Biología

Síndrome del edificio enfermo: señales, causas y soluciones


El síndrome del edificio enfermo (SEE) designa a un conjunto de síntomas que puede presentar un porcentaje considerable de las personas que viven o trabajan en interiores de edificios. En 1982 la Organización Mundial de la Salud reconoció al SEE como afectación importante a la salud de las personas.

Este síndrome ocurre cuando se produce una concentración elevada de contaminantes, como compuestos químicos, material particulado y microorganismos, por acumulación y ventilación defectuosa, sin evacuación total y renovación del volumen interno de aire de los espacios interiores de construcciones.

El síndrome del edificio enfermo es un problema multifactorial, pues en este inciden: el diseño arquitectónico, la ventilación, la ingeniería relativa a tipo de materiales de construcción e instalaciones, el mantenimiento y los hábitos de los ocupantes del espacio interior considerado.

Entre los hábitos que generan este síndrome, se encuentran: la ventilación ineficiente, el uso de estufas, calefacción y calentadores de agua de combustibles fósiles, uso de insecticidas, sustancias limpiadoras agresivas a la salud, la acumulación de polvo, muebles de maderas compuestas, el hábito de fumar de los ocupantes, entre otros.

Índice del artículo

Señales para el diagnóstico del síndrome del edificio enfermo

Los ocupantes de un edificio enfermo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentan algunos o varios de los siguientes síntomas:

Síntomas respiratorios

  • Irritación de garganta, rinitis, tos, ronquera.
  • Dificultad para respirar; asma.
  • Incidencia elevada de infecciones respiratorias y resfriados.

Síntomas oculares

  • Irritación de los ojos.

Síntomas dermatológicos

  • Sequedad de la piel y mucosas, escozor.
  • Eritemas y erupciones cutáneas.

Otros síntomas variados con presencia de hipersensibilidad inespecífica

  • Dolores de cabeza, náuseas, mareos y vértigos, fatiga o cansancio mental, letargia.
  • Puede presentarse además, exacerbación de enfermedades preexistentes como asma, sinusitis y eczemas.

Como puede observarse es una sintomatología variada y compleja, pues proviene de diferentes efectos actuando simultáneamente sobre el organismo.

Causas que generan un edificio enfermo

En los ambientes interiores de un edificio enfermo, se concentran los contaminantes del aire exterior. Adicionalmente, pueden generarse otros contaminantes dentro del edificio. Por esto, una deficiente ventilación favorece el problema del síndrome del edificio enfermo.

Las causas que generan el síndrome del edificio enfermo se pueden agrupar en:

Contaminantes químicos

Entre los contaminantes químicos, se pueden mencionar:

Monóxido de carbono (CO)

En ambientes interiores la concentración de monóxido de carbono (gas inodoro e incoloro) puede incrementarse por causa de la quema incompleta de gas doméstico, carbón, leña, kerosén u otro combustible carbonado en cocinas, calefacción interior y calentadores de agua.

Otra causa de aumento de la concentración de CO en ambientes interiores es la costumbre de “calentar” los motores de los automóviles en los garajes y estacionamientos contiguos, por encendido a tiempos prolongados e innecesarios.

Cuando el monóxido de carbono es inhalado a través del aire que respiramos, pasa a la sangre donde forma un complejo con la hemoglobina llamado carboxihemoglobina, que no es capaz de transportar el oxígeno a las células.

La exposición a altas concentraciones de CO causa dolores de cabeza, fatiga, inconciencia y puede provocar la muerte. El riesgo para los fumadores es mucho mayor ya que, al inhalar mayores cantidades de CO durante el consumo de tabaco, tienen de manera crónica un 3% de su hemoglobina inactiva, formando carboxihemoglobina.

Formaldehido

El formaldehido (H2C=O) es un gas de origen orgánico y uno de los más importantes contaminantes de espacios interiores. En el aire exterior aparece en concentraciones mínimas (traza), puesto que es un intermediario estable en la oxidación de metano (CH4) y de compuestos volátiles orgánicos.

En espacios interiores de edificaciones las concentraciones de formaldehido pueden ser considerables por emisiones provenientes de humo de cigarrillos y de materiales industriales que contienen resinas de formaldehido.

Estas resinas son empleadas como adherente en maderas compuestas, aglomerados de cartón-madera, espumas aislantes de poliuretano, tapicería y alfombras.

El formaldehido utilizado en la producción de estos objetos se libera durante años en forma de gas libre, generando irritación ocular, nasal, de garganta y dermatológica, dificultad para respirar, incremento de enfermedades respiratorias, alergias y asma, hasta cáncer.

Otros compuestos orgánicos volátiles (COV´s)

Este grupo de compuestos incluye la gasolina, el kerosén, soluciones limpiadoras, solventes de pinturas, entre otras, que se evaporan fácilmente y resultan tóxicas. En este grupo se incluyen los insecticidas contra mosquitos e insectos rastreros, que se usan en forma de aerosoles.

Varios trabajos de investigación reportan decrecimiento de la capacidad de la memoria, de la destreza manual, de la discriminación de colores y de la agudeza visual, en trabajadores de fábricas con altos niveles de concentraciones de COV´s.

