El que logra mantenerse el mayor tiempo erguido es el ganador.

Otra situación que ocurre es el combate activo. En este, los animales extienden sus patas anteriores y se balancean sobre ellas, mientras intentan golpearse con los osiconos. El poder del golpe va a depender, entre otras cosas, del peso del cráneo. Este comportamiento puede durar hasta 30 minutos.

La mayoría de las veces estos encuentros causan lesiones de gravedad, que en ocasiones pueden ocasionar heridas en el cuello, en la quijada o hasta la muerte.

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