Emanaciones provenientes de limpiadores domésticos

Los vapores de los limpiadores domésticos contienen cloro, hipoclorito de sodio e hidróxido de sodio, sustancias que son altamente corrosivas e irritantes de las vías respiratorias.

Dióxido de nitrógeno

Las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) en ambientes interiores que tienen cocinas o estufas, calentadores de agua y calefacción que funcionan con combustibles carbonados, suelen ser mayores que las del exterior. Las altas temperaturas de la llama favorecen la oxidación del nitrógeno del aire a NO2.

El NO2 es un oxidante soluble en agua y es precursor químico del ácido nítrico, por lo que es irritante del sistema respiratorio humano. Se ha observado que altos niveles de este gas pueden afectar algunos procesos sensoriales como la sensibilidad a la iluminación y la adaptación a la luz.

Humo del tabaco

El humo ambiental del tabaco (HAT) contiene miles de compuestos químicos, muchos de ellos cancerígenos. Entre sus componentes se pueden mencionar: la nicotina, el alquitrán, benceno, benzopireno, tolueno, formaldehido, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, metales tóxicos como plomo, cadmio y el cromo, entre otros.

Partículas suspendidas

Las partículas suspendidas son una mezcla de diferentes partículas sólidas y aerosoles suspendidos en el aire. Se pueden apreciar como humo (hollín), polvo o niebla, y son capaces de adherir a su superficie o disolver algunos o todos los demás contaminantes.

Las partículas de diámetro menor de 10 μm, denominadas PM10, son las de mayor impacto sobre la salud humana, pues pueden ser inhaladas.

Radón

El radón es el gas noble más pesado; en las condiciones ambientales es un gas monoatómico, químicamente inerte. El radón se desintegra en secuencia radiactiva en polonio, plomo y bismuto. El polonio (218Po y 214Po) emite partículas α de alta energía, radiactivas, que producen daño en las células y cáncer de pulmón.

La fuente mayoritaria de radón en espacios interiores proviene de la filtración desde el primer metro de profundidad del suelo penetrado por los cimientos de las construcciones; entra a las edificaciones a través de grietas en el concreto de los cimientos en los sótanos.

Asbesto

Con la palabra asbesto se designa a seis silicatos naturales, de estructura fibrosa. El asbesto se emplea como aislante térmico, como aerosol en material retardante de fuego en construcciones y telas, aditivo para aumentar la resistencia del cemento en techos, como revestimiento de frenos de automóviles, y en cañerías.

El uso del asbesto se ha reducido, pues se ha descubierto que es cancerígeno para los seres humanos. Las fibras delgadas de asbesto penetran fácilmente los tejidos pulmonares y causan un tipo especial de cáncer de pulmón, después de años de exposición.

Contaminantes biológicos

Se ha reportado que el aire de los espacios interiores de edificios contiene microorganismos como bacterias, hongos, virus y ácaros.

Las bacterias más comunes en los ambientes interiores son las pertenecientes a los géneros Staphylococcus, Micrococus y Bacillus. Entre las especies fúngicas más comunes se reportan las de los géneros Penicillium, Aspergillus y Cladosporium.

Por otra parte, los ácaros son arácnidos diminutos (tamaño entre 0.1 a 0.5 mm) del polvo doméstico, que se alimentan de escamas de piel humana (dermatófagos).

Factores físicos

La ventilación, la temperatura interior, el grado de humedad, la iluminación y el ruido, son factores físicos importantes a considerar en el diagnóstico del edificio enfermo.

Las mezclas de todos los contaminantes mencionados, además de la existencia de factores físicos adversos, pueden tener efectos aditivos, sinérgicos o antagónicos, sobre la salud humana.

Soluciones

Entre las posibles recomendaciones para solucionar el síndrome del edificio enfermo, podemos mencionar las siguientes:

-Ejecutar diseños arquitectónicos con optimización de la ventilación y aporte mínimo de aire entre 10 a 20 L/s. por persona. En lugares donde no se ha realizado lo anterior, se recomienda ventilación mecánica para reforzar la ventilación natural, así como la limpieza y mantenimiento de equipos de ventilación, evitando la recirculación del aire.

-En centros de atención de salud y hospitales, se recomienda el uso de filtros HEPA (del inglés: High Efficiency Particulate Air filters) y flujo laminar del aire.

-Acatar las recomendaciones de la OMS para mantener la calidad del aire, donde se establecen valores límite de concentraciones para 28 compuestos químicos orgánicos e inorgánicos.

-Usar filtros de carbón activo, material de alta absortividad, que retiene en su gran superficie activa a muchos contaminantes COV´s.

-Usar detectores de monóxido de carbono, los cuales son económicos y se instalan fácilmente, y acatar la normativa ambiental de no fumar en espacios interiores.

-Usar materiales de construcción no contaminantes y eliminar el uso de asbestos, así como evitar usar muebles, espumas aislantes o tapicería que contengan formaldehido.

-Restringir el uso de limpiadores domésticos peligrosos. En algunos países el uso de hipoclorito de sodio solo está permitido en hospitales como desinfectante.

-Limpiar frecuentemente ambientes interiores para remover partículas de superficies y pisos, aunado al uso insecticidas naturales, como extractos de algunas plantas (albahaca, menta).

Referencias

